𝐞𝐱𝐭𝐫𝐚 𝐢𝐢𝐢

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–¿Dónde está Magnus? –preguntó Cassie.

–En el otro lado –dijo una joven Jane y Cassie palideció– ¡Es broma, está justo detrás de ti!

–¡Cassandra! –la abrazó, elevándola– Tú y yo tenemos que hablar sobre algo... ¿Qué es eso de tener tres hijos? ¿No tienen dinero para televisión o qué?

–¡Idiota! –golpeó su nuca– ¡Te dije que tuvieras cuidado!

–Ya sabes, camarón que se duerme, se lo lleva un Avada Kedavra.

–Tuviste un kinder con el niño que vivió, ¿qué no fueron suficientes las clases de educación sexual que te di? –la reprochó su tío Edward.

–Nunca me diste una, tío Ed.

–Ah, eso explica mucho.

–Bien, ya que estos inmaduros no te lo han informado, estamos aquí para guiarte, Cassiopeia –apareció Snape.

–Definitivamente es una pesadilla –dijo apenas vio a su ex profesor y Snape rodó los ojos– ¿Guiarme a qué?

–A la muerte.

–¡No puedo morir! Tengo tres hijos y no se los dejaré a la persona más propensa a la muerte que conozco.

–Creo que  le quitaste el lugar a Harry... –susurró Magnus y Cassie lo fulminó con la mirada.

–Oh, cariño, sé que es difícil, pero tu cuerpo no está reaccionando bien a la medicina.

–No puede ser cierto –bufó Cassie.


(...)

–¡No puede ser cierto! –exclamaba Harry en un sollozo.

–Lo siento, señor Potter –la medimaga lo miraba con lástima.

–Vamos, Ivy, tienes que despertar... –murmuraba acariciando la mano de su esposa– Eres mi alma gemela, Cassie, ¿Cómo se puede vivir sin tu alma gemela? Los niños cada vez te extrañan más y ya no sé qué excusa inventar... Eres mi luz y la madre de tres pequeños maravillosos, Ivy. Eres el amor de mi vida –decía mientras lágrimas caían por su rostro– Te amo, no sabes cuánto te amo, no puedo dejarte ir... Por favor, quédate.

 




  (...)


–¡Harry está sufriendo! –exclamaba Cassie mientras se sentaba en el césped.

–Lamento mucho no poder ayudarte, cariño... –decía Rose tomando asiento junto a ella y acariciando su cabello– Sé que es injusto; tampoco pude verte crecer... Pero siempre he estado ahí. Siempre.

–¿Po-podías ver todo? –preguntó Cassie mientras lágrimas salían de su rostro.

–Absolutamente todo –respondió Jane, tomando lugar junto a su ahijada.

–Eso es asqueroso –dijo la castaña mientras se secaba el rostro con la manga de su suéter.

–¡No todo, claro! Pero sí lo más importante... Siempre estuvimos ahí para ti –la rubia le sonrió débilmente a su hija.

–Siempre quise conocerte, mamá. Cuando era pequeña, cada año le pedía a Santa verte por última vez... Nunca ocurrió –sonrió con melancolía– No te ofendas, es grandioso poder conocerte a mis 30 años, pero no quería que fuera así. Lo lamento, mamá.

–Cassiopeia, no sabes cuán orgullosa estoy de ti. Siempre has sido mi orgullo, te convertiste en una mujer fuerte, una de las mujeres más imponentes e importantes del mundo mágico, y es un honor para mí poder llamarte hija –Cassie la miró por unos segundos y la abrazó con toda su fuerza.

–Eres el orgullo de la familia Black, Drizella –comentó su tío Regulus mirándola con orgullo y con un brillo especial en sus ojos.

–Fuiste de gran ayuda en la derrota de Voldemort, tío. Creo que el orgullo de la familia Black, eres tú –Regulus se limitó a asentir y a sonreír.

–Espero que Sirius jamás se entere de esta conversación.

–¡Cassandra, tengo buenas noticias! –gritó Magnus acercándose al grupo de difuntos, con una sonrisa– ¡Tu cuerpo está reaccionando a los medicamentos!

–Al parecer, nuestro tiempo está acabando, hija, pero no te preocupes... –le extendió la mano a Cassie y ambas se levantaron– Recuerda que siempre estaremos para ti.

–Los extrañaré –se sinceró– Arriesgaron sus vidas para que otros vivieran. Sin dudas, son los héroes de la guerra y siempre estarán presentes en cada ser mágico.

𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 ✓Where stories live. Discover now