CAPITULO 12 - FELICIDADES

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25 de julio de 2021

Hoy cumplía 18 años, por lo que mañana mismo si quería podía irme y así lo haría. Quería irme antes de que volviera la Doctora Martínez, ella se había ido un mes de vacaciones y hoy Ámbar, había venido a traerme ropa para mañana, ya que aquí no tenia nada porque solo iba con el pijama del hospital. Le pedí unos pantalones largos anchos y una sudadera.

¿Estás segura de que quieres irte? - preguntó Ámbar en un tono apagado

Si, durante estas dos semanas he ido mucho mejor y ya es hora de retomar mi vida - dije intentando que sonara creíble

Vale, pero vente a mi casa - dijo insistente

Ya sabes que no voy a ir y no quiero que le cuentes nada a mis padres - dije seria

Quería que mis padres siguieran pensando que estaba en el hospital, no quería ser una preocupación para ellos. En vez de volver a mi pueblo, me quedaría aquí en la cuidad, en Madrid.

Mi amigo Ian, quien me llevaba al instituto todos los días antes, estaba viviendo aquí y tuve que pedirle que me dejara quedarme en su casa unos días y él acepto sin rechistar.

Por otro lado, tampoco quería que se enterara Gala, no quería decepcionarla, no podía. Solo lo sabrían mis amigos del pueblo.

Para ser sinceros, no sabía que estaba haciendo, iba a salir del hospital sin ningún plan, solo quería irme lejos de aquí, pero tampoco quería estar cerca de mi familia, lo que quería era desaparecer. Dentro de nada empezaría la universidad y con ello, una vida nueva.

Sabia que la médica que me trataba ahora, se lo comentaría a la Doctora Martínez, pero para cuando se enterase yo ya estaría fuera del hospital y no podría traerme de vuelta.

Ya era por la noche y me había dejado todo listo para por la mañana, vestirme y salir. Tendría que ir yo sola hasta la casa de mi amigo, ya que él estaba trabajando.

Fui a la azotea, quería despedirme del sitio que me había permitido alejarme de todo, del sitio que me había permitido respirar y como no, del sitio que me había permitido fumar.

Eran las once de la noche y tenía que irme ya a dormir, mañana sería un día largo. Al abrir la puerta de emergencias había alguien detrás y le di un golpe.

Lo siento, perdón, ha sido sin querer de verdad - dije nerviosa

Al levantar la mirada vi a Enzo y no sabía si eso me había tranquilizado o me había puesto más nerviosa.

Se supone hoy debería darte un regalo yo a ti y no tu a mí - dijo doloroso y divertido

¿Que haces aquí? - dije sorprendida

Felicidades quejica - contestó sonriendo mientras me miraba fijamente a los ojos

No respondí, solo cerré los ojos y le abracé.

Traigo algo para ti - murmuró en mi oido

¿El qué? - dije entusiasmada mientras me separaba de él y nos sentábamos.

El regalo estaba envuelto y por su forma no había que pensar mucho que era, era un libro. Al abrirlo me quedé sorprendida, Un Mundo Feliz de Huxley, llevaba un montón de tiempo queriendo ese libro, era una distopía.

Supongo que habría escogido ese libro porque le comenté que iba a estudiar Filosofía y Ciencias Políticas una de las primeras veces que hablé con él, pero no esperaba que él se acordara y mucho menos que me lo fuera a regalar el día de mi cumpleaños, ¿cómo sabia que hoy era mi cumpleaños?

Muchas gracias de verdad, es el mejor regalo que me podían hacer - dije mientras abrazaba el libro

No me las des, te lo mereces - dijo Enzo sonriente¿Cómo vas?, hace dos semanas que no se nada de ti - preguntó haciendo que me pusiera nerviosa

Bien, he mejorado mucho - dije mirando al suelo

Me alegro y mi tía seguro que también se alegra, llega mañana - dijo Enzo intentando que le mirara

¿Qué?, ¿Luna llegaba mañana?, no puede ser, ella no permitiría que me fuera de aquí, no podía esperar a que viniese, tenía que irme esta misma noche.

¿Qué te pasa? ¿Por qué te pones nerviosa? - preguntó poniéndose nervioso él también

Me voy Enzo, me voy del hospital, ya tengo 18 años y no quiero seguir aquí - dije sin mirarlo

¿Qué?, ¿Cómo que te vas?, no puedes irte de aquí, estas loca - dijo perdiendo los nervios

Si que puedo irme y lo voy a hacer, no quiero que tu tía me vea irme - contesté triste

Esta vez no me iba a enfadar y no iba a poner a chillar, no me gustaba que nadie me diera ordenes o me juzgara por lo que hacía o dejaba de hacer, pero esta vez sabía que lo estaba haciendo mal.

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