Capítulo XXVI: No Confiar

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-Oigan, ¡Vengan!- Chuck había esperado durante toda la mañana a que las  puertas se abrieran.. Sentado frente a la entrada tallaba cruces, esperando y rogando que no tuviera que colocar cuatro más junto a las tumbas.

Todos aquellos que aún tenían esperanza se acercaron a ver. Esperando con ansias a que las puertas se abrieran lo suficiente cómo para poder ver dentro.

Pero cuando lo hicieron, ninguna cara era de felicidad o asombro, solo decepción.- Te dije Chuck...- Habló Newt.- No volverán-. Y con eso en mente quitó la vista del laberinto.

Cabizbajos, todos encararon hacia sus respectivos trabajos. Pero no el pequeño. Tenía un presentimiento, un cosquilleo, una voz detrás de su cabeza que decía que iban a regresar.

-Vamos Chuck, necesitaré una ayuda en la cocina-. Lo llamó Sartén, pero su vista se desvió del chico que se volteaba para irse, hacia las figuras moviéndose en el horizonte.- No es cierto...- Dijo atónito, con esperanza en sus ojos.

Chuck se volteó, y el color volvió a su cara.- ¡SI! ¡ESTÁN DE VUELTA!-

Se escucharon carcajadas de felicidad, alientos y suspiros. Incluso algún que otro "gracias" fue deliberado al cielo.

Minho cargaba a Alby, y Thomas traía en brazos a...- ¿Elizbeth?- Chuck agudizó la vista, haciendo notar a sus compañeros que ahora habían dos heridos.

-Aquí, con cuidado-. Newt ayudaba a Thomas a recostar a Elizabeth en el suelo, mientras Zart y Sartén apoyaban a Alby junto a ella.

Las preguntas no tardaron en surgir; "¿Qué pasó allá afuera?", "¿Cómo lograron regresar?", "¿Está muerta?". Pero los recién llegados no respondieron. No hasta la pregunta de Chuck.

-¿Algún penitente?- Preguntó. Todos quedaron en silencio.

Thomas y Minho se miraron antes de responder.- Sí vimos uno...- Dijo el novato.

-No solo vio uno,- Miró a Chuck a los ojos.- Lo asesinó-. Los suspiros y bocas abiertas aparecieron en menos de lo que puedes decir "penitente", al igual que las miradas de asombro.- Y ella...- Señaló a Elizabeth inconsciente.- Ella lo ayudó-. 

◇ • ◇ • ◇ • ◇ • ◇ • ◇ • ◇ • ◇ •

-¡NO! ¡MIS BEBÉS! ¡NO SE LOS LLEVEN POR FAVOR!- Elizabeth veía a una mujer pelirroja forcejeando mientras dos hombres, vestidos en trajes negros de pies a cabeza y con rifles de tecnología avanzada, se llevaban a dos niños, con ese mismo color de cabellos, lejos.

-¡Mami! ¡Mamá!- Gritaba la niña de trece años.

La mujer sonrió.- Está bien mi amor, cuida de Frank, ¿si? Cuida de tu hermano-. Decía, intentando hacerle ver que todo estaba bien. Aunque el cuerpo de un hombre junto a ella indicara lo contrario.- Yo me quedaré con papá, e iremos a buscarlos-- 

Boom.

Elizabeth se quedó sin aire. Se le retorció el estómago. 

-¡NO!- La pelirroja largó un alarido mientras era llevada junto a su hermanito en un helicóptero. La imagen de su madre cayendo al suelo no saldría jamás de su mente.

Una vez el helicóptero despegó, la pequeña Liz salió de los confines del armario en el que se había escondido. Y comenzó a correr hacia su madre.

-¡Regrésame mi casetera Liz!- Una niña de pelo largo la perseguía. Corrían entre muros de chapa y cajas. Personas y armas, hombres armados.

-¡TÚ regrésame mis lápices primero Isabe-- Elizabeth frenó de golpe, dejando que la otra niña de 12 la alcanzara.

La castaña frenó junto a ella.- Está bien Liz, no importa si te confundes-. Le dijo, poniendo una mano en su hombro.- Vamos a encontrarlos, te lo prometo-. 

-Gracias B-. Le dijo, antes de darse vuelta y abrazarla.

Pero el cabello oscuro de su amiga se transformó en rojizo, y cuando Elizabeth se zafó del abrazo, ya no hablaba con aquella niña, sino con una muchacha de aproximadamente 17 años. Esta vestía un vestido verde musgo combinando con sus ojos, tacones y una bata blanca de laboratorio. Su pelo revoltoso tal y cómo el suyo.

-Qué bueno verte Liz... Pero tienes que irte-. Dijo, tomándola fuerte de ambos lados de los brazos.- Si no les sirves en los laboratorios te enviarán al Laberinto, tienes que salir, ¡tienes que escaparte!- Gritaba.

En contra de su voluntad, Elizabeth se alejaba de la extraña por culpa de una fuerza desconocida.- ¿QUIENES? ¿QUIENES VAN A HACER ESO?- Gritaba, intentando volver por respuestas.

-C.R.U.E.L...- Se escuchó susurrado en su oído.- No confíes en C.R.U.E.L Elizabeth...- Un eco resonaba en su cabeza.

C.R.U.E.L...

No debía confiar en C.R.U.E.L

Elizabeth se despertó de golpe, dando una gran bocanada de aire. Estaba agitada, su pecho se movía cómo si aún estuviera corriendo. Además, estaba desorientada cual Thomas en el Laberinto.

-Despertast-- AU- El chico se tambaleó, tirando una bandeja de metal, que traía herramientas de enfermería, al suelo.

-Ay, lo lamento-. Elizabeth desenvolvió su mano, que antes formaba un puño, y la llevó a su boca.- Lo siento tanto Sartén...- Intentaba disculparse.- Fue un reflejo solamente, disculpa-.

El moreno, tomando su nariz e intentando ponerla hacia arriba (para que la sangre no chorreara), levantó su pulgar en alto, intentando indicar que estaba bien.- Estoy bien, estoy bien-. Se hacía para atrás, chocándose con la mesa, un banco e incluso la puerta (que estaba abierta).- B-buen gancho izquierdo, mmhmm, si, si, buen gancho izquierdo-. Elizabeth intentaba contener la risa.- Si, emm.. recuérdame no asustarte ni... hacerte enojar, ni hacer movimientos bruscos cerca tuyo... nunca, ¿Okey?-

-Anotado...- Dijo Elizabeth, bajándose de la camilla aún aturdida por lo que había soñado.- C.R.U.E.L... dónde vi eso antes...- Pensaba en voz alta, sabiendo que esas letras estaban grabadas en algún lado.

-¿C.R.U.E.L? Pues en todos lados-. Sartén aportaba a su búsqueda, empujando un pedazo de gaza dentro de su nariz.

Elizabeth frunció el ceño. ¿En todos lados? ¿A qué se refería con eso? Y entonces lo vio.

El paquete de gaza, la camilla, el algodón... a donde volteara, ahí estaban esas 5 iniciales: C, R, U, E, L. 

Elizabeth salió disparada de la enfermería.- ¡Espera, no puedes salir-- ya que...- Sartén apenas intentó detenerla.

La pelirroja entro en la cocina sin pensarlo antes, seguida por el cocinero. Abrió primero una de las cajas de provisiones, y comenzó a revolear por la habitación todos los paquetes sellados con aquellas iniciales. Y con cada uno parecía que se volvía cada vez más loca.

-Espero que pienses recoger todo esto, porque le debo una a los fregones y yo no pienso agacharme a levantar tu desastre-. Decía sentándose en una silla.

A continuación, la pelirroja siguió con la alacena y los estantes.

-¡Y ten cuidado con mis utensilios!- La regañaba mientras ella examinaba las ollas, cucharas y sartenes de metal.

-C.R.U.E.L...- Dijo al ver el fondo de una olla, y luego tomó la cuchara sopera. Chequeó el mango.- C.R.U.E.L...- Agarró otra cuchara.- C.R.U.E.L...- Y no parecía detenerse.

Sartén se acercó a ella.- Creo que ya establecimos que C.R.U.E.L es el creador-. Dijo, quitándole la espátula de la mano.

-C.R.U.E.L nos puso aquí. ¡No podemos confiar en ellos!-

-Tranquila Liz... Jamás confiaremos en los creadores...-

-C.R.U.E.L es malo Sartén, ella lo dijo-.

Sartén juntó sus cejas con curiosidad.- ¿Ella? ¿Quien es--

Sus preguntas fueron interrumpidas por un inconfundible sonido. No importaba que ella lo hubiera oído una sola vez, jamás iba a olvidarse de cómo se sintió subir en la caja.

¿A Caso Te Conozco? [Newt]Where stories live. Discover now