CAPITULO 26 - SENTIR

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1 de septiembre

Hoy había quedado con Gala, ya hacía mucho que no la veía y me moría de ganas. Además necesitaba hablar y desahogarme con alguien.

Estuvimos toda la tarde hablando sin parar, le conté lo que había pasado con Enzo, él se enfado y se fue porque no le quise contar porque le había dado un puñetazo a mi exnovio, no es que no confiara en él, pero había partes de mí, la mayoría, que no querían ser descubiertas.

La verdad es que me arrepentía de eso y no por él, sino por mí, ahora llevaba un esguince en la muñeca, esta mañana al verme la mano hinchada mi madre casi sufre un infarto.

Le conté lo que había pasado y casi le mata, la verdad es que ella nunca lo había conocido pero le tenía aprecio, ya que como todos sólo conocían su parte buena.

Yo siendo sinceros no había sido la mejor novia, siempre desaparecía y nunca me comprometía, de ahí que nunca la relación hubiera sido algo serio, sin hablar de que le fui infiel con Nahuel.

Como siempre vino a decirme que era el amor de su vida y unas cuantas tontadas más, pero estaba acostumbrada. Lo malo fue cuándo me dijo que a "mi nuevo novio", refiriéndose a Enzo, le iba a hacer sufrir, porque era mala y no sabía querer.

Quizá tenía razón pero él no era quién para juzgarme, siempre me había hecho pensar que ninguna persona me querría y por eso debía quedarme a su lado, como si de una obligación se tratase.

Quizás por eso no le quise contar a Enzo que había pasado, no quería contarle que fui débil y que me deje manipular, no yo, que siempre hacía ver que tenía todo controlado. Pero solo hay una verdad y es que no somos el mando de una consola, somos personas y la mayoría de cosas de escapan de nuestras manos.

Gala insistió en que tenía que confiar en Enzo, me había ayudado mucho y se lo había ganado, pero realmente yo lo intentaba, intentaba abrirme a él y ser yo, pero eso me daba demasiado miedo, no quería decepcionar a quien nunca me había decepcionado a mí.

Mi madre me llevó al piso y al abrir vi que no había nadie, Marc estaba en su pueblo y volvería en dos días, por otro lado Sofía estaba de vacaciones y no volvería hasta el día 8 y Enzo no sabía dónde estaba, pero no quería hablarle, realmente me daba vergüenza.

Era ya de noche así que me fui a mi habitación a ver una película, Un Monstruo Viene a Verme. Cuando iba a mitad oí que se abría la puerta, me hizo gracia saber que era Enzo por los pasos. Salí para decirle que ya había vuelto y el me sonrió y se fue a su habitación.

Sabía que él no estaba enfadado, no podía estarlo mucho tiempo, pero si sabía que le había dolido que no se lo dijera, parecía algo simple de decir. Decidí no insistir, me fui a dormir y mañana sería un nuevo día.

Aún que como siempre haría como si no hubiese pasado nada o me encerraría en mi cuarto para evitar una situación incómoda. Bien Maya, siempre huyendo de los problemas esperando a que desaparezcan por arte de magia.

Me hacía gracia saber que era la persona que más se contradecía a si misma, un día me consideraba valiente y fuerte, el siguiente débil y cobarde. Otro día me consideraba amable y cariñosa, al siguiente odiosa y apática. Este era el problema de no saber quién era.

Esto es algo gracioso porque hace unos años tenía claro quién era, pero no sé en que momento cambió, en que momento comencé a sentirme mal con lo que era, tras cambiar muchos aspectos de mi vida comencé a sentir mejor, luego perdida y ahora, no sabía ni si sentía.

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