Capitulo 36

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Harry estuvo melancólico los días siguientes, pues no habían podido viajar a Londres por el percance de Louis y ahora tendría que esperar hasta julio para poder volver a casa y abrazar a su madre y a su hermana, las cuales se habían decepcionado mucho al enterarse, además de preocuparse, ya que Harry se había negado a decir la razón real por la que el viaje se había cancelado. Había pasado ya cerca de una semana de esa llamada cuando el rizado ya se encontraba en la cocina preparando la cena de noche buena, negándose completamente a terminar comiendo pizza como Louis había sugerido.

Harry nunca había preparado una cena de ese estilo solo, pero sí que había ayudado a su madre en muchas ocasiones, así que sabía qué hacer. Niall ya se había marchado a Londres y le había mandado una foto de él junto a su árbol de navidad después de haberlo interrogado como un detective sobre su actual situación con Louis, ya que después de lo que había sucedido se había quedado muy preocupado por su amigo, tanto, que había planeado no viajar pero Harry había negado en seguida argumentando que él estaba bien al igual que Louis, que la situación de ambos iba mejorando cada vez y que no era necesaria su presencia. Eso último había sido algo exagerado, pues en realidad, Harry estaba seguro de que si su amigo no hubiera partido, la navidad en su departamento hubiera sido mucho más feliz de lo que estaba siendo.

-¿Esta bien así? – pregunto Louis sacándolo de su pensamientos, mostrándole un bol lleno de papa aplastada para el puré de papa. Harry se acercó hasta el alfa y reviso la textura de la pasta de papa.

-Parece que sí ¿Puedes picar ahora el cebollín por favor? – Louis se había ofrecido ayudarlo después de que el rizado declaro sus intenciones de hacer una cena elaborada y Harry estaba indeciso en si aceptar el apoyo que su alfa le ofrecía, pues el mejor que nadie sabía de la poca experiencia que tenía el ojiazul cocinando, pero había resultado una excelente idea y descubrió que Louis no era tan malo en la cocina cuando le decían que hacer.

-¡Lo hare! – dijo con entusiasmo y se encamino hasta el refrigerador para sacar su nuevo ingrediente. Apenas si habían pasado un par de semanas desde el incidente de Louis, pero podía percibir con claridad un antes y un después. Louis se había vuelto una persona acomedida en todo lo que Harry intentara hacer, por pequeño que fuera y aunque en un principio le había gustado tener algo de ayuda con James, se estaba volviendo asfixiante y se sentía culpable de añorar el día en que tuviera que volver a clases y pudiera darle su espacio, pues ahora la única parte de la casa que podía considerar como suyo era su habitación, debido a que Louis nunca entraba ahí.

El trato que tenían entre ellos seguía siendo distante, pero al menos, ya no se distanciaban físicamente por tiempos largos, y los síntomas del lazo distante cada día iban menguando en Harry. Ambos seguían siendo cordiales entre ellos y parecía que poco a poco se iban acostumbrando a la presencia del otro nuevamente, pasando más tiempo en el mismo espacio.

Al final del día la ayuda de Louis había terminado muy valiosa, ya que Harry había terminado la preparación del pavo en tiempo y ahora se relaja un poco en la tina con agua caliente, pues este había decidido que quería quitarse el sudor del cuerpo ocasionado por la cocina y cuando Louis se ofreció a bañarse con James, había decidido que era su oportunidad para tomar una ducha larga como hacía mucho tiempo no se daba el tiempo. Por su parte Louis se divertía con su cachorro en la tina, pues le había comprado uno de eso collares inflables para bebe y lo dejaba sobre el agua mientras hacía caras que a james le causaban mucha gracia. Para cuando Harry salió vestido quizás más elegante de lo que debía para una cena en su casa en la que los invitados eran solo él mismo y su pequeña familia, se encontró con un escenario sacado directamente de una comedia romántica. Louis había apagado todas las luces y había puesto velas y flores por todo el lugar, el mismo se había vestido igual de elegante que Harry y se había encargado de hacer lo mismo con su pequeño hijo. Harry sonrió sin poder creer lo que veía ¿en qué momento es que Louis había comprado todo eso? El rizado se acercó a la mesa con un Louis sonriendo de oreja a oreja recorriendo la silla para él.

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