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Nuestros héroes de Karmaland, luego de un año repleto de aventuras que los nueve vivieron por separado, reciben una llamada de auxilio por parte del sabio Merlon. Hay una nueva amenaza en el pueblo y nuestros héroes deberán enfrent...
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--Hola, Rubén-- saludó en un suspiro la azabache de ojos azules --Es un honor trabajar contigo-- dijo con una amplia y forzada sonrisa. A Rubén le pareció extraño ese comportamiento por parte de la de tiara y ladeó la cabeza --Agg-- suspiró agotada para después agarrar del cuello de la sudadera al mitad oso y acercarlo a su cara --Me comporto así para que Nieves sepa que eres bueno, lerdo-- le susurró al oído para después soltarlo y volver a sonreír --Cielo, ya lo hemos hablado, es de fiar-- le dijo a la pelirroja escondida tras su espalda quien salió de apoco observando el imponente tamaño del joven frente a ellas.
-- Empecemos de cero, ¿okay?-- le preguntó a la de pecas y miró de reojo a la azabache para que esta le diera la aprobación de que lo hacía bien. Necesitaba llevarse bien nuevamente con la joven. Lo necesitaba tanto porque la echaba de menos como para avanzar bien en la misión. --Soy Rubén, pero puedes llamarme Rubius o...-- dudó en proseguir --Osito--.
A la más baja se le iluminaron los ojos al escuchar ese mote. Le vinieron miles de recuerdos a la cabeza, todos de repente. Pudo recordar en tan solo pocos segundos quien era ese joven de ojos avellana, las aventuras que vinieron, los conflictos que pasaron y el como de un día para otro se fue. Se fue pero dejándole un hogar, comida, dinero y un corazón dispuesto a amar a alguien. Eso explicaba el por qué de sus malos presentimientos hacia él. Ella sabía que algo malo había pasado pero no sabía el porqué y ahora sí.
--¡OSITO!-- gritó mientras se avalanzaba sonriente hacia el más alto para darle un fuerte abrazo que obviamente fue correspondido. Mónica miraba atónita la escena "¡¿Solo hacía falta el puto mote?!" Pensaba en sus adentros indignada y con un tic en el ojo pero no dudó en felicitar al joven por lograrlo.
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--¡¿ESTA MIERDA NO SE ABREEEE!!-- gritaba un joven pelirrojo con barba y camisa verde mientras daba patadas a una gran puerta.
--¡¡JODEEEER!!-- se quejaba un albino de mecha rubia a su lado intentando romper la misma puerta con su espada sin conseguir ningú resultado.
Tal escena era observada de lejos por una pelirroja que reía mientras se tapaba la boca, una azabache con una ceja alzada incrédula por lo que veía y un castaño embobado.
Los tres estaban ahí porque decidieron empezar por lo básico, ir a la Biblioteca a buscar información respecto al paradero de la gema aunque lo tuvieran que hacer de forma ilegal y nada más llegar al lugar se encontraron a los dos antiguos terroristas haciendo el tonto.
--Dejadnos a nosotros-- ordenó la de tiara y vestimentas blancas cesando las acciones de los jovenes quienes la miraron extrañados al no haberse percatado de su presencia.
--¿"Dejadnos"? Por favor, Mónica, deja a los profesionales-- dijo con una sonrisa de superioridad el albino. La doncella sonrió socarrona y se apartó dejándole ver a la joven de pecas y al castaño sonrrojandolo inmediatamente y causando una falta de equilibrio que le hizo apartarse de de la puerta y que ella le sujetara de los brazos --¡Cabrona! ¡Eso no vale!-- se quejaba mientras la otra carraspeó llamando la atención del mitad oso y le señaló con la cabeza al psicópata que se había quedado en trance procesando lo que pasaba. Rubén comprendió, se acercó y sujetó a Lolito sin que este se percatarse.
--Nieves, cielo, tu turno-- dijo con voz calmada y amable la azabache mientras hacía más fuerte el agarre con el que mantenía retenido al de mecha rubia.
La mencionada se colocó un mechón de pelo tras su oreja mientras se acercaba a la puerta. Cuando estuvo frente a esta, elevó su mano con un dedo extendido de ahí salió un trozo de hielo. La joven se agachó a la altura de la cerradura, introdució el hielo y lo fue moldeando a medida de la cerradura formando una llave de hielo. Giró la llave y se sobresaltó de sorpresa. Sacó el dedo dejando la llave puesta, se levantó y se giró hacia sus compañeros --Ya estaba abierta-- informó encogiendose de hombros.
--¿Que?-- preguntó extrañada la de ropajes blancos dejando tirado en el suelo al albino quien se quejó por el golpe. Se acercó a su pareja, agarró el pomo de la puerta, lo giró y la puerta se abrió generando un ligero sonido chirriante. La joven se giró lentamente con una sonrisa cínica y unos ojos que parecían apuñalar a quien lo mirase directamente --¿Me estás diciendo...¡QUE NO SE OS HA OCURRIDO GIRAR EL PUTO POMO EN NINGÚN MOMENTO!?--
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