Sed de Poder

Capitulo 17

Al llegar a la casa, el caballero baja de su caballo, para tocar la puerta desesperadamente, seguramente mi apariencia es igual a como me siento, o sea, mal.

Dahey abre la puerta con una cara de susto, espantada simplemente por cómo la estaba tocando.

El caballero me baja de su corcel y también me metió a la casa cargando, dejándome recostada en el sillón, es alguien sumamente fuerte. «Seguramente es uno de los grandes caballeros de los señores poderosos de estas tierras».

—Me pueden explicar, ¿Qué es lo que está pasando aquí? —Solicita Dahey enojada, y viendo al caballero como si lo quisiera degollar.

—Lo siento, todo esto, es mi culpa. La señorita aquí presente, se me atravesó en el camino, mientras estaba en el pueblo, y mi caballo chocó con ella, haciendo que se cayera — Declara el caballero, pidiéndole disculpas a Dahey, seguramente piensa que soy su hija— Y se golpeó en la cabeza, cómo podrá notar — Señala mi cabeza.

El que señale una parte especifica en mi cabeza, hace que toque, para sentir por mí misma que todo está en su lugar, tengo un enorme chichón en la parte trasera de mi cabeza.

«Estoy segura de que se ve peor que como se siente, es enorme»

—Nada de disculpas señorito, necesito que me traigas, hierbas para poder bajarle el dolor y la inflamación que tiene, cuando tengas todo regresa — Dahey sigue con su tono de voz, acusador — Acompáñame a la cocina para que te haga una nota con todo lo que necesito.

Ellos se van a la cocina, dejándome acostada en uno de los sillones de la sala, y me doy cuenta de que he entrado en una especie de shock, intento hablar y no puedo. Empiezo a entrar en pánico gracias a esto, pero me relajo pensando en que será pasajero, culpando al golpe en la cabeza.

Me duermo en un intento desesperado de calmar el dolor de cabeza.

Al rato después de despertar, llega el caballero, con muchas hierbas para que puedan curarme.

—Gracias, y lo siento, no me di cuenta de que estabas pasando por ahí—«¡Siiii!, ya puedo hablar».

—Yo lo siento también, digamos que fue un error de los dos, tú por no fijarte y yo por no poder detener a mi caballo—Sonrió y logró hacerme sentir mejor.

—Bueno, ¿Por lo menos puedo saber el nombre del que hizo esto en mi cabeza? — Rio, señalando la enorme hinchazón en la parte trasera de mi cabeza.

—Galán, su nombre es Galán — Se burló de la cara que hice para no reírme del absurdo nombre que tiene este pobre hombre.

—Galán?, está curiosito tu nombre.

—¿Mi nombre?, ¡Ése no es mi nombre, es el de mi caballo!, preguntaste el nombre de quien hizo ese enorme chichón en tu cabeza — Señaló otra vez, la protuberancia en mi cabeza aguantándose las carcajadas, lo noto porque sus ojos se cierran y se muerde el labio.

—Mi nombre es Edward, Edward Viperon, para servirte...—.

—Darah.

—Para servirte Darah, otra vez, lamento lo de tu cabeza—sonríe, de nuevo, «Este hombre es feliz, y lo demuestra».

Me incomodo un poco, la forma en la que me miraba a los ojos cada que me contestaba en esta corta conversación.

—Deberías de sonreír más, té vez más hermosa cuando lo haces.

Alguien habla antes de que le pueda contestar algo más. Me deja con el gracias en la punta de la lengua.

—¿Qué acabas de decir? —Masculle Henry.

Tan enfrascada estaba en esta platica, que no noté que Henry había entrado, seguramente en cuanto supo lo que me había sucedido salió disparado a ver como estaba.

—La verdad Henry, ¿Acaso no es hermosa, la señorita Darah? —Interroga Edward.

—Lo es, pero no tienes por qué decírselo—Corrige Henry, parece que estos dos ya se conocían y no se llevan muy bien.

Si las miradas mataran, ya una masacre hubiera sucedido.

Es normal que los hombres peleen para demostrar su masculinidad, pero no estoy como para aguantarlos, y si siguen hablando, seguramente habrá muchos destrozos en esta casa, y no quiero que Dahey se enfade conmigo. —A los dos, los quiero fuera de esta casa, ¡Ahora! — Regaño.

Miro a Henry después de regañarlos—Henry, lamento que no trabajara el tiempo completo hoy, ya te contaré más después, pero por el momento no quiero problemas por aquí, y es lo que van a causar si siguen los dos aquí— Los dos salen cabizbajos.

Dahey sale de donde estaba, con unos fomentos ya preparados para mi cabeza y no me platica absolutamente nada. Seguramente ha escuchado lo que paso aquí hace unos momentos y no quiso abrumarme más.

Los fomentos a las pocas horas hacen efecto, y ya me siento mucho mejor, tanto que ya me arte de estar postrada en el sillón, viendo por la ventana como pasa el día.

Dahey sigue sin hablar ni preguntar nada, y se lo agradezco.

Pronto llega el señor Felipe de su trabajo, y cenamos en silencio, lo veo con ganas de preguntar qué ha pasado, pero como lo suponía no pregunta nada. Seguramente esperaran hasta mañana para hacerme hablar hasta que se me acabe la saliva.

Acabamos de cenar y yo ya me siento bien. —¿Puedo salir a caminar al pueblo? Creo podría ayudarme a despejar mi mente—Les pregunto, sabiendo que voy a obtener su permiso de todas maneras, es su casa y si ellos quisieran podrían establecer horarios de entrada y salida, pero no lo hacen. Yo aun así los respeto y respeto su hogar y es por lo que pregunto.

Me dan permiso. Voy por mi capa, porque la noche ya ha caído y salgo.

Deambulo por las calles del pueblo, perdida en la inmensidad de mis pensamientos, por alguna extraña razón termino siendo atraída por el bosque.

Fue como si me llamara y mi cuerpo solo le hiciera caso.

Ya dentro del bosque siento una extraña sensación de tranquilidad, como si me quitara un gran peso de encima al estar acompañada de tantos árboles. El sentimiento dura poco.

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El guapo de Edward esta en galería 👆🤤