River levantó un hombre, fingiendo inocencia.

—Me da que eso es una peculiaridad tuya. Tú lo has dicho, tú lo empleas.—Le dio un toque en la frente. —Pero, lo siento, Te quedarás con la duda.

Miller sonrió y luego simuló embestidas a un lado de la pierna de River. Este sintió su miembro pero no le incomodó, había suficiente confianza como para hacer eso y no sentirse extraño.

—¡Por favor, dejame sentirte una vez, Scott! Hazme tuyo.—Gimió.

River lo empujó riéndose.

—¿Qué tienes? ¿15 años?

Miller se reía entre dientes.

—¿Por qué? ¿Te gustan jóvenes?

River miró al frente y se percató de que Cole los miraba de una manera extraña. No podía decir si con asco o con vergüenza ajena.

El rubio se sintió algo avergonzado. Una escena así no se suponía que tenía que verla Cole. Él trataba por todos los medios no parecer juvenil e infantil a su lado, pero ahora con tal comportamiento, ¿qué pensaría Cole?

—No. De hecho me gustan mayores.—Respondió y acto seguido se puso en camino hacia el pelinegro.

Cole se percató de que se acercaba a él y se pasó una mano por el cabello.

River inconscientemente hizo lo mismo.

—No pienso preguntar qué estabais haciendo.—Cole se cruzó de brazos mirando fijamente a River.

¿Había sido un día? River sentía que no había visto aquellos ojos verdes ni escuchado esa voz en semanas.

—Oye.—Saludó con una pequeña sonrisa. No se la contagió a Cole y fue una lástima, él quería verle sonreír.—Solo era otro de mis admiradores que quiere que lo haga mío.

Cole alzó las cejas.

—¿Tú también quieres que te haga mío?—Preguntó River tocando su cuello con un dedo.

Cole no se apartó como si quemara así que River lo interpretó cómo que Cole ya se estaba acostumbrando a su toque.

—Oh, por favor, hazme tuyo.—Dijo Cole con una voz aburrida.

Si Cole tenía la intención de terminar con la broma, le había salido mal, porque algo en River tembló y de pronto quería salir de aquel salón de la Base y llevarse a Cole con él.

River miró alrededor, nadie parecía estar observando así que posó toda su mano sobre la nuca de Cole. Sintió cómo este se estremecía y observó cómo pasaba su lengua por los labios.

—No te creo.—Se acercó a su oído y habló lentamente.—Tal vez si me lo dices desnudo, temblando y debajo de mí, te creeré y te juro que te haré completamente mío.

Cole se negó a mirarlo. Y River se negó alejarse, el olor a Cole le relajaba y le producía una sensación de gozo.

—Scott...—Murmuró, de pronto un deje nervioso en su voz se hizo presente.

—¿Sí?

—Aléjate.

River abrió los ojos.

—Perdón.—El rubio frunció el ceño.

Hum, bien. Estaba de acuerdo que no era correcto lo que había hecho. Estaba mal. Había momentos y momentos.

Cole miró de arriba abajo a River antes de desviar la mirada.

—Anoche no viniste a casa a dormir.—Empezó a caminar.

River tarareó mirando los pasillos.

No había vuelto porque supuso que ya que los altos cargos habían dado el permiso de volver a su habitación, Cole tampoco querría que regresara a casa.

Último sentimiento (4)Where stories live. Discover now