Sed de Poder

Capítulo 60

—Me iré contigo, pero deja a todo el pueblo en paz, te juro que estaré contigo...

Hasta la eternidad.

Mi declaración desata una serie de gritos desgarradores por parte de Damen, para mi suerte, Henry, tiene toda su atención sobre mí y decide ignorar sus gritos ofensivos.

—Ahora no todo se trata sobre ti, mi vida. Mientras estamos aquí, muchas personas están muriendo, queremos todo el reino para nosotros, y tú, tú serás mi mayor recompensa, me trajiste aquí, tú misma me pediste a gritos que te sacara de aquí.

Mi actuación se viene abajo, y le contesto muy enojada, todo lo que le he querido decir en este tiempo —No quería verte de nuevo por el resto de mi vida, mucho menos me percaté de que me seguías desde las penumbras, y nunca vas a tener a alguien que te ame —Soy interrumpida por una sonora bofetada por parte del ayudante, también me jala de los cabellos y me arrastra al centro de la habitación.

Henry me acecha, caminando en círculos alrededor de mí—Sera mejor que cierres esa hermosa boquita, porque muy contento no estoy contigo. Mandaste a matar a mi papá, lo sé, uno de los hombres que te acompañó a casa de los ancianos decrépitos, fue quien lo mato.

Me volteo a la ventana, con el único objetivo de ignorarlo, y provocar mi muerte, algo más fácil que la tortura que me espera si me llega a llevar.

Primero se asoma un cuervo, luego dos y pronto ya no se pueden ni contar.

Una sonrisa aparece en mi rostro, una genuina, sé lo que significan los cuervos.

Llaman a la puerta y los dos secuestradores se ponen en guardia, Henry se acerca a ella, mientras que su ayudante se dedica a ponerme un cuchillo en el cuello.

Cuando Henry abre la puerta, una mano se estrella directo a su mejilla, y los cuervos entran revoloteando, con las garras extendidas, listas para rasguñar, como puedo, me zafo del de cuchillo y es entonces cuando es atacado por los cuervos y me encuentro con tres caras conocidas.

Edward está encestándole golpe tras golpe a Henry, Aris corre hasta Damen y Lea se acerca a mí, le da un golpe en la cabeza al ayudante —¡La tengo Aris! — Grita Lea, y me toma de la mano, y corta mis ataduras, para jalarme corriendo a la puerta.

Antes de salir, me fijo en Damen y Edward, cuando noto que están golpeando a Henry, me da mucha satisfacción y salimos corriendo por el pasadizo.

Salimos a la habitación, y paro para respirar un poco, Lea y Aris me esperan. Para salir al pasillo, primero Lea abre la puerta y se asoma para ver que no haya alguien que nos impida el escape, con una seña nos hace salir, y lo hacemos corriendo.

Sigo a Lea que es la que corre por delante, me quiere sacar a través del bosque, en donde seguramente se está desatando la verdadera lucha, aquí solo se encuentran pocas personas, de las cuales pasamos desapercibidas, porque están ocupados en pelear por sus vidas.

Cuando damos vuelta en el pasillo que da a una puerta cerca del bosque, nos encontramos con cuatro matones. Inevitablemente, las tres nos ponemos en posición para iniciar la pelea.

— ¡Váyanse, yo los detengo, tienen que escapar rápido! — Nos grita Aris, pero mantiene su vista en Lea. Ella asiente, y me jala para que sigamos corriendo.

Antes de dar vuelta en el pasillo, le hecho un último vistazo a Aris, y lo que mis ojos ven, es como se convierte en una imponente víbora negra.

Salimos ya a la entrada del bosque, y en un golpe de realidad, me doy cuenta de que estoy olvidando algo muy importante; a Idy—Mi bebé, Lea, mi bebé — Le grito a Lea y ella también se queda pensativa.

No tenemos que decirnos más para darnos media vuelta, y regresar para encontrar a mi pequeña Idy.

No hay forma de saber en dónde está, Lidia se la llevó, entonces solo corremos esquivando a las personas, y golpeando a los que se interpongan.

A lo lejos veo como a Cédric lo están rodeando, pero no podemos hacer nada para ayudarlo, no hasta que tenga a Idy en mis brazos.

Nos seguimos abriendo paso, a base de golpes y regreso la mirada a Cédric para cerciorarme de que esté bien. Es entonces cuando noto el bulto que carga entre su brazo y que está peleando con una sola mano.

Él tiene a Idy—¡Lea! ¡ Cédric la tiene! — Grito desesperada.

Nuestro objetivo cambia, y pasamos a pelear contra todos los que rodean a Cédric para poder abrirnos paso, cuando llegamos a él, rápidamente me pasa a Idy a mis brazos y seguimos encestando golpe tras golpe.

Mi pequeña está llorando a máxima potencia, tiene hasta la cara llena de manchas rojas, cosa que solo le sucede cuando no para de llorar.

Lea golpea a la mayoría y yo solo me defiendo de los que se me acercan, Cédric por su edad ya no tiene mucha condición para poder defenderse bien.

Parece que vamos a lograr zafarnos de esta circunstancia, pero llega una bola de personas corriendo en dirección a nosotros, la adrenalina se me sube a tope y me preparo para seguir defendiéndome, aunque parece que ahora no saldremos victoriosos.

—¡Tienen que irse, yo los detendré! —Nos grita Lea desesperada, para después doblarse y convertirse velozmente en una víbora muy parecida a la de Aris, enorme e imponente.

Tomo la iniciativa al ver cómo se nos acercan los matones, y salgo corriendo hacia la misma dirección a donde me había sacado Lea antes, Cédric me sigue casi a la par.

Mientras nos acercamos al bosque, percibo en mis fosas nasales un olor raro, como si algo se estuviera quemando y cuando llegamos, mis ojos no pueden creer lo que está pasando, el bosque este prendido en llamas, aun son pocas, pero dentro de poco, será imposible pasar por aquí.

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