Capítulo 53

276 72 15
                                    

Aún no amanece cuando ya estoy haciendo todas las maletas para llevar todo lo necesario y más, para ir con mis viejitos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Aún no amanece cuando ya estoy haciendo todas las maletas para llevar todo lo necesario y más, para ir con mis viejitos.

Finalmente los voy a ver, después de mucho tiempo de estar pensándolos, y añorándolos, mínimo han pasado once meses desde la vez que nos despedimos.

Empaco unas joyas de más, para dejarles algo con lo que puedan apoyarse, después de mi retorno.

Termino todo, y me baño, después me pongo un vestido rosa sencillo y por primera vez me doy cuenta de que me siento feliz y medio libre, el nacimiento de mi Idy me liberó, del cansancio, de cosas que rondaban por mi mente, pero la felicidad no llegó con ella.

Ser mamá no estaba en mis planes, y aun así luche por ella, pero sé que con el tiempo seremos felices ella y yo, a pesar de eso no pienso tener malos tratos con ella, ni mucho menos, voy a ser lo que hubiera querido que fueran conmigo.

Antes de salir del cuarto, veo que Damen aún no se despierta, y me debato sobre despedirme o no, termino dándole un casto beso en la boca y susurrándole agradecimientos.

Voy por mi bebé y en el camino ordeno que lleven todo mi equipaje al carruaje, Lea ya está esperando, junto a la nana y mi pequeña Idy en sus brazos sigue dormitando.

También me voy a despedir de Lily, ella ya en esta hora debe estar preparando el desayuno, al entrar a la cocina ella me sonríe, y me entrega una canasta llena de comida, pues según dice es necesario para todo el viaje, le agradezco con un abrazo y noto que aun trae su ropa para dormir, se despertó aún más temprano para prepararnos esa canasta.

Cuando salgo al recibidor, ya todos están esperando mi orden para salir, y ahí también está Damen, con una enorme sonrisa.

Hace la seña para que todos suban al carruaje, y cuando subo yo, me susurra— Si rompes tus promesas también rompes mi corazón.

Cierro la puerta con una sonrisa que lo tranquiliza y el carruaje emprende el camino, dos guardias robustos son los que dirigen el carruaje, mientras que uno viene en la parte de atrás, espero no sufran de frio, pues es muy fría la madrugada.

Los tres irán rotando lugares, hasta que lleguemos a mi anhelado destino.

Según el tiempo estimado, es un viaje de dos días, por la tarde abro la canasta y saco todo lo que envió Lily, por un momento pasa por mi retorcida mente, apartar poco para mi pequeña Idy y comerme todo, pero detengo esos pensamientos y me pongo a repartir equitativamente entre todos los que estamos en este viaje.

Ya en la noche, llegamos al poblado que recuerdo vagamente, lo que no olvido, es como me trató aquella señora a la que le pedí posada, ella misma me echó por la noche, mientras llovía y por su culpa casi muero.

— Quiero ir a una posada, dormiremos ahí, te iré dando las indicaciones— Grito mientras asomo la cabeza por la puerta del carruaje.

No pienso hacer nada malvado con esa señora, solo quiero ver su cara cuando llegue en este fino carruaje y con todas estas personas, nos va a tratar muy bien, hasta que empiece a recordarle lo que me hizo.

Gracias a mis indicaciones, llegamos sin contratiempos, personalmente bajo yo a tocar la puerta, a pesar de la negativa por parte de Lea.

La señora tarda en abrirnos la puerta, pero en el momento en el que lo hace, primero nos inspecciona a todos con la mirada, antes de preguntarme qué es lo que necesito.

— Necesito posada para seis personas — Solicito altivamente.

—No tengo espacio suficiente.

—Le pagaré muy bien—Contesto y veo cómo sus ojos resplandecen, al darse cuenta de que caí fácilmente en su trampa, pues ella sabe que muy pocas personas dejarían entrar a desconocidos a su casa, y piensa que estamos desesperados por entrar, así como yo lo estuve.

—Pasen, la cena esta sobre la mesa, obviamente por un costo adicional.

Su comentario me da risa, esta señora quiere sacarnos todo el dinero que pueda.

Uno de los guardias que vino para cuidarme, insiste en quedarse en el carruaje, pero yo también insisto en que se meta a descansar, casi le ordeno que se meta y duerma en una cama, pero si algo le llegara a pasar a nuestro carruaje no me lo perdonaría.

A la mañana siguiente, todos despertamos temprano y la señora lo primero que hace es pedirme su pago.

—¿Recuerda a una joven, asustadiza que corrió en medio de una noche lluviosa? —Le pregunto de repente.

Y la señora niega, tendré que hacer que lo recuerde— Espero que la recuerde bien por el resto de su vida, porque esa noche casi muere—Mientras más digo, más palidece la señora, y es cuando me doy cuenta sabe quién soy y ya se acordó de mí.

Saco unas cuantas monedas de mi bolsa y se las aviento —Así como le aventó a ella sus cosas—Digo con un toque de odio, y ordeno que todos suban al carruaje.

Nos vamos todos, y la señora no dice ni una palabra, solo recoge las monedas que arrojé al piso.

Cuando nos acercamos al pueblo de Dahey y Felipe, pido parar en la iglesia; aquella que hizo que encontrara a Dahey, solo entro para recordar aquel día, y a los minutos seguimos nuestro camino.

Antes de llegar les ordeno que bajemos a comer y así lo hacemos, todos entramos a un pequeño lugar donde venden comida y pido una mesa para todos, me doy cuenta de que se me quedan viendo raro, ya que durante todo el viaje me he mostrado amable, y todos a excepción de Lea, solo conocían mi faceta de tirana—Pidan todo lo que quieran.

Me hacen caso y a pesar de que comemos en silencio, el ambiente se aligera.

Cuando acabamos, subimos de nuevo al carruaje y al poco rato llegamos a la pequeña casita en la que fui muy feliz.

Con mucho nervio, ordeno que aguarden en el carruaje, mientras toco la puerta en la espera de poder ver de nuevo a Dahey.

_____________________________________________

_____________________________________________

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Sed de PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora