Capítulo XXIX: Corredores

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-Aquí, a la derecha...- Los guiaba Minho una vez más.

Al ver las patas de la criatura sobresalir entre las dos paredes, Zart empuñó con fuerza la pala que había llevado consigo. Elizabeth hizo lo mismo con la navaja que había sacado del bolso previamente. 

Ella jamás había logrado ver el estado del penitente una vez que lo mataron, pero el asiático le había contado sobre su hazaña con detalles, y se veía igual a cómo lo había imaginado.

Esa sustancia mocosa y amarillenta cubría el suelo, y los órganos que antes yacían dentro del cuerpo descansaban en la superficie también. Era asqueroso; fue por eso que todos hicieron muecas de disgusto al estar lo suficientemente cerca.

-Qué asqueroso...- Recalcó Zart, haciendo que Sartén mirara para otro lado.

Elizabeth entrecerró los ojos, enfocando su vista en un punto rojo titilante.- Oigan... hay algo ahí...- Señaló el hueco oscuro.

-¿Además de puré de penitente?- Comentó Sartén, sin ver a qué se refería.

-Gracias Sartén,- Elizabeth se volteó al cocinero.- jamás volveré a comer puré en mi vida-. Después de esa respuesta, el moreno respondió con un "genial, porque no pienso cocinarlo tampoco", en lo que Minho se acercaba a la criatura.- ¿Va a meter su mano ahí adentro?- Le susurró ella a su amigo.

-Espero que no...- Murmuró de vuelta Sartén. 

La pelirroja alzó ambas cejas al ver que Minho metía su mano en el hueco. Pero el asombro se transformó en un grito de susto cuando la pata metálica que sobresalía se movió de la nada. Todos dieron un saltito de miedo, y algunos siguieron temblando segundos después de que la extremidad robótica dejara de moverse.

-¿NO DIJISTE QUE ESTABA MUERTO?- Exclamó Sartén dirigiéndose a Minho, quien había contado tantas veces la historia de cómo sobrevivieron a la noche en el Laberinto.

Winston frunció el ceño, pensando.- ¿Un reflejo?- 

Zart tragó, sin quitarle el ojo de encima a la bestia.- Eso espero...-

-Intentemos moverlo,- Dirigía Thomas.- Ayúdenme-. Y con esas indicaciones todos se acercaron a la pata.

Sartén levantó una ceja, analizando lo que los demás hacían.- Yo no voy a tocar esa cosa... AUCH-- Elizabeth lo interrumpió con un golpe en el brazo.- Ya va...- Dijo rindiéndose y preparándose para jalar cómo el resto.

-¿Listos? En en 3...- 

-Uno...- Dijo Elizabeth.

-Dos...- La siguió Minho.

-¡Tres!- Gritaron todos, cayendo hacia atrás una vez que la extremidad se arrancó del cuerpo.

Thomas, quien calló arriba de Elizabeth (por segunda vez), se levantó rápidamente.- ¿Estás bien Liz?- Habló, recibiendo un "mmhmm" a cambio. La curiosidad era más importante que un golpe en ese momento.

Minho había tomado uno de los órganos del penitente, lo que hizo un ruido viscoso y desagradable. El olor era penetrante. 

-Toma-. Elizabeth le entregó la navaja, la cual le había quitado a Ben ese día en el bosque.

Usando la cuchilla, el pelinegro cortó una línea recta a través de las paredes de lo que parecía ser el corazón. La luz roja aún titilaba.- Ugh...- Todos se quejaban, con muecas de asco en sus caras, mientras Minho tiraba de un aparato que había dentro.

Cuando lo sacó por completo pudieron ver que se trataba de un cilindro metálico, con una pantalla que marcaba el número "7". -Interesante...- Aparentemente, el corredor encontraba esa pieza de mucha ayuda; pero ninguno de los otros entendía porqué.- ¿C.R.U.E.L?- Dijo por lo bajo, pero de tal forma que Elizabeth entendió lo que decía.

¿A Caso Te Conozco? [Newt]Where stories live. Discover now