Capítulo 9.

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Capítulo 9.

-Lo siento, de verdad Fede. -Agacho la cabeza, asumiento toda mi culpa, esperando que este hombre que se apiadó de mí una vez, lo vuelva a hacer ahora.- Consumí ayer por la noche, solo fue una pastilla, lo prometo. -Intento reprimir una sonrisa que se asoma por mis labios cuando los recuerdos de Eva vienen a mi mente.- Alguien me salvó, no tenía que hacerlo pero me sacó de allí sin decir ni una palabra, solo la vi y supe que no podía caer otra vez.

Y es que aunque sé que tengo que odiarla, aunque Gabriel quiere pasar por mi cabeza para recordarme que ella es la mala de esta película, yo ayer la vi y la sentí como la mano que nunca me va a soltar.
Mi otra mitad.

-Eva parece buena chica. -Abro los ojos y alzo la cabeza para mirarlo. Fede sonríe, arrugado sus ojos y pasa la mano por su pelo moreno que comienza a teñirse de blanco.- Salió corriendo detrás de ti, no dijo nada, pero parecía que ella sabía que la ibas a necesitar. ¿Os conocéis de antes?

El recuerdo de esta mañana al despertar viene a mi cabeza, ella, yo, su cuerpo enredado en el mío, mi culpa cayendo sobre mi espalda y sus dedos haciéndola desaparecer.
Solo me permití un día, no puedo permitirme más licencias con ella.
Tengo que odiarla, aunque la quiera con todo mi alma.
Tengo que llevar a cabo mi venganza.

"He perdido la cuenta de los segundos, minutos u horas que llevo despierto. Apenas amanecía cuando miré hacia la ventana para ver los primeros rayos de sol que habían dado directamente sobre mi cara.
Y fue ahí cuando supe que estaba totalmente perdido, porque sentí su cuerpo aferrarse al mío como lo hacía yo, su respiración era pausada y el pelo le tapaba parte de su rostro que podía ver gracias a la claridad que empezaba a iluminar la habitación.
Sus ojos cerrados, sus labios entreabiertos me llamaban para que los besara otra vez, una última vez antes de que el día nos hiciera desaparecer.

Perdí la noción del tiempo mirándola, cerré los ojos para guardar aquel momento para siempre para mí y me desperté tiempo después sintiendo como sus dedos dejaban suaves caricias en mi espalda, continuando por mis brazos y terminando en mi cara.
Y todavía las siento.

Lo de anoche no estuvo bien, empezando porque caí de nuevo, porque esa pastilla ha vuelto a poner en alerta todas mis alarmas y terminando porque casi le hago el amor a la que era la mujer de mi mejor amigo.
Sí, a esa chica que yo me juré odiar, a la que tiene la culpa de que él ya no esté.
¿Y qué hago yo?
Rendirme como un idiota ante ella.
Sus labios me llamaban y quizá por el efecto de las drogas me atreví a besarla, a volver a hacerlo cuando llegamos a mi apartamento y a casi desnudarla y follarla hasta que amaneciese.
Pero Gabriel apareció, por mi cabeza y por la de ella.
Su lágrima bajando por su mejilla me lo confirmó y su voz en mi odio también.

"-Me has fallado. Me has fallado, Hugo."

No dejaba de repetirme eso, su maldita voz es lo único que me queda de mi amigo y me gritaba que le había fallado. Yo debía hundirle la vida a Eva y sin embargo, estaba hundiendo mi lengua en su boca.

La culpa por lo que ha pasado me consume, pero sus dedos por mi piel me devuelven la vida. Se me aceleran los latidos de mi corazón cuando roza mis labios con su dedo pulgar, cuando delinea con delicadeza mi labio inferior.
Contengo el suspiro que amenaza con delatar que llevo horas despierto disfrutando de sus caricias.

Frenesí Where stories live. Discover now