CAPITULO 30 - CAOS

60 3 0
                                    

5 de septiembre

Ayer fue un día muy duro, no solo físicamente ya que no podía ni moverme, sino también psicológicamente por todo lo que estaba pasando.

Enzo pasó toda la mañana conmigo, estuvimos hablando y al final le prometí que no volvería a fumar, es verdad que en este caso no había provocado el accidente, pero quién sabe si otras veces si lo haría.

Tenía claro que esa no era la solución para nada, aunque fuera reconfortante durante unas horas, supongo que pensamos que por un poco de vez en cuando todo estará bien, pero también un día pensé que por no comer no pasaría nada y aquí estamos.

La verdad es que me estaba esforzando mucho para comer, no era mucha cantidad pero no me saltaba ninguna comida, además de vez en cuando me llamaba Luna para hablar con ella, quizás de manera más personal. Y respecto a como me sentía a la hora de comer y con mi cuerpo, seguía mal pero ya no me castigaba a mí misma.

Por la tarde estuvimos los tres en el sofá, fue un poco complicado llegar pero ya me dolía el culo en la cama, al principio vimos una película que me dejaron elegir a mi, Divergente, la había visto como mil veces, era mi saga favorita.

Me sorprendía ver que con Marc estaba tan a gusto porque apenas lo conocía, era muy gracioso y algo creído. Dentro de unos días llegaría Sofía de su viaje y eso me preocupa un poco, el no caerle bien, el parecerle aburrida...

Por la noche me encontraba mal y les pedí que me llevaran a la cama, sentía que me dolía todo el cuerpo aunque me había tomado todas las pastillas.

Eran las 5 de la mañana y seguía sin poderme dormir, pero no quería molestarlos así que no les llame. Estuve hablando con mis amigos, ellos sabían lo que había pasado y vendrían a verme hoy por la tarde, ahora mismo estaban de fiesta en un pueblo que estaba al lado del mío.

Abrí una foto que me había mandado Ian y me esperaba a cualquiera menos a él, Nahuel. Llevábamos sin hablar desde que entre en el hospital y discutimos por WhatsApp, ya se había enterado de todo pero no por mí, al ser amigo de Ian le contó todo, aun que dudo que supiera lo del accidente, cuanta menos gente me agobiara con preguntas mejor.

Mis amigos si sabían que había pasado con mis padres, al final las cosas en un pueblo corren muy rápido, algo que es insoportable. Con mis padres no había vuelto hablar ni quería, pero me habían llamado y dejado mil mensajes.

Mis padres tuvieron una infancia infeliz, ambos estaban rotos y creyeron que juntándose se reconstruirían, pero las cosas no funcionan así. Decidieron tener dos hijos, mi hermano y yo, con quien apenas tenía relación por no decir que no tenía.

Mucha gente pensara que debo entender a mis padres, pero nadie piensa que la que estoy rota soy yo, la que asume todas las consecuencias soy yo. Siempre nos hacen creer que no podemos separarnos de la familia, pero me pregunto porqué.

Si mi familia no me aporta nada, al igual que si fueran otras personas, lo mejor es alegarse por el bien propio y saber que la familia de verdad es la que eliges y no la que te toca. Mi familia eran Gala, Ámbar, mi perro...y quizás Enzo, no lo sé, pensar eso me parece algo precipitado.

Realmente conocí a Enzo hace poco, al comienzo del verano, con él sentí una conexión rara que me hizo acordarme de Nahuel, no era igual pero si parecido y pensé que no se podía repetir esa sensación.

Ya eran las 7 de la mañana y seguía sin poder dormir, estaba con el móvil jugando cuándo vi que abrían la puerta despacio.

Estoy despierta - dije mirando a Enzo

Venía a ver cómo estabas, ¿no has dormido nada? - dijo acercándose a mí

Solo un poco, pero no pasa nada, ¿tu tampoco has dormido? - pregunté preocupada

Si, pero me he puesto la alarma para ver si estabas bien y darte las pastillas - dijo sentándose en el borde de la cama

No hace falta que te preocupes tanto, me siento mal - dije sentándome un poco en la cama

Deja de ser tan quejica, ¿tu no harías lo mismo? - preguntó Enzo

Si, no lo dudes, pero me queda mucho tiempo así y no quiero agobiarte - dije sin mirarle

Oye Maya, no me agobias y lo hago porque me sale así, no porque me sienta obligado - dijo levantándome la cabeza para que lo mirara

¿Te acuerdas del día que nos conocimos? - pregunté riéndome

Claro que me acuerdo - dijo sonriendo de lado

¿Y nunca has pensado que hubiera pasado si no nos hubiéramos cruzado? ¿ o si no hubiera salido a la azotea? - pregunté curiosa

Creo que no y tampoco quiero pensarlo, será cosa del destino que pasara eso - dijo levantando las cejas

El destino no existe, si alguien es el responsable de que nos conociéramos, somos nosotros mismos - afirmé

Pues me alegro de haber tomado esas decisiones, esta claro que nos ha cambiado la vida, eso es lo bonito de no saber nunca que va a pasar - dijo tumbándose cuidadosamente en la cama

Le miré fijamente y admire que tenía unas pestañas muy largas y las cejas revueltas, me fijé en su pelo castaño y quise tocarlo, pero cómo siempre me dio vergüenza.

Maldita vergüenza que lo estropea todo, hasta la mínima cosa me da y que rabia querer hacer mil cosas y no hacer ninguna por el miedo.

¿Me estas admirando? - dijo burlón

No seas tan pringado - dije dejándolo de mirar

Si soy sincera aguanté poco sin mirar, se durmió al poco rato y pensé que no sabía que sentía, pero sentía mucho, no sé si lo que sentía era amor, agradecimiento, amistad...soy todo un caos y me odió por ello.

¿Y él? ¿qué sentiría por mí? Quizás nada, igual me veía como una amiga o una hermana pequeña, no lo sé, pero no dudaba de que mirarlo a él, era como mirarme a mi misma.

RESPIRANDOWhere stories live. Discover now