Sed de Poder

Capítulo 56

Damen

Mientras Kaia,esta de viaje.

La calma vendrá mientras que ella no esté, es lo que necesito, tengo que dejar de pensarla, esta situación se me está saliendo de las manos.

Ella regresará, lo hará, no tiene forma de escapar, otra vez de mi amor.

Sé que finge amarme, lo veo en sus ojos, no brillan como el día en el que la conocí.

Necesito urgentemente una solución, sin embargo, no sale de mis pensamientos, no sale nunca, muchas veces lo soporto, pero hay días en los que preferiría estar con ella y olvidarme de mis obligaciones.

Pedí que nadie se acerque a mi despacho, hasta que yo salga de este, todos me están pidiendo una solución rápida para salvar a este pueblo.

Me perdí, perdí el control al poseerla, y a pesar de que varios meses pasaron, no logramos recuperarnos de mi mala administración.

Ni la capa, que solo uso cuando necesito sentir el cobijo de mis padres, me ayuda, estoy totalmente perdido sin ella, y sin el pueblo.

Necesitaré a más gente para resolver esto—¡ Cédric! —Grito para que venga a atender mi llamado.

Parece que estaba detrás de la puerta, porque la misma, se abre al instante en el que le grito.

—Quiero una reunión con toda la élite del pueblo, no creo poder soportar el hacerlo solo.

Asiente y sale corriendo mientras espero la llegada de todos, escribo de nuevo en mi diario.

Antes escribía mi día a día, pero se convirtió en una especie de altar para Kaia, no hay página en el que no la mencione.

Me he olvidado de comer como usualmente lo hago, y eso que apenas tiene un día que mi chica tormenta se fue.

Dejé que fuera, ya su vida no peligra en ese pueblo, me encargue de esos peligros.

Al poco rato, llegan las personas que pedí, y nos reunimos en la sala de juntas, todos exigen lo mismo, pero no me dan una solución.

La maldición debe ser rota. Todos están hartos de la opresión, que esta misma ha causado a lo largo de los años, las generaciones nacidas aquí, nunca han conocido algo diferente a Atheya.

Mi morita, fue solo el detonante de todos estos problemas, pero nunca hubo un reinado en el cual no investigaran algo para romper la maldición, aun así, los que lograron más hallazgos fueron mis papás.

Ellos murieron pensando que nos habían salvado a todos, pero en algo fallaron.

No tengo soluciones de nadie de los que llamé, pero Cédric dice algo interesante, se me olvida que él siempre ha sido la persona que me ayuda con todos mis problemas, y el prácticamente me crió.

Aun así, la mayoría de las veces soy grosero con él.

Durante los próximos días, tengo que salir al pueblo, involucrarme con todos, que vean que tienen un rey presente.

Con tres días en los que he hecho esto, me percato que ellos no me odian, odian a Kaia, no solo por su forma de comportarse con todos, sino también porque ella tiene lo que ellos no tuvieron, la libertad de poder viajar por doquier, ser una persona normal.

Al cuarto día, adelanto la rendición de cuentas.

Los mismos problemas de hace meses, el sistema económico que formamos hace años, está en decadencia. No puedo hacer nada, más que darles falsas promesas para mantenerlos tranquilos.

Arreglar problemas económicos, una obsesión enfermiza, e intentar romper una maldición, no es trabajo fácil.

Cuando salí urgentemente, fue para negociar con algunas personas del reino humano que me deben unos favores. Me da un poco de gracia, que a pesar de que somos un reino escondido por el bosque, aún tengo contacto con muchas personas de poder, y a ellos no les importa pedir dinero a alguien desconocido, eso me pone en mucha ventaja.

¿Cómo le han hecho?, no sé, pues son relaciones que existen desde hace varios años.

Cuando termina la rendición de cuentas con promesas falsas, voy a comer unas deliciosas tartas de zarzaparrilla que le pedí a Lily que me hiciera, tan siquiera para recordar a las dos mujeres de mi vida.

Mientras como, me pregunto si el infiltrado que contraté a espaldas de todos ha logrado encontrar al causante de todos los motines, espero que sí, le pague una cuantiosa cantidad que no tengo.

Todo esto es por ellas, se merecen lo mejor, y si he de derramar sangre inocente lo haré, pero no dejaré que hagan daño a mi familia.

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