Capítulo 34.

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34. Infierno y paraíso.

- Permite que te acompañe- le rogué, él se había regazado, los demás ya se montaban en las motocicletas y en los autos.

Me puso una mano entre el cuello, sus dedos estaban sobre mi nuca, unidos entre mi cabello. - Tu lugar es aquí. Quisiera poder llevarte conmigo para protegerte de cerca, pero no haría más que acentuar el peligro que corres.

- Ya sea al infierno o al paraíso, quiero ir contigo. No puedo vivir sin ti. No me hagas esto, Vicente, por favor, te lo suplico. Si te pierdo me muero.

- Procura no morir.

- Te necesito y te voy a necesitar siempre, sí quieres que me case contigo lo haré, si quieres que no vuelva a ver a Lucas, no lo veré jamás, pero no me pidas que me aparte de ti otra vez.

- Ojalá algún día puedas perdonarme, sinceramente espero que así sea, no por mí, sino porque no me gustaría irme sabiendo que te he dejado de recuerdo algo tan horrible y despreciable como el odio.

- No puedo odiarte.

La mano de Vicente apretó mi carne, se me acercó y me plantó un beso en los labios. inmediatamente me prendí de él.

- No te vayas- jadeé; sentía que me asfixiaba.

- Gracias por permitirme experimentar a tu lado, algo del paraíso-. Tomó mis muñecas entre sus tenaces dedos, y quitó mis brazos de alrededor de su cuello.-. Llegó la hora de que regrese al lugar al que pertenezco.

Por detrás, alguien me tomó por ambos hombros, giré la cabeza y divisé la piel oscura de Diogo.

- Nosotros la cuidaremos- le aseguró a Vicente.

Jan, desde su llamativo vehiculo rojo, contemplaba la escena.

- No permitan que nada le suceda.

- Cuídate mucho-. Sofía pasó por mi lado y abrazó a Vicente-. Tú y todos los demás tienen que regresar a casa.

Kumiko también intercambió un calido abrazo con quien consideraba su hermano.

- Patea unos cuantos traseros y regresa a casa para que lo festejemos todos juntos.

La garganta se me cerró. Existía una fuerte posibilidad de que esta maravillosa familia quedase desmembrada antes de la noche muriese en la mañana de mañana y la culpa, no era más que mía; un cuerno con eso de que la responsabilidad era de muchos. Este descalabro era por mí.

Diogo me apartó de en medio (Sofía y Kumiko me recibieron entre sus manos, no sé si para hacerme sentir confiada o segura, o para evitar que saliese corriendo detrás de Vicente).

- Desde el primer día eres parte de esta familia y siempre lo serás.

Se palmearon las espaldas mutuamente, sonó como a tambores siendo azotados con fuerza.

- Cuídate.

Vicente hizo un gesto con la cabeza. - Nos mantendremos en contacto.

- Vamos a estar aquí esperando ansiosas por noticias- dijo Sofía con un hilo de voz. Noté que sus ojos iban directo hacia la moto en la que se montara su hermano de sangre, Julián ya llevaba puesto su casco, pero no por eso pude dejar de ver sus ojos al unirse con los de su hermana.

Julián dio el puntapié inicial al patear el pedal de su moto.

El vehículo rojo de Jan se puso a ronronear igual que una fiera salvaje.

Vicente me miró por última vez, me tocó por última vez y luego…luego simplemente dio la media vuelta y se fue, dejándome allí, en el mismísimo infierno.

"Infierno y Paraíso". Tercer libro de la saga "Todos mis demonios".Where stories live. Discover now