Capítulo 25.

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Capítulo 25.

Febrero, 2028.

"Dejo las llaves en el mueble que tengo al entrar en casa, solo hay silencio. Parece que Diana no está.
Enciendo la luz y camino hasta llegar al sofá.

Suspiro no queriendo estar aquí, he dejado de sentirme cómoda en mi propia casa, en el piso que comparto con quien yo consideraba mi mejor amiga.
Ahora ni siquiera me habla, pasa por mi lado como si no hubiese nadie.

¿Qué ha pasado para que lleguemos a este punto?
Me siento mal, e incluso observada.
Es una sensación muy extraña.
Algo que solo se disipa cuando Hugo está cerca de mí.
Querría quedarme con él todas las noches, poder dormir tranquila mientras me abraza y yo me aferro a su cuerpo como si en cualquier momento eso se pudiera acabar, y es que a veces la se sensación que tengo en el estómago es que eso puede ocurrir, que tenemos algo que parece fuerte pero en realidad es tan frágil como un cristal que ya se encuentra agrietado.

Esas grietas tienen nombre, forma y hasta cara.
Mi teléfono se enciende, mostrando en la pantalla el nombre de mis padres.

-Hola mamá, papá. -Siempre tienen puesto el altavoz, siempre que llaman hablo con los dos.- ¿Qué pasa?
-Nada, solo queríamos hablar contigo. ¿Cómo te ha ido el día?

Omito las largas horas que he pasado en la casa de Hugo, ellos no saben nada de mi "relación" con el rubio, no quiero que lo sepan, quiero que sea algo tan de los dos que nadie se sienta con el derecho de meterse entre nosotros. Aunque ya hay alguien, y no sabemos quién cojones puede ser.

Después de aquel último mensaje no ha vuelto a dar señales, quizá es parte de su juego, hacernos sentir que en cualquier momento puede pasar algo.
Tenernos en esa incertidumbre que me hace sentirme observada constantemente, incluso en mi habitación.

-Ayer encontramos el álbum de tu boda. Estabas guapísima.
-Mamá... -Intento acortar el recuerdo que quiere llegar a mi mente de ese momento, no fue el mejor día de mi vida como tantas veces había creído de pequeña.-
-Estabas muy feliz. Una pena lo de Gabriel... Tan joven..."

Niego con la cabeza, tumbada en la cama, con las lágrimas amenazando con recorrer mi cara de nuevo, al igual que lo hicieron anoche durante esa llamada, e incluso después de colgarle el teléfono a mis padres.
Ellos creen que tuve un matrimonio idílico, nunca pudieron ver la otra cara de Gabriel, esa que solo salía cuando estábamos solos.
Esa que se guardaba solo para mí.

Tampoco le dieron importancia a mis ruegos disimulados cuando iba a verlos.
"-Son cosas de parejas."

Pero no lo son cuando hay golpes, insultos, humillaciones y amenazas por una parte.
Me llevó casi cuatro meses en una consulta de psicología entender que el maltrato no fue solo físico, que empezó sin yo darme cuenta y que no fue mi culpa todo lo que me ocurrió.
Me llevó casi cuatro meses poder empezar a recomponerme de nuevo.
Y estuve sola.
Solo Diana me esperaba después de las consultas, y ahora parece haber querido salir de mi vida.

Frenesí Where stories live. Discover now