Capítulo 42. Anteúltimo.

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42. Iluminados por el fuego.

Empujé la puerta con tanta fuerza que ésta rebotó contra la pared. El demonio que se encontraba parado a un lado, custodiando la reunión que yo tenía con mi padre, me miró con ojos desorbitados pero no intentó detenerme ni dijo nada. Yo no le hice caso. No entiendo muy bien cómo o porqué, mi cuerpo me guió por un camino que yo no conocía, el cual llevaba a él, fue igual que si mi corazón fuese una gran brújula y él, mi norte.

El corredor desembocó en un espacioso hall que daba a una escalera, al pie de esta, otros dos demonios vestidos de negro, vigilaban el lugar. No me preguntaron nada ni intentado detenerme, simplemente se hicieron a un lado para dejarme pasa. Subí la escalera dando grandes saltos, colgándome de la baranda para darme más impulso. Todavía no podía terminar de creer que lo único que me separaba de la felicidad más completa que hubiese experimentado nunca, se encontraba tan solo a unos cuantos escalones de distancia.

Por un instante mientras subía pensé en gritar su nombre, pero me arrepentí, no quería que pensase que algo malo me sucedía y que yo lo llamaba en busca de ayuda.

En el pasillo del primer piso dos demonios custodiaban una puerta…la de Vicente. Me detuve.

Los dos demonios agacharon las cabezas en una suerte de reverencia a la que procuré no darle mayor importancia, y luego se apartaron uno a cada lado para liberar la entrada.

Mi estómago se contorsionó de ansiedad. La cabeza me daba vueltas.

Me aproximé a la puerta, las manos me temblaban. Tenía tantas cosas en la cabeza, en cierto modo me sentía igual que si estuviese en un recital de rock, medio de una multitud enloquecida que coreaba las letras de las canciones que ensordecían desde potentes paredes de sonido formadas por cientos de parlantes.

La perilla resbaló debajo de mi mano traspirada a causa de los nervios, aún así, logré abrir la puerta; puedo jurar que oí el cerrojo saltar.

Su perfume me llegó por la abertura de un milímetro y cuando empujé la puerta del todo directamente me sentí en la gloria.

Estaba sentado a los pies de la cama, con los codos en las rodillas y las manos cubriéndole la cara, llevaba puestos unos pantalones y una camisa que no eran suyos (él nunca usaba ropa tan opulenta, mi padre debía habérsela prestado).

Al escuchar la puerta, se quitó las manos de la cara y me miró alzando la cabeza lentamente. Apuesto mi mano derecha a que no podía creer que era realmente yo.

Entré y empujé la puerta para que se cerrara.

Toda mi piel se erizó y se puso hipersensible. Quería seguir caminando pero me quedé dura, clavada al piso, tenía la sensación de que iba a desmoronarme de un momento a otro. Le sonreí.

- ¿Eliza?

Su voz causó dentro de mí el mismo efecto que un terremoto.

Se puso de pie y volvió a pronunciar mi nombre.

Eso mismo que por un momento me detuvo, volvió a darme el impulso para salir corriendo hacía él. Salté sobre él, le di tal empujón que se tambaleó (me figuro que esto se debió a mi nueva condición, en mi forma humana jamás hubiese logrado moverlo ni un ápice), pero sus manos no titubearon, me atajó y yo me colgué de su cuello y lo besé como nunca antes lo había besado. Ya no teníamos porqué tener miedo, porqué cuidarnos, ahora éramos dos iguales, tal cual siempre nos habíamos sentido. Ya no existían diferencias entre nosotros, el mundo se había acomodado para hacernos un lugar.

Lo necesitaba y él me necesitaba a mí.

Su boca me supo mejor que nunca, su cuerpo debajo de mis dedos me pareció más perfecto de lo que yo jamás hubiese tenido la capacidad de notar antes. Fue lo más increíble que haya experimentado jamás, sentí que estallaba, que me fundía con el universo, que me volvía parte de él y que él se volvía parte de mí. Casi pierdo la cabeza en una maraña de sensaciones y sentimientos que mi cerero acostumbrado a la condición humana, no daba a basto a procesar. Estaba tan abrumada por todo que comencé a pensar que cuando hiciésemos el amor, acabaría por volverme loca; esto me haría perder la cabeza, simplemente era demasiado…mucho más de lo que yo imaginé que sería…realmente no tenía ni la menor idea.

"Infierno y Paraíso". Tercer libro de la saga "Todos mis demonios".On viuen les histories. Descobreix ara