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Seokjin golpeó gentilmente la puerta.

- ¿Si?- Taehyung asomó la cabeza esbozando una sonrisa.

- Venía a ayudar a Jungkook a prepararse.

- Oh, no se preocupe, yo me encargaré- le cerró dando la conversación por finalizada. 

El fantasma se quedó estupefacto en el pasillo.

- Parece que le han robado el lugar a un servidor- Namjoon, en su forma incorpórea, tiró de él. Divertido por la mueca de descontento en su esposo- Déjales, ¿acaso no se recrean los omegas acicalándose entre ellos?

- Pero... - negó con la cabeza abandonando su necedad- Es cierto.

- Nuestro hijo no es precisamente una persona rodeada de incondicionales amigos, es bueno que disfrute la compañía de otros fuera de su familia, y Taehyung es su amigo incondicional de la infancia. Debes respetar que le prefiera a veces.

- Solo a veces- el alfa le dio la razón complaciente.

- Por supuesto, amor mío- le ofreció el brazo antes de bajar las escaleras, como un caballero recién enamorado.

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- ¿Quién era?- el pelinegro se colocó en el centro de la crinolina, Taehyung la alzó haciendo que los grandes aros de metal flexible rodearan sus piernas, creando la estructura de la falda.

- El señor Seokjin, nos ofreció una mano- terminó de colocarle las pesadas capas de tela azul cobalto, adornadas de preciosos rosales pálidos cuyos tallos brillaban en dorado- Los brazos- hizo caso a su demanda, la prenda del torso ajustándose a su cintura, un fino encaje blanco había sido bordado en la costura del bajo escote, ese sutil detalle le dio un toque de inocencia.

- Me atreveré a pensar que le rechazaste- se sentó frente al tocador, confiando su rostro y cabello al rubio.

- Me gusta acicalarte y ponerte bonito- peinó sus cabellos del color de la obsidiana, éstos apenas oponiendo resistencia a las finas cedras. Le espolvoreó colorete imitando un rubor, la polvera de arroz era innecesaria en su tez de alabastro y rizó sus pestañas usando aceite de cedro- Amo tus ojos, brillan como la noche despejada.

- Eso es porque te miran, cielo- Taehyung soltó una risita avergonzado- ¿Estás seguro de que no quieres ir?

- Lo siento muchísimo, conejito- la razón era evidente, presentarse a un baile embarazado y soltero era una humillación. Pese a que ansiaba de corazón escucharle cantar, no estaba preparado para recibir las miradas de desprecio y oír los susurros crueles.

- No te atormentes, lo entiendo- le besó compartiendo el recién aplicado bálsamo, manchando sus labios de rojo.

- Gracias- le colocó una peineta de vidrio tintado en forma de mariposa, recogiendo en ella los mechones que tapaban su cara- Espero que pases una maravillosa velada y que dejes a todos boquiabiertos- Jungkook sonrió triste, palpándose el collar de zafiros incrustados, a juego con sus pendientes de gota y sus anillos de plata por encima de los guantes negros.

- Volveré pronto- salió recolocándose las joyas en un gesto nervioso, suspirando apesadumbrado- ¡Jimin!- el beta abrió la puerta de la habitación contigua.

- ¿Señorito Jeon?- el omega le dio un último vistazo a su dormitorio.

- Cuida de Taehyungie, no abras ni mucho menos recibas a extraños- el mendigo se abstuvo de rodar los ojos, era perfectamente capaz de hacer de amo de llaves por unas horas- Toma esto- le dio una campana de cobre envejecida- En caso de extrema emergencia, esto resonara en mis hyungs alertándolos de que algo va mal.

- ¿De verdad?- la sacudió en un tonto impulso. Yoongi se la quitó de inmediato, siendo invocado tras él- ¡AH!

- Será mejor que me quede- Seokjin y Namjoon llegaron igualmente, relajándose al ver quien sostenía el objeto.

- Te dije que eso era lo primero que haría- le susurró el omega a su esposo.

La pareja de espíritus dejó al alfa mayor al cuidado del casal, Jungkook y el mayordomo subieron al carruaje, el segundo no molestándose en tornar a su forma corpórea, y el alfa menor se posicionó de cochero.

Nunca se habían perdido un concierto de su hijo, aunque desde el exterior pareciera que el joven iba solo a los bailes, los espíritus siempre le habían estado acompañando. En una fiesta los únicos sirvientes permitidos pertenecían al hogar del anfitrión, por lo que asistían de manera intangible.

Cuando el doncel accedió a la mansión, la masa de nobles y burgueses armaron un gran revuelo. Era sumamente extraño que él asistiera a las reuniones sociales, si además se le agregaba que iba a cantar, la expectativa era alta. Siendo un adolescente heredero de una supuesta gran fortuna, no era de extrañar que los alfas no tardaran en pulularan a su alrededor.

El señorito Jeon ostentaba un carácter retraído, idéntico al de sus supuestos padres, y rechazaba sin mucha gentileza a sus pretendientes. Normalmente, un omega así sería aislado y visto como engreído. Sin embargo, portando tal belleza en sus delicados hombros, no había nada que reprocharle.

- Jungkook, bienvenido- Yugyeom corrió a acompañarle ofreciéndole el brazo, pues un doncel jamás debía entrar solo al salón de baile- Justo hace un momento, un buen amigo mío estaba suplicándome porque te lo presentara.

- ¿Es así?- preguntó desinteresado.

- Jeon- quien se figuraba que era su "buen amigo" se les acercó no soportando la espera- ¿Me concedería este baile?

- Ni se te ocurra negarte- Seokjin le habló severo a su espalda. Un doncel, una vez rehusaba una invitación, no tenía permitido bailar en toda la noche por educación al rechazado. Y eso era algo que el sirviente no podía permitir.

- No empieces de nuevo- le contradijo Namjoon- Bailará con quien desee bailar, todavía le queda tiempo por disfrutar de lo que la vida le ofrece antes de centrarse en el casamiento.

- Tú no lo entiendes, no busco que salga de este lugar comprometido, mas no lo estará nunca si no muestra un mínimo de interés- sería una mentira decir que la presencia de Taehyung y el episodio de las estocadas no le había vuelto irritable en ese tema, quería que su retoño tuviera un digno futuro y hacer un buen matrimonio.

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