Capítulo XXXVIII: Casa

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Pum, pum, pum, pum... 

Los tambores marcaban el paso, haciendo saber al Claro que habría un sacrificio. El Laberinto reclamaría a otra víctima, y Chuck debería tallar tres cruces más.

-Es una lástima-. Recalcó Gally al ver a Thomas, rendido, caer ante sus pies. Parecía que el muchacho no se había recuperado del todo luego del suero, y aún necesitaba reposo.

Minho apretaba sus puños, sabiendo que no había nada pudiera hacer... aún. Newt llegaba junto a Chuck, quien cargaba lanzas y provisiones pasando desapercibido. Sartén, junto con ambos docs, se paraban detrás de Gally, viendo cómo él y sus súbditos ataban a los tres nuevitos a los postes.

-¡Gally!- Escuchó el grandote a sus espaldas mientras se arremangaba.- N-no creo que esté bien...- Opinó Winston, siendo el primero que se atrevía a llevarle la contra; y cómo tal se acobardó en lo que el constructor se acercaba a él amenazante.

-Tal vez Thomas tiene razón,- Lo apoyó Jeff, harto de que él usara su complexión física para aprovecharse de los demás.-  él podría llevarnos a casa-. Los murmullos comenzaron a escucharse, y la duda se hizo presente en el rostro de Gally.

Y Alex no podía permitir eso.- ¿A CASA? ¿ESO CREEN QUE VA A PASAR?- Gritó hacia el campo abierto, llamando la atención de todos. Largó un pequeño bufido.- No tenemos casa muchachos, ¡NO DESPUÉS DE LO QUE TRAJERON ESOS TRES! Pero podemos reconstruir el Claro...- Dijo, convenciendo a muchos.- Y sin peste roja esta vez-. Se giró a Elizabeth, que fruncía el ceño con una mordaza en su boca. Luego de verla derrotar a un penitente con esa lanza, no quisieron arriesgarse; ataron sus manos con tela también.

-Esta puede ser nuestra casa,- Recapacitó Gally.- Alex tiene razón, no hay porqué tachar más nombres de esa pared-. Elizabeth apretó los dientes como pudo, imaginando al imbécil de Alex raspando una navaja para tachar su nombre del muro; todo con una sonrisa arrogante.

-¿Y qué? ¿Dejarás los nuestros ahí?- Habló Teresa, quien era retenida por un chico poco más alto que ella de cabello rubio.- Esta no es la solución Gally, no puedes evitar más muertes matando. ¿De verdad crees que  desterrarnos funcionará?- Habló la pelinegra, diciendo exactamente lo que Thomas y Elizabeth pensaban.

Lentamente, el nuevo líder se volteó hacia ella, pero sin poder verla a los ojos.- No-. Anunció, haciendo que Alex abriera la boca para refutarlo, pero siendo interrumpido.- Es por eso que no es un destierro... es una ofrenda-. Masculló, dejando a todos inmóviles. Teresa intentó patalear y rasguñar, gritando que no era justo, pero nadie hacía nada. Sólo veían cómo la ataban al poste, cómo si fuera carnada para pescar, y los penitentes fueran peces hambrientos. Hicieron lo mismo con Elizabeth, pero parecía que el corredor novato ya había perdido la conciencia (así que lo dejaron tirado en el suelo, vigilado)- ¿De verdad creíste que dejaría que Thomas regresara al laberinto?-

-¿De verdad pensaron que íbamos a dejarlos ir, dejando este desastre aquí?- Agregó Alex, señalando a la sociedad hecha pedazos, humeante- No, merecen una muerte que refleje el dolor que sintieron TODOS LOS QUE YA NO ESTÁN-. Elizabeth no permitiría que las lágrimas salieran de su sistema. Alby no había muerto para que los habitantes se quedaran ahí. Alby, y todos los demás, habían muerto con la esperanza de que Thomas los sacaría de ahí; y eso pensaba hacer.

Sin ver cómo Elizabeth asentía levemente con su cabeza en dirección a Newt, Gally continuó con su discurso.- Cuando los penitentes obtengan lo que vinieron a buscar, todo volverá a la normalidad-. Parecía que realmente creía en lo que decía, y estaba más que claro que Alex le seguía la corriente sólo porque le gustaba que le tuvieran miedo. ¿Cuándo habían llegado a convertirse en dictadores?

Newt tocó su barbilla, mirando a Minho a los ojos. La mirada del asiático se iluminó por completo; sabía que era tiempo de actuar. 

-¿Por qué nadie hace nada? ¡¿Acaso no lo están escuchando?! ¡YA ENLOQUECIÓ!- Armaba alboroto Teresa, distrayéndolos de Liz, que se zafaba de las cuerdas utilizando la navaja de Ben. Minho se la había entregado a último momento, y había logrado esconderla en el bolsillo trasero de su pantalón.- Si se quedan aquí, los penitentes van a volver-.

Gally perdía la paciencia. -Cállate-.

Pero Teresa no se podía rendir, mirando de reojo notó que la pelirroja estaba teniendo problemas para desatarse.-Van a volver una y otra vez. Van a volver, ¡Y SEGUIRÁN VOLVIENDO HASTA QUE NO QUEDE NADIE!-

-¡QUE TE CALLES!- La pelinegra quedó en silencio. Miró a Thomas en el suelo, y luego dio un rápido vistazo a la de rulos.

Elizabeth le guiño un ojo, y por desgracia, esta vez no fue Newt el que distinguió la señal.- Aten a Thomas-. Ordenó el de ojos miel, sin que nadie le hiciera caso. Alex jamás supo si eso debía a que no le tenían respeto, o si era porque se replanteaban el estar ayudándolos.

La pelirroja terminó de rasgar la tela, y teniéndola con sus manos para que no se dieran cuenta, entraba en pánico. Si no se acercaban a Thomas, el plan no arrancaría jamás; debería improvisar.

Ante el silencio, Gally se vio obligado a hablar.- ¡Que lo levanten!- Dudando, dos de los chicos se acercaron a él y lo levantaron del suelo. Elizabeth respiró hondo, sabiendo lo que vendría a continuación.

En cuanto el primer chico atentó a tocarlo, Thomas se despegó del suelo de un salto y le encajó una piña. Al segundo, le dio un codazo, probablemente rompiendo su nariz. 

Instantáneamente, Teresa fue por el chico que le hacía guardia, dándole un golpe bajo. Eso no bastó para tirarlo al suelo, pero el empujón que Elizabeth le dio sí lo hizo. De un corte seco liberó a su amiga, que se frotaba las muñecas rojas. 

Newt noqueó a uno de los chicos con el mango de su machete, dejando el pasaje libre para que Chuck, Jeff y Clint se acercaran. Minho, por su parte, fue por Gally, poniendo un cuchillo contra su nuca; le estaba haciendo saber que no sería nada bueno si decidía moverse. En cámara lenta, y con cautela, todos se hicieron para atrás, acercándose más y más al Laberinto.

Sartén le entregó un machete a Teresa, quedándose él con... pues con una sartén. No le gustaban los cuchillos, no a menos que fueran para picar cebolla.

-Estás lleno de sorpresas, eh-. Dijo Gally, mirando directo a Thomas, que lo apuntaba con un palo.

El pelinegro tragó con dificultad.- No tienes que acompañarnos, pero nosotros iremos-. Le aclaró.

-¡Quien quiera venir, es su última oportunidad!- Elizabeth exclamó, con la pequeña navaja aún en alto. Ninguno había dejado de apuntarle al grupo.

-No les hagan caso,- La cara golpeada de Alex se hizo presente. Era cómo si apareciera siempre pasado el problema, sólo para crear otro.- sólo quieren asustarlos--

Thomas lo interrumpió.- No, no queremos asustarlos; ya ESTÁN asustados-. Hablaba.- Y yo también lo estoy. Pero prefiero arriesgar mi vida ahí afuera que morir ahí adentro-. Muchos se miraban entre sí, pensando "tal vez su idea no es tan loca". Tal vez no era loca para nada, tal vez sólo querían vivir y no sobrevivir por siempre.- No pertenecemos aquí-.

-Lo que ven aquí, no es nuestro hogar; y jamás va a serlo-. Todos sabían muy bien que Elizabeth decía eso refiriéndose al previo comentario Alex, parecía que el estar sin habla la había dejado con mucho que decirle.- Nos obligaron a estar aquí, nos despojaron de nuestras vidas. Al menos allá fuera tenemos la opción de tener una-. Terminó.

-Podemos salir de aquí-. Afirmó Thomas.- Eso lo sé-. 










¿A Caso Te Conozco? [Newt]Where stories live. Discover now