El gran apagón

436 36 47
                                    

Gracias por tus consejos, Di.

°•. ✿ .•°

Ciudad de Corona, Gamelia, 28 de junio de 1994

Era la primera vez que Gamelia iba al mundial de fútbol. La gente de este gran país estaba emocionada por ver a su equipo competir contra otras selecciones. Sus rivales en el grupo habían sido Italia, Irlanda y Fenelvadia, y en aquel momento jugaban contra Italia. El partido se transmitía en todas las televisiones; por todos lados se escuchaba al narrador gritar cada vez que Italia se acercaba a la meta. Y en uno de los tantos bares donde se transmitía el encuentro había un montón de personas que saltaban y gritaban groserías a la televisión. Llevaban bufandas, banderillas, pelucas y manos de hule, todos estos azules, negros y púrpuras. De un instante a otro se quedaron callados, pues el gol de Italia ya se había anunciado desde hacía veinte minutos.

      —¡Ah! ¡Malhadados italianos! —se quejó un aficionado.

      El cantinero le subió volumen a la música para que el silencio incómodo por la derrota momentánea no trascendiera. La canción era una muy reconocida, del mismo año: se titulaba 7 segundos, y era una melodía tranquilizadora, con un mensaje progresista y muy positivo en la letra. El ambiente volvió a ser alegre. Los aficionados regresaron a sus mesas, pero no apartaron la mirada de la pantalla ni un solo segundo.

      Pasaron los quince minutos del medio tiempo, el árbitro pitó el comienzo de la siguiente mitad y los aficionados cruzaron los dedos. Para fortuna de estos hombres y mujeres, Gamelia no prestaba el balón. Los jugadores de casacas violetas se acercaban a la portería italiana. Incluso el narrador otorgaba el beneficio de la duda al equipo norteamericano. Por unos minutos, la gente de la gran isla del atlántico recuperó sus esperanzas de ver a sus compatriotas meter por lo menos un gol en esta importante contienda. Sin embargo, poco duró la emoción, y no solo de los gamelianos sino del mundo entero, que presenciaba este partido y otros más. Las pantallas, las líneas de teléfono, el fax, el radio, todo lo que comunicaba a distancia había perdido la señal.

      —¡Eh!

      —¡Prende la tele!

      —¡Cantinero, tu malhadada señal se fue!

      —¡¿Qué ha pasado con el sajado partido?!

      Pero más quejas también se oían a diez cuadras a la redonda. La plaza comercial se llenaba de gente que corría de un lado a otro. El ruido de unos cuantos, que salían de sus vehículos para preguntarles a otros conductores por el marcador, inundaba la calles. ¿Qué sucedía? ¿Por qué la ciudad entera se quedaba sin señal? De pronto las patrullas de la policía llegaban a dispersar a la multitud, porque esta se reunía a las afueras de los escaparates que vendían televisiones de último modelo; sin embargo, los aparatos no mostraban más que barras de colores.

      Las comunicaciones tardaron poco más de veinte minutos en volver. Los habitantes de Corona, la capital, se enteraron del nuevo marcador. ¡Qué mal! Los amantes de este deporte tan popular se quedaron con un sentimiento agridulce al ver de nuevo la transmisión del partido: Gamelia había empatado y estaba muy cerca del segundo gol. Hubo festejos tardíos, aplausos y estallidos de risas. Ya a nadie le importaba qué había sido aquello ni cómo había sucedido.

      Y el encuentro finalizó así, uno a uno, sin más goles. Gamelia tenía ahora cuatro puntos, ya que más tarde le ganó uno a cero a los feneses. Ahora aspiraba a la clasificación.

      En los noticiarios se leyeron estos titulares: «Tormenta solar interrumpe los satélites y las comunicaciones durante veintitrés minutos. (...) Gamelianos se pierden el golazo de Nicolás Ribero. (...) La AGES (Agencia Gameliana Espacial) no descarta la posibilidad de que la Tierra haya sido impactada por un rayo cósmico.»

      Aquel fatídico martes, las personas de todo el planeta también presenciarían una manifestación única de la naturaleza: ya sea tanto en Buenos Aires como en Moscú, quienes miraron al cielo nocturno pudieron apreciar unas auroras boreales hermosas, radiantes, compuestas de tonos verdes y azules, que oscilaban en el cénit y se esfumaban en el horizonte.

      Así, pues, a este suceso se le conoció en la historia como "El Gran Apagón" o "El Apagón FIFA", uno de los mayores misterios de los años noventa.

El gran destello en el cielo ©Where stories live. Discover now