Se pone detrás de la puerta a silbar, para que sepa que está allí, mientras yo espero la próxima horda de arcadas.

Ahora no vienen solas, me mareo, e instintivamente me siento al lado del retrete y me recargo.

Al terminar de vomitar siento como mi vientre se pone duro, y me levanto para avisarle a Damen para que llame al partero, cuando abro la puerta, Damen está con su cara de desesperación como lo es siempre, después de que vomito.

Cuando me examina todo el cuerpo, su mirada queda posada en mi camisón, está lleno de sangre.

Parece que mi mundo se derrumba, pues me siento extraña, escucho los latidos de mi corazón y mis respiraciones.

Damen me carga de regreso a la cama, mientras grita alterado por ayuda.

Tengo que obligarme a respirar, mientras llega el doctor.

Cédric avienta la puerta, apresurado y abraza a Damen, mientras los dos intentan calmarse, a los segundos se vuelve a abrir la puerta para anunciar la entrada del curandero.

Todo se vuelve un caos, entre gritos pide trapos y abre rápidamente su maletín para sacar todas sus cosas.

No puedo dejar de hiperventilar.

—Estarás bien— Dice, mientras toca mi vientre—Tendrá que salir ahora.

—Todos los que no sean necesarios, necesito que salgan ahora, eso te incluye, mi rey.

Damen parece querer negarse, nuestras miradas se encuentran y le digo que salga.

— Abra las piernas, y cuando le diga que puje, lo hace —Ordena el curandero.

Llega el primer dolor e instintivamente pujo con todas mi fuerzas y gritos, mientras veo a Damen, que aún no se va.

— ¡Otra! — Ordena.

Lo hago, pero de tanto dolor no pienso aguantar otra más—No puedo —Comunico entre lágrimas.

—Si puedes Kaia, puedes con esto y más —Grita —¡Otro!

Sigo sus órdenes, pero sé lo que está a punto de suceder, y antes de entrar a la oscuridad con mis fuerzas restantes grito —¡Es una niña!

Y todo se vuelve obscuro.

Poco a poco la oscuridad se va disipando, como si de niebla se tratara, lentamente me doy cuenta de en dónde estoy, ahora sé que es un sueño.

El cuarto de espejos, camino al primero y me veo reflejada en él, peor que la vez pasada que me ví, soy puro hueso, estoy descalza y mi camisón está lleno de sangre.

Sigo y como la vez pasada, soy yo, con un vestido verde esmeralda, sonriendo, siendo feliz y el reflejo me sonríe, causándome escalofríos.

En el que sigue, estoy cargando a una hermosa bebé y mi sonrisa es de tranquilidad.

El tercero, ni siquiera estoy yo, solo es una tumba llena de rosas rojas.

Y el último, tal como lo recuerdo, es el más escalofriante: cargo al bebé, porto una corona con zafiros rojos y sonrío enormemente.

Otra vez comienza a cambiar, mi vestido empieza a ensangrentarse y el bebé empieza a llorar, fuertemente, hace que me tape los oídos con horror.

Después, mi reflejo comienza a escupir sangre y grita espantosamente.

Instintivamente salgo corriendo después de las terroríficas escenas, corro sin rumbo y parece que el tiempo se detuvo y vuelvo a llegar a la sala de espejos.

No puedo detenerme, no controlo mi cuerpo, me obliga a ver las escenas una y otra vez, aunque las lágrimas me lo impidan.

Caigo en un bucle desesperante, hasta que muy suave escucho la voz de Damen llamándome, le respondo desesperada, pero no me escucha, cada vez lo escucho más fuerte.

Y mi cabeza se pone a reproducir imágenes de mi vida, mientras sigo escuchando el sufrimiento de Damen.

— ¡Kaia, Morita, ¡Por favor!

— ¡Tú eres fuerte, sé que lo vas a lograr! —Regresa...— Grita entre llantos.

En ese momento, siento de nuevo mis propios latidos, y como un fuerte peso sobre mí.

Veo la luz, y abro los ojos por instinto.

Lo primero que veo es a Damen llorando en los brazos de Cédric y hace que me ría con mucho dolor.

Mi débil sonido, hace que los dos volteen, con los ojos llenos de lágrimas.

— ¡Morita! — Grita, y se me abalanza con los ojos llenos de lágrimas —Morita...

El tono de su voz me pone en alerta y por primera vez, pienso en mi bebé —¿Dónde está?, dime que está bien —Grito ya con las lágrimas en los ojos.

—Por favor dímelo, no creo poder soportarlo. ¡Habla ya Damen, por favor! —Digo mientras sujeto su camisa.

Está a punto de hablar, cuando escucho unos llantos.

—¡Mi bebé! ¡Pásame a mi bebe! ¡Quiero verla! —Ordeno, llorando de nuevo.

Damen me sonríe y se acerca al partero, del cual no me había dado cuenta de su presencia aun, es él quien la tiene en sus brazos

Damen la carga y absorbe sus mocos de nuevo a su nariz, y al mismo tiempo la ve con mucha admiración.

— Nació sana, completamente sana — Solloza mientras la pasa a mis brazos —Gracias Kaia.

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Sed de PoderWhere stories live. Discover now