- Un momento, un momento- exclamó mientras yo bajaba besándole el cuello-. Eliza, tenemos que hablar. Un segundo- dijo tomando mi rostro entre sus manos para ubicarlo frente al suyo-. ¿Qué fue lo que hiciste?- inquirió con una sonrisa amarga en los labios. Estaba tan feliz como yo, pero al mismo tiempo algo enorme pesaba sobre su cabeza.
- Hice lo que tenía que hacer- le respondí sin ninguna clase de ceremonia.
- No, no tenías que hacer esto-. Se puso serio y negó con la cabeza-. De verdad que no.
- No, no tenía, es cierto, lo que pasa es que simplemente quería. Te amo, qué esperabas que hiciera.
- Lo que te he estado rogando: que no te entregases al Infierno por mí.
- Nací para estar contigo, quien algo quiere algo le cuesta. Además- añadí-, no fue únicamente por ti, sino también por Lucas, y por mí, no puedo alejarme tu lado.
Me soltó y dio un paso atrás.
- No me arrepiento ni nunca me arrepentiré-. En mi vida había estado tan segura de algo como lo estoy de esto.
- Ese hombre…- comenzó a decir y yo lo interrumpí.
- Trueba es mi padre y además es mucho más que eso…más que un simple demonio…¿No sé si me explico?-. El tema me puso incómoda, solamente Dios sabe si algún día voy a terminar de asimilar lo que eso significa, aunque la verdad, es quién sea mi padre, no me condiciona en lo absoluto, él y yo podemos tener muchas cosas en común, sin embargo, lo que realmente pesa aquí, son nuestras diferencias.
Vicente parpadeó varias veces y luego abrió la boca pero de sus labios no salió nada más que su perfume, el cual me hacía querer besarlo otra vez. Me contuve, le debía una explicación.
- Resulta que te enamoraste de la hija de tu jefe- le dije en broma.
Vicente torció la boca y me miró ceñudo.
- ¿Lo sabías?
- Intuía que detrás de eso tan grande que sentía dentro de ti, debía existir algo verdaderamente- se interrumpió y sacudió la cabeza-…nunca hubiese sospechado que era eso, y menos que él vive en la tierra o que…- su frente se frunció en una mueca de confusión total-no sé que pensar- terminó diciendo.
- Según mi padre mis poderes son tan fuertes como los suyos, para ser más precisos, insinuó que si riñésemos sería un empate-. Inspiré hondo y solté el aire-. Sigo siendo yo, todo lo que me ha ofrecido no me ha tentado en lo más mínimo. Es mi padre, me costará terminar de asimilarlo- le expliqué-, pero que no espere más de mí, yo no tengo intenciones de unirme a su causa ni ahora ni nunca, la política me importa un cuerno, menos que menos la celestial y la del infierno.
- Nunca te permitirá apartarte de su lado, además, si le entregaste tu alma a Salvador.
- Salvador ya no existe, Vicente, Trueba lo devolvió al infierno y por cierto, él era mi hermano.
Vicente se quedó de piedra; mis esfuerzos de soltarle las novedades en un tono ligero y a modo de broma no evitaban que él se atragantase con mi nueva realidad.
- Eso no importa, mi alma es libre y la tuya también.
- ¿Qué estás diciendo?
- Que Dios o quien sea, es capaz de dar segundas oportunidades.
La frente de Vicente se arrugó.
- Me alegra haber podido hacer por ti algo semejante, no podía pagarte de un modo mejor, lo que has hecho por mí.
- Lo que yo hice por ti…
- Tu amor simplemente me dio nueva vida, una segunda vida, una nueva oportunidad. Te amo, lo hice una vez y lo haría cientos de veces más por salvarte de todo y de todos…Esto simplemente tenía que ser así Vicente, te amo como jamás amé a nadie más y como seguro no conseguiré amar otra vez.
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"Infierno y Paraíso". Tercer libro de la saga "Todos mis demonios".
RomanceElizá creyó que ya nada la sorprendería, que estaba todo dicho. Ella ha quedado varada entre dos mundos y es una sola cosa, la que desea, pero en su urgencia por conseguirla no ve que a su alrededor, existe mucho más que los misterios que ya desvel...
Capítulo 42. Anteúltimo.
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