One shots (Multifandom)

60. Stiles Stilinski

Advertencia: Diferente tipo de narración al que normalmente utilizo. Poco diálogo.

Lo supiste desde el momento en el que lo viste entre los pasillos de la escuela, había algo en él que te había cautivado, ¿su inteligencia? ¿su espontaneidad? Sea cual fuese la razón, en ese instante supiste que caerías profundamente por él. Existía la posibilidad de que nunca cruzases palabra con él, pero eso no importó porque nadie era capaz de controlar sus sentimientos.

Sin embargo, el destino tenía otros planes y de un abrir y cerrar de ojos tu realidad cambió. Las cosas que creías que pertenecían a los libros o películas se volvieron reales y peligrosas, entraste a un mundo sobrenatural del que ya no había escapatoria por el simple hecho de vivir en Beacon Hills. Afortunadamente, los encontraste a ellos; a la manada. Ellos te habían estado cuidando sin que lo supieras porque no estaban muy seguros si tú eras la persona que Jennifer estaba buscando, pero cuando la que creías que era tu profesora intentó atacarte, te protegieron y todo cambió. Si eras honesta, nunca cruzó por tu mente que la repentina amistad con Lydia y Allison fuese por esa razón, ¿quién lo haría? Lo primero que se te vino a la mente fue que te tuvieron cierta  lástima al ver que eras la estudiante nueva que nunca hablaba con nadie (a menos que fuese necesario). El saber que no era por lástima te dejó mas tranquila y les aseguraste que no te sentías engañada. 

Entonces Jennifer fue derrotada y tú habías ganado un grupo de amigos que arriesgarían su vida para protegerte y tú harías lo mismo por ellos. Inevitablemente tus sentimientos por él crecieron sin que pudieses hacer otra cosa más que fingir que no existían, lo cual no era nada sencillo cuando de un momento a otro ustedes se volvieron más unidos pues eran los únicos humanos en la manada. Lo sabías, claro que sabías sobre el eterno enamoramiento de él con Lydia, te lo repetías cada vez que te miraba con esos profundos ojos cafés, la vocecita dentro de tu cabeza te lo gritaba cada vez que las mariposas en tu estomago revoloteaban cada vez que te abrazaba o te besaba la mejilla sin razón alguna. Sin embargo, tu corazón no podía evitar acelerarse con cada gesto, ilusionarse de que tal vez, solo tal vez, él podía comenzar a sentir algo más que amistad por ti y sabiendo que eso sería estúpido, decidiste dejarte llevar tus sentimientos. 

Scott fue el primero en darse cuenta de tus sentimientos por su mejor amigo, sus poderes de hombre lobo le hicieron notar la manera en la que tu olor cambiaba cuando estabas con Stiles, la manera en la que tus dedos jugueteaban con nerviosismo cuando su mejor amigo te sonreía. No obstante, nunca mencionó nada hasta esa noche donde no pudiste callarlo más y elegiste a tu alfa para desahogarte. Esa noche él se volvió tu mejor amigo y no pudiste evitar sentirte mal al ponerlo en esa posición, pero a Scott no le importó porque él mismo sospechaba que tal vez Stiles comenzaba a sentir algo por ti y realmente quería ver a dos de sus personas más importantes juntos y felices.

Eventualmente Lydia se enteró de tus sentimientos por Stiles, demonios, ese día sentiste que estabas a punto de desmayarte porque de verdad querías a la pelirroja, ella junto con Allison fueron tus primeras amigas, las mas cercanas que habías tenido en tu vida y realmente no querías que nada arruinase la amistad. No sabías lo que ella sentía por él, así que cuando ella te preguntó sin rodeos acerca de tus sentimientos por Stiles dudaste en si debías mentir o decir la verdad, al final optaste por la última y el alma regresó a tu cuerpo cuando viste la gran sonrisa en sus labios. 

Lo supiste desde el primer momento en el que tus labios rozaron con los de él, que todos aquellos sentimientos que tenías por Stiles eran más que un tonto crush. Estabas completamente enamorada de él y no habría vuelta atrás. En el instante que probaste el sabor de su boca, algo echó raíces en lo más profundo de tu corazón y no podías estar más feliz por haber escuchado a tus sentimientos en lugar de a tu mente.