Capítulo 37.

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37. El bien supremo, el mal absoluto.

El mundo continuaba negro, pero al menos recuperé la audición.

- Déjenla allí- les escuché decir. Reconocí el origen del calor que sentía por debajo de las axilas-. Sujétenla bien, no quiero ninguna desagradable sorpresa más.

Me esforcé y abrí los ojos, mi cabeza se bamboleaba de un lado a otro. Había mucha luz a mi alrededor, el brillo me encandiló. Parpadeé varias veces y volví abrirlos para ver venírseme encima una aparatosa silla de hierro, con respaldo y apoyabrazos, la primera impresión que me dio fue que era una silla eléctrica, pero no encontré cable de alimentación alguno, solamente unos trozos de alambre que evidentemente recién habían sido cortados de un rollo puesto que todavía mantenían la forma circular.

Me arrojaron sobre la silla. Mis rodillas golpearon contra el borde del asiento. Solté un grito de dolor y para no caer intenté atajarme del respaldo; la silla era tan pesada que soportó el tirón de mi cuerpo sin siquiera balancearse ni un poco.

Los demonios me recogieron y me acomodaron en la silla para luego atarme las manos con el alambre, a los apoyabrazos. No se preocuparon por permitir que la circulación entre sangre entre mis manos y mis brazos continuara normalmente. El alambre estaba tan ajustado que se me clavaba en la carne. Aún confusa y con poco dominio de mi cuerpo, alcé la cabeza y abrí los ojos. Dos demonios vestidos de negro agachados ante mí, sujetaban mis tobillos a las patas delanteras de las sillas. En escena, aparecieron un par de piernas, levanté la mirada y me topé con el rostro de Ariel.

- Bienvenida al Santuario.

En cuanto lo nombró, reconocí el lugar de inmediato, en mi visita anterior no había tanta luz, pero el piso era el mismo, de eso no cabía la menor duda. El Santuario era una especie de burbuja de concreto enorme, la cúpula del techo estaba pintada simulando un gran cielo mayormente nublado en el que luchaban demonios y ángeles, no costaba comprender que la intención del artista fue que resultase claro quien iba ganando la batalla, la mayoría de los ángeles -cada unos sostenido por al menos dos o tres demonios en su forma más escalofriante (la mayoría numérica era obvia), tenía una daga o lanza clavada en el pecho del lado del corazón, o yacían bañados con la sangre que les corría desde la garganta abierta. Varios perros negros inmensos de pelo hirsuto devoraban la carne lacerada entre rayos de tormenta y otras alimentas que esperaban para tomar cuenta de la carroña resultante de la matanza. La escena era más que escalofriante, recordé la capilla Sixtina (la visité con Trueba uno de los días que pasamos en Roma), este fresco tenía la misma preciada factura de aquella obra, solo que uno no se quedaba admirado al observarla, provocaba repulsa.

En lo más alto del techo, dentro de un marco dorado adornado con rosas y ramas espinosas brillaba con energía propia, un círculo negro sin la menor macula. Aquel centro parecía una boca dispuesta a devorarlo todo, o quizás fuese una puerta hacía otro mundo, o mejor dicho, hacia el infierno.

Con arcadas, bajé los ojos, mirar a las paredes tampoco suponía un alivio, si bien lucían el austero color del concreto, en algunos sitios había manchas de un rojo amorronado (sangre seca, me imagine), que me daba una vaga idea de las cosas que habían sucedido aquí dentro con anterioridad.

- Te has quedado boquiabierta- dijo Ariel dando lentos pasos hacia mí, los dos demonios ya habían concluido su trabajo, por lo que le quedó el camino libre-. El artista desgraciadamente tuvo que morir al terminar la obra, pero creo que hizo un magnifico trabajo, irrepetible me atrevo a decir. Fue una pena perderlo- inspiró hondo y soltó un suspiro-. Ni modo. Ojalá hubiésemos tenido tiempo para conversar sobre lo que se ve por encima de nuestras cabezas; cada escena tiene una explicación. Nuestra historia es sumamente rica y se nutre más día a día, los hombres juegan a nuestro favor- comentó con una sonrisa divertida-. Pronto tendremos tema para llenar las paredes.

"Infierno y Paraíso". Tercer libro de la saga "Todos mis demonios".Where stories live. Discover now