27 de agosto de 2021
Hoy por fin me daban el alta, estaba más orgullosa de mí que nunca, pero por otra parte tenía mucho miedo, ahora me iba a enfrentar a la vida real y ya no tenía una burbuja que me protegiera.
No había encontrado piso, pero no quería preocupar a nadie, por lo que dije que si lo había encontrado. Al salir me iría a mi pueblo y viviría allí hasta encontrar algo, me llevaría Ian.
Al irme me despedí de las enfermeras y de Luna, ella lloró de la emoción y yo estuve apunto, me dio su número para cualquier cosa y tendría que venir a su consulta una vez al mes.
La primera vez que fui a un psicólogo fue una experiencia horrible, no le importaba nada y le contaba todo a mi madre, pero esta vez he aprendido que no todos son igual, sí hay gente a la que de verdad le interesa su trabajo y le interesa escucharte y ayudarte, la Doctora Martínez, Luna para los amigos, era una de ellas.
Una vez me contó que ella también sufrió un TCA y que nadie lo sabia, fue muy difícil y tardo muchos años en recuperarse, por eso ella se propuso no dejar que nadie pasara por eso solo.
Cogí mis cosas y baje, ya me estaba esperando Ian en la puerta, pero al entrar al coche oí a alguien gritar mi nombre.
— ¿No te ibas a despedir de mi quejica? - dijo Enzo con cara de pillín
— Pensaba que no ibas a venir - dije confundida
— ¿A dónde vas? - preguntó arrugando la frente
— Me voy al pueblo, hasta que encuentre algo en el centro - dije metiéndome en el coche
De repente sentí como me elevaba, Enzo me cogió por detrás y me coloco boca abajo en su hombro, empecé a chillar y darle codazos, pero él tenía mucha más fuerza que yo.
— Tranquilo arranca, se viene conmigo - dijo Enzo a Ian
— No, yo no me voy contigo a ningún sitio - grité mientras vi cómo se iba Ian - este chico es tonto, ¿a dónde va? - dije enfadada
— Parece que se va sin ti, lo siento, no te queda otra que venirte conmigo - dijo riéndose sin bajarme de su hombro
— ¡Bájame! - grite de nuevo
— ¿Y permitir que te vallas?, no quejica - dijo Enzo con ironía
— Eres un pringado - dije frustrada
— Soy tu pringado favorito - dijo haciendo que me sonrojara
Ya me había cansado de chillar y darle golpes así que deje que me llevara hasta su coche en hombros sin oponerme .
— No pienso ir a tu piso - dije mientras me bajaba al suelo
— No te queda otra - dijo metiendose al coche
— Se que no quieres que vaya - dije seria sin entrar al coche
— Venga Maya, ¿qué mas quieres que haga? - preguntó ofendido por mis palabras
— No quiero que hagas nada, gracias - dije burlona
— Pasa la noche en el piso, no tienes dónde ir, después ya haz lo que quieras - dijo pasota
ESTÁS LEYENDO
RESPIRANDO
Teen FictionPedir ayuda no es tan fácil como parece, sobretodo si estás convencida de que no la necesitas y si sabes que si la pides, no te la darán. A veces la ayuda no sabemos si nos salvará o terminará destrozándonos todavía más, pero llegados a cierto punto...