Capítulo 33

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La mañana siguiente, es extremadamente ruidosa

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La mañana siguiente, es extremadamente ruidosa.

Es como si en mi cuarto, estuvieran remodelando todo.

La pesadez en mis ojos y cuerpo me dice que duerma más, pero también el ruido no me deja.

Entonces, me siento en un estado de relajación con los ojos cerrados, sin dormir, pero también sin despertar, pero el ruido cada vez es más fuerte y también me inundan unas fuertes ganas de hacer pipí.

Entonces tengo que abrir los ojos, e iniciar un nuevo día. Lo hago, para que lentamente mis ojos se acostumbren a la luz, parpadeo y veo muchas sombras de personas, entonces es cuando fuerzo a mis ojos abrirse de una vez por todas.

Y el ruido es real, además de que hay muchas personas en mi cuarto trabajando, o más bien quitando todo.

— ¿Qué les pasa? — Grito adormilada — ¡oye no! Ese es mi tocador a dónde lo llevas — Le grito a un trabajador.

Y entonces, es cuando noto que de mi cuarto están siendo retirados todos los muebles.

El tocador ya lo sacaron, también los demás muebles, excepto el armario y por supuesto mi cama.

Me tiro de nuevo a la almohada y hasta me pellizco para salir del sueño, pero no funciona.

— ¡Paren todo lo que están haciendo! ¡Ahora! — Grito, pero todos me ignoran.

«Bueno, ¿Que te esperabas»?

Que hagan lo que quieran, pero a mí, de aquí no me sacan. Sé lo que quiere el príncipe, quiere dejarme sin habitaciones en donde dormir para que no pueda evitar buscar una cama donde dormir y la única cama será la de él.

Estoy segura de que en cualquier lugar donde quiera dormir, mandará remover todo, con tal de que siga sus órdenes.

Los sirvientes se lanzan unas miradas furtivas, y señalan mi cama, como diciendo que es hora de acabar y sacarla también.

El único impedimento, soy yo. No pueden sacarla mientras yo esté arriba de ella. O eso creo.

Entre cuatro, levantan la cama conmigo arriba y empiezan a cargarla para sacarme de mi cuarto.

— ¡Que hacen! ¡Bájenme ahora mismo! — Mando, pero soy completamente ignorada.

Dejan la cama un poco más lejos de la puerta y veo como unas sonrisas fugaces aparecen en sus rostros, burlándose obviamente de mí y mis reacciones. Bajo de la cama y les lanzo una mirada como si quisiera matarlos.

— Díganle a su príncipe que, si quiere sacarme de aquí, va a necesitar más que esto— Ordeno y me vuelvo a meter al cuarto, azotando la puerta y asegurándome de dejarla bien cerrada.

Pasan las horas y no salgo de aquí, me pierdo del desayuno, de la comida y próximamente de la cena.

No tengo ni cómo cambiarme, por lo mismo aún sufro con el vestido de la boda puesto, a pesar de que es muy voluminoso y pesado, también es muy cálido, entonces no he sentido frío en ninguna extremidad.

Sed de PoderWhere stories live. Discover now