28 de agosto
Sentí un rayo de sol en mi ojos que hizo que me despertara, los abrí perezosamente y lo primero que vi fue a Enzo dormir, tenía la boca abierta y estaba bocarriba, yo tenía mi cabeza en su pecho.
Me estiré y volví a la realidad, lo deje durmiendo y fui a peinarme y lavarme los dientes, al ir a volver a la habitación me encontré con Marc.
— Hey Maya, ya hora de que os despertarais - dijo mostrando su perfecta sonrisa
— Enzo sigue durmiendo, ¿qué hora es? - pregunté rascándome los ojos
— Son las tres de la tarde - dijo Marc
— Madre mía, que tarde - dije abriendo lo ojos como platos
— Vamos a desayunar algo - añadió Marc mientras le seguía a la cocina
Al entrar a la cocina vi a una chica, supuse que era Sofia, porque era igual que su madre, ella era muy alta y tenía los ojos marrones a diferencia de su madre y de Enzo. Su pelo era rubio y largo, aunque algo menos que el mío.
— Hola Maya - dijo viniendo rápido a abrazarme
— Hola, ¿eres Sofía no? - dije devolviéndole el abrazo
Al hacerlo, me di cuenta que ella era la chica que había visto en el metro con Enzo la noche de la fiesta.
— Claro, mi madre me ha hablado un montón de ti, estoy encantada de conocerte - dijo amable
La verdad es que se le veía una chica super tierna, ella solo tenía un año más que yo, aunque parecía más pequeña. Sabía que estaba estudiando la carrera de Lengua y Literatura Española, le encantaba leer y escribir por lo que sabía que nos podríamos llevar genial.
— Yo me voy a duchar y vengo - dijo Marc dejándonos solas
— Tira, así nos quedamos más tranquilas - bromeó y yo me reí - ¿quieres algo de comer?, si quieres te dejo sola y así comes más tranquila - propuso empatica
Estaba claro que Sofía sabía lo que me pasaba, su madre le habría avisado al igual que Enzo y me sorprendió ver que era comprensiva, no todo el mundo lo entendía, cualquier otra persona no hubiera tenido ese gesto.
— No, no te preocupes, solo quiero algo de beber - añadí nerviosa
— Perfecto, tenemos zumo de naranja y de piña, ¿cuál prefieres? - dijo Sofía mientras abría la nevera
— De piña - dije bajando el tono de voz, estaba muy nerviosa, llevaba mucho tiempo sin comer delante de nadie
— Toma - dijo ofreciéndome el zumo
En ese momento la llamaron y lo agradecí, salió de la habitación y estuvo hablando más de diez minutos por teléfono, así que me bebí el zumo tranquila y estuve con el móvil.
Estando con el móvil sentí que alguien entraba, me giré y vi que era Enzo, lo saludé y seguí con el móvil, él se sentó a mi lado y me reí al ver que aún seguía medio dormido.
— ¿De qué te ríes quejica? - preguntó mientras me golpeaba el brazo
— De ti, que pareces un zombi - dije riéndome
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RESPIRANDO
Teen FictionPedir ayuda no es tan fácil como parece, sobretodo si estás convencida de que no la necesitas y si sabes que si la pides, no te la darán. A veces la ayuda no sabemos si nos salvará o terminará destrozándonos todavía más, pero llegados a cierto punto...