Ellos habían sido criados como primos. No importa cuán lejos Cole se apartó de River, ante los ojos de Mateo, Sian y los padres de River, ellos lucían como primos. Dios santo, si exageraban, incluso hermanos.
Posiblemente,  para ellos, River y Cole eran tan hermanos como los hijos de Sian para él, aunque realmente fueran sus sobrinos.

¿Qué pensarían ellos?

Cole se alarmó.

¿Cómo podría ir a una reunión familiar y verles los rostros? ¿Cómo podría hablar con el gemelo de quien consideraba su padre, sin recordar que su hijo sabía cómo hacerle venir e incluso él mismo sabía lo que River decía o qué cara ponía cuando se corre?

Cole se sintió peor.

Sentía que estaba arruinando a una familia.

Ni siquiera la arruinó cuando eran niños con el rechazo hacia River y ahora lo iba a conseguir con tal acercamiento.

Por si no fuera suficiente, se suponía que él era el adulto. Y ni siquiera sabía como reaccionar. Por el contrario, River se mostraba tan tranquilo y suelto que Cole le envidiaba.

¿River estaba tan acostumbrado a  encuentros casuales? ¿Tanto que no le importaba estar con alguien mayor a él y que era de su familia?

Los jóvenes eran increíbles.

Cole miró a River.

Él sílbaba mientras esperaba que Cole terminase con su ataque paranoico y dejara de comerse la cabeza.

Era tan...Increíble. River daba ese aire de serenidad, autoridad y seguridad que empezaba a entender por qué sus compañeros le trataban con tanto respeto y le admiraban.

Oh. ¿Ahora resultaba que empezaba a mirar a River con otros ojos? No.

Simplemente era un niño rico que también necesitaba sentirse superior incluso en el ejército. Que todos estuvieran a su alrededor y pendientes de él.

Pero, ¿qué pensaría él de todo esto? ¿Realmente le daría igual? ¿Solo veía  a Cole como un método de darse placer?

Él quería preguntar, pero se abstuvo por vergüenza.

Nunca había sido bueno con las palabras. Y no lo sería ahora con River.

—¿Vamos?

Los ojos de River se posaron en él una última vez antes de abrir la puerta.

No es que Cole pensara que él mismo se viese mal o diferente, pero sentía que algo en él delataba que habían hecho algo indecente en la sala de reuniones. En cambio River se encontraba impoluto y perfecto, su ropa ajustada, su rostro sonriente y  su cabello dorado colocado.

Cole frunció el ceño. Él juraba que  había revuelto su pelo mientras...

Debía estar hecho un desastre también.

No lo estaba.

—No quiero dejarte solo.—Se cruzó de brazos el rubio.

Cole le miró de reojo mientras salían.

Se sintió como un criminal. Tenía la sensación de que realmente los soldados que pasaban por ahí podían saber lo que habían hecho.

Era un poco paranoico y nervioso.

Eso le pasaba por hacer cosas que no debía. Sabía que estaba fuera de las cosas morales y éticas.

¿Sexo en el trabajo? ¿Qué tenía? ¿25?

Uh. Ni River tenía esa edad. Maldición.

No habría una próxima en el trabajo.

Hum.

Último sentimiento (4)Where stories live. Discover now