Our beloved home 【Taekook】

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- Jungkookie...- se enderezó en el lecho tallándose los ojos somnoliento.

- Ven, entra- Taehyung corrió a su calor- ¿Una pesadilla?

- Solo quiero dormir contigo- el mayor le abrazó, cuidando que su vientre no interfiriera entre los dos- Tu olor me calma- hundió la nariz en sus cabellos negros, que se extendían por la almohada como ríos de tinta, la lavanda libró a su corazón de todo malestar.

- Me consuela ser de ayuda- Jungkook igualmente se llenó de jazmín en el cuello ajeno. Las velas estaban apagadas, la luz azulada de luna bañaba suavemente las sábanas en la oscuridad- Ojalá un día regreses a ser el que conocí en el pasado, un chico alegre y hablador que no le tiene miedo a nada. Ahora te deslizas por los pasillos en silencio, taciturno.

- Tú sin embargo has crecido bien- el rubio se apartó mirándole fijamente a los ojos, perdiéndose en esa negrura estrellada- Dejaste de ser retraído, antes te comportabas como si nunca hubieras interactuado con humanos. Eras extraño- el menor acortó la distancia hasta estar a milímetros de su boca, la sangre bombeando en sus oídos.

- ¿Eso te cautivaba?- sus pupilas no eran capaces de mantenerle la mirada, se desviaban a los labios rosados- Que sea extraño... ¿Te gusta?- Taehyung se mantuvo inmóvil, expectante.

- Me gusta- en un impulso, su mano temblorosa acarició la mejilla pálida- Vamos a dormir.

- Sí, supongo que será lo mejor- antes de apartarse, recibió un beso en la frente- Buenas noches.

- Buenas noches, conejito- mas el rubio no era capaz de conciliar el sueño. 

En el profundo silencio, únicamente interrumpido por los leves ronquido de su compañero, oyó unas voces lejanas. Girando la cabeza en aquella dirección, notó una fina línea de luz bajo la alfombra de la habitación. Cauteloso, se arrodilló en el suelo para apartarla. Era una rendija entre dos tablas de madera, el dormitorio principal estaba directamente encima de la cocina, vio la mesa en la que desayunaban, y a Seokjin y a Namjoon charlando en ella. Creyó que por el cansancio su visión les encontraba borrosos.

- Sobre ese muchacho...- el alfa apoyó la cabeza en su mano- ¿De verdad se quedará aquí?

Taehyung sintió que la poca confianza y tranquilidad que había conseguido reunir en el par de semanas que llevaba viviendo ahí fue mellada. Al parecer, el servicio solo fingía ser agradable con él. No les culpaba, un omega soltero y embarazado manchaba el honor de cualquier hogar. Se merecía ese trato.

- No desesperes- Seokjin tejía perezosamente- Ya tuvimos una decepción en el pasado.

- Era muy joven, Jungkook hizo lo correcto al rechazar a ese pretendiente- el omega bufó en desacuerdo.

- En nuestra época este sitio ya estaría repleto de cachorros correteando por ahí. Escucha, no es que yo quiera ser el padre cuya única razón de existir sea hacer un buen matrimonio, por eso no le presiono ni le he presionado nunca a encontrar marido- su esposo hizo una mueca divertido, pues eso no era verdad en absoluto- Si te soy sincero, a estas alturas ni siquiera creo que suceda pronto, ¡no muestra interés alguno! Lo que nos queda es rezar a los dioses que Taehyung permanezca, imagina lo que sería tener un bebé de nuevo en la casa.

- Los bebés definitivamente son una bendición- Namjoon sonrió luciendo dos hoyuelos simétricos- ¿Recuerdas cuando Jungkook gateaba por esta misma mesa?

- O cuando aprendió su primera palabra.

- O su primera grosería- se miraron pensando en la misma persona- ¿Cuándo dijo Yoongi que volvería?

- Su última carta afirmaba que en febrero.

- Entonces deberíamos encontrar rápido a un especialista que arregle el piano.

- ¿No te conté? Contacté a uno de los nuestros, se supone que venía hoy, por eso me quedé despierto.

- ¿¡Taehyung!?- el pelinegro salió de la cama asustado, pensando que el embarazado se había caído al verle encogido en el suelo.

- S-sí, sí- se levantó sumamente avergonzado- Todo está bien- Jungkook le acarició la tripa preocupado- Todo está bien- le repitió alzando su mentón- Tranquilo- el señor de la casa suspiró.

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Se frotó las manos en un intento inútil, sus guantes, que ni cubrían las puntas de sus dedos, eran de una tela áspera y agujereada. A lo lejos avistó una casa. No pasaba nada por probar. 

Reconocía que su cara de porcelana no era idéntica a la de hace años, no obstante, si simulaba llorar un poco, quizás un sirviente se apiadaría de él. Fue listo, no llamó a la puerta principal sino a la de los establos. Los mozos de cuadra solían ser ingenuos y bondadosos.

- Le estábamos esperando- Seokjin le abrió sonriente- Entre, por favor.

- Uh, ¿gracias?- se aclaró la garganta confundido- ¿M-me da algo de comer? No importa que sean sobras- Namjoon le palmeó el hombro sorprendido.

- Pensé que vendría personalmente- le comentó casual.

- Creo que se han- el omega le sirvió un tazón caliente de sopa- Es que mi... ¿maestro? Se estaba demorando en otro... trabajo y me envió a mí- ignorando la cuchara, levantó el plato bebiéndosela en segundos- Verá, es un hombre muy solicitado por lo que... ¿Me ayudarían a recordar los detalles de este encargo?

Era consciente de que estaba jugando arriesgadamente, sin embargo, no era la primera vez que mentía por sustento. Un mendigo no gozaba del privilegio de poder obrar siempre correctamente y aquel lugar desprendía calor, incluso si le sacaban a patadas en unas horas habría valido la pena.

- Por supuesto, acompáñeme- salieron de la zona del servicio y cruzaron el ancho pasillo hacia la sala de estar- Se trata de un Steinway- le señaló el piano de cola negro- Mi marido y yo no sabemos qué es lo que falla, mas suena distinto desde hace unos meses, tal vez por el cambio de temperatura. ¿Usted qué cree? Señor...

- Señor Jimin- el beta se presentó fingiendo seguridad, su cabeza maquinando qué demonios contestar- Ah, como puede ver por mi desastrosa apariencia, fui asaltado en el camino aquí. El miedo sigue instalado en mis huesos y no me permite concentrarme, ¿sería mucha molestia pedirle al alfa de la casa que me dejara pasar la noche? Mañana me ocuparé del piano.

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