Remolino mental.

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Alguien tocó la puerta, invadiendo la gran vista que tenía Jeno; Ver a Nana concentrado en escribir algunos apuntes de alguna tarea que recordó.

— Abriré. —Estiró sus brazos y se levantó casi corriendo ya, pues escuchó un nuevo toque.

Jeno sólo asintió algo disgusto por una nueva presencia e interrupción.

— ¿Quién... —Entrecerró sus ojos. —...eres?

— ¿Aquí se encuentra Lee Jeno? —Dijo evitando la reciente pregunta lanzada por Jaemin.

Y el presente echó una mirada por encima de los hombros de Jae, al interior del cuarto, encontrándose a un Jeno en reposo.

— Déjeme pasar, necesito hablar con Lee. —Aquél chico con traje gris, hizo un gesto para poder pasar pero Jaemin antes volteó a ver a Jeno para conseguir su permiso. Éste último asintió.

— Excelente... —El chico elegante abrió paso.

— ¡Hola! —Sonrió de lado a lado. — Mi nombre es Jeong-hee, tu padre me mandó a monitorear tu presentación y que todo salga de lo mejor. Puedes ver acá. —Dicho lo último, le mostró datos personales como buenas reseñas de personas y las órdenes del Sr Lee.

— ¿Mi padre te mandó? —Una pesadumbre se desbordó en su rostro.

— Sí, varios artistas quedaron maravillados por cómo les habló de ti, así que debes empezar a practicar, es demasiado importante para tu carrera. Te prometo que con mi ayuda, será imposible que falles.

— Mi papá no puede hacer esto.

— ¿De qué hablas?

— Él dijo que yo no...—Su respiración se agitó. —Basta, ¿Puedes irte? En un rato más iré hacia ti, por favor, déjame solo ahora.

— Claro. No olvides este acuerdo, Jen. Nos vemos, te mandaré un mensaje. —Le guiñó. —Vamos tú también. —Quiso empujar a Jaemin fuera del lugar.

— ¡No! Él se quedará conmigo. —Jaemin se safó del agarre del más alto. Y en cuanto se fue, cerró la puerta.

Jeno estrujó las sábanas que se encontraban encima de él y se sentó en el borde de la cama. Luego comenzó a golpear con sus nudillos la orilla del escritorio pequeño que estaba a lado.

— ¡Espera, Jeno! ¿Qué haces? —Apartó su manos.

— Desquitando mi enojo...¡Por dios! Maldito sea él y todos ellos. —Las lágrimas amenazaban por salir y rodar por sus mejillas.

— No es esa la manera correcta, ¿Qué te hizo tu padre para que lo trates de esa manera?

Y no contestaba, sólo miraba un punto fijo en el suelo, pero su mirada estaba llena de rabia.

— Primero quiero que me contestes una pregunta. —Se arrodilló frente a él y apoyó su mano izquierda en su rodilla y con la libre, desvió su mentón hacía él para que Jeno pudiera verlo y prestarle atención.

— ¿Qué? —Tensó su mandíbula, de verdad sentía tanto coraje en ese momento, quería romper todo y llorar, llorar de frustración, estrés. No tenía idea de lo que estaba haciendo ni lo que estaba por hacer.

— Por lo que entendí... esto es una tipo oportunidad para cantar enfrente de varios artistas y críticos importantes. Esto te abrirá muchas puertas pero... ¿Estás dispuesto a hacerlo?

— No sé, Jaemin, no sé... no tengo nada que mostrar, siento que yo... no pued —Un sollozo interrumpió su oración.

Jeno intentó contenerse, retener esas lágrimas, ahogar ese llanto utilizando respiraciones profundas pero al lanzar aquel chillido no pudo detener las olas que caían sobre él.

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