—¿Por qué te dejaron ir? ¿Pedirán algo a cambio de nuevo, como cuando hicieron a Galathéia prisionera?

Elyon negó con la cabeza, y aunque le molestaba recordar ese momento, tenía que explicarlo.

—Lyn rogó porque me dejaran ir...

Azhryl soltó una risa atónita.

—¿Y lo abandonaste? ¡Felicitaciones, Elyon!, eres el mejor amigo y guardián que pudiera existir en todos los tres reinos.

Con la cabeza baja, Elyon aceptó la culpa. Se había dejado llevar por el enojo del momento, pero era justo lo que Lyn quería.

—¡No quería abandonarlo! —prometió—. Pero comenzó a decir muchas cosas extrañas sobre él y yo, y me enfadé con él y me fui... Ya sé que lo que hice fue imperdonable, y puedes llamarme estúpido las veces que quieras, Az... —suspiró con dolor en su pecho—. De seguro, nada de lo que dijo era real, y yo lo dejé...

No obstante, vio a Vega negar, silenciosa.

—Entonces al fin te lo dijo... —murmuró triste, y sobre todo preocupada. Lyn era la persona más obstinada que jamás hubiera conocido, por lo que tuvo que haberse visto acorralado para hacer algo así.

Sin embargo, al ver a Elyon, no se sentía segura de si debía aclarárselo.

—¿Vega...?

La guardiana maldijo en sus adentros, y pidió que en donde sea que Lyn estuviera, la perdonara.

—Es verdad, Lyn siempre te amó a ti...

Elyon y Azhryl se miraron, seguros de que pensaron en la misma cosa a la vez, pero solo el rubio se atrevió a objetar.

—Lyn y tú estuvieron juntos —respondió, como si fuera la prueba irrefutable de que mentía. Además, sabía que Vega no fue la única relación que tuvo Lyn, pero sí la más seria.

Sin embargo, su compañera le respondió con una mirada de ironía muy dolorosa. No era algo de lo que a ella le habría gustado hablar jamás.

—Sí, y sin querer hicimos algunos vínculos y así lo supe —explicó, cruzándose de brazos, segura de que era de lo más obvio—. ¿Nunca se han dado cuenta de que ese idiota se rehúsa siempre a vincularse hasta con nosotros?

—Pero duraron mucho tiempo... —murmuró Elyon inseguro. No podía imaginarse en el lugar de Vega, pero no habría aguantado fácilmente si supiera que Galathéia pensaba en otra persona mientras estaba con él. Incluso, se sentía culpable de alguna forma, por haber truncado su relación.

Vega desvío la mirada, en tanto acomodaba un mechón de cabello detrás de su oreja.

—Le pedí que estuviéramos juntos aun así —pronunció con nervios, segura de que sus compañeros la juzgarían. Sobre todo, Azhryl—. ¡No quería que se enteraran de que las cosas no funcionaron tan pronto! Creí que se burlarían de mí, o buscarían culpables, y él aceptó también porque quería olvidarte a como diera lugar, pero supongo que no pude ayudarlo... —suspiró—. No hay rencores, Ely...

«Menos mal...», pensó el pelinegro, aún incómodo.

Sin embargo, Azhryl miraba pensativo a Vega por todo lo que contó.

—¿En serio fuiste capaz de permanecer en una relación que no funcionaría solo por temor a lo que diríamos? —inquirió, arqueando las cejas. Vega percibió enojo en él, a pesar de que lo que en realidad le molestaba, era que su compañera perdiera su tiempo en algo así, cuando él podía haberle correspondido como se lo merecía desde siempre.

Almas de cristalWhere stories live. Discover now