Capítulo 32.

1.5K 95 1
                                    

32. En el amor y en la guerra.

- ¿Te sientes mejor?- me preguntó cuando acabé de beberme el té que me había preparado; le contesté que sí, si bien en realidad me sentía pésimo.

- ¿No vas a regañarme?- curioseé-. Me atrevo a afirmar que viniste para soltarme un buen sermón, y por supuesto, también para llevarme de regreso a casa de Gaspar.

- La forma en que lo dices hace que yo parezca un monstruo, un insensible-, protestó dolido-. No disfruto viéndote sufrí, es más, me parte el alma ser conciente de lo poco que puedo hacer por ti.

- Qué es lo que vas a hacer por mí, entonces.

Resoplando se pasó ambas manos por el cabello para luego levantarse de su silla. Las replicas de su movimiento en el aire, me trajeron su exquisito perfume, hacía mucho tiempo que no le prestaba atención a esa característica suya. Se me erizó la piel.

- No voy a llevarte de regreso a casa de Gaspar.

- Sé que mi opinión no vale un comino, pero me alegra que así sea.

Vicente fingió ignorar mi tono. - ¿Has vuelto a tener un ataque?- quiso saber.

- ¿Llamas ataque a lo que me pasó antes de ayer?-. Me contestó que sí con la cabeza-. No, no he vuelto a sentirme así.

Se acercó hasta la ventana y echó un vistazo hacia fuera.

- ¿Leandro está bien?

- Sí, no fue nada, unos cuantos huesos rotos, pero salió caminando.

Experimenté un ramalazo de remordimientos; ¿a eso le llamaba: nada?

- ¿Qué has estado haciendo tú estos días?, a parte de intentar salvarme, claro- lo chuseé.

Dio vuelta la cabeza y me miró, su rostro atraía la luz del sol. Cerró los ojos, estaba haciendo un esfuerzo por no perder la paciencia, yo no colabora, tampoco podía hacer otra cosa, tenía tanta bronca acumulada dentro mío, que lo único que me salía, era soltarla, y allí estaba él.

- Para tú satisfacción puedo informarte que por estos momentos me considero a mí mismo un inútil. No he logrado nada. Sea donde sea que se esconden los que te acechan, no he logrado encontrarlos, es como si la tierra se los hubiese tragado.

- Se habrán ido.

- Lo dudo- revoleó los ojos-, simplemente se ha retirado momentáneamente.

- Están reorganizando sus filas.

- No hagas bromas tontas, es un asunto serio, lo que se juega es tu vida.

- Lo que queda de ella- lo corregí.

- Dramatizas.

Eso me hizo subir la presión. - Tus esfuerzos son en vano, no puedo odiarte por más que quiera.

- Es extraño, porque lo único que hacemos cada vez que volvemos a encontrarnos es discutir.

- Ya me di cuenta- gruñí cruzándome de brazos.

- Que bueno- masculló él entre dientes.

Dejé pasar un par de segundos y volví al ataque. - ¿Nuestro plan es ese, sentarnos a esperar hasta que regresen al ataque?

- Nuestro plan es estar preparados para cuando regresen.

- ¿Y en qué consiste esa preparación?- A este hombre había que arrancarle las cosas a los golpes.

- En buscar aliados.

- ¿Tenemos alguno?

- Ciro viene en camino.

"Infierno y Paraíso". Tercer libro de la saga "Todos mis demonios".Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα