Capítulo 14

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Las tres nos acercamos a la ventana, viendo como dos personas huían del lugar, mientras la encargada del lugar intentaba alcanzarlos.

— ¿Esa no es...? — cuestiono Hayley con el seño fruncido — ¿Enola? 

— Sí, eso parece — contesto Diana 

— Y... Tewkesbury — baje mi mirada 

— ¿Cómo? — ambas giraron sus cabezas hacia mí

— Sí... — suspire — solo que ahora tiene el cabello corto y... Su atuendo — arrugue mi nariz — ¿Por qué estaría usando eso? Se supone que él tiene buena ropa 

— Entonces cuéntanos más de él — sugirió Hayley —, lo único que sabemos es que es un marques, y tiene una historia contigo, un amor clandestino 

— Eso suena... — intente contradecir pero me interrumpió 

— Las tres aquí sabemos que es verdad — arqueo sus cejas — y a lo que tuvieron se le dice amor clandestino 

Volví a sentarme en mi cama, mientras empezaba a contarle cada segundo, sin omitir parte alguna, mientras sentía que una sonrisa se formaba en mi rostro, y lágrimas se empezaban a balancear dentro de mis ojos

— Su familia quería que él entre al ejército, y luego enviarlo al extranjero, él tenia miedo, porque no quería odiar su vida por el resto de sus días, no sé como llego aquí, y porque estaba con Enola — baje mi mirada —. Asumo que encontró el amor en ella 

— ¿No se supone que te decía que contigo quería pasar sus días? — pregunto Diana 

— Sí... Pero tal vez cambio, puedo conjeturar que ya encontró a su nueva princesa... Que yo ya no soy mas la suya — torcí mis labios 

— ¿Por qué no hablaste con él cuando estaban abajo? Hubieras podido hacerlo — alzo sus hombros 

— Estaba abrazado a Enola, no quería interrumpirlos, ya se los dije... Tal vez ya encontró a su nueva princesa, se sobrecargo mucho con su peso de conciencia sabiendo que yo estaba aquí, así que tal vez decidió despojarse de su sentimiento hacia mí, puedo tomar responsabilidad sobre mis palabras, estoy asumiendo y suponiendo todo lo que digo, pero alguna parte de mí puedo tomar responsabilidad y decir que es verdad, porque él quiso volver a sus cosas comunes, se agobio con todo, y por mi culpa, coloque mis penas sobre él, quiso tomar cabeza y entrar a todo lo que él podía detestar — limpie mis lágrimas —, y me siento triste, sí, saber que ahora seré yo la que odiara su vida durante los días que me quedan — fruncí mis labios intentando que mis lágrimas no cayeran más — perdón, tengo que ir al baño. 

💐

Al día siguiente todo siguió como cualquier otro, como si lo de ayer fuera algo de todos los días. Intentaban que no pareciera que lo de ayer se enteraron todas, pero se les hizo imposible, eso ya estaba en boca de cada una. Así que después del almuerzo nos llevaron a clases de tejido, algo que odio, es como si esa aguja me odiara. La encargada estaba mirándonos fijamente a cada una, sin perder la atención en nosotras. Seguía con el bordado, pero por el rabillo noto la mitad de la silueta de una persona observándonos, levanto un poco mi mirada pero no había nada. 

— ¿Pasa algo, ______? — pregunto la señorita Harrison 

— Todo en orden — respondí con una leve sonrisa 

Devolví mi mirada al bastidor y seguí bordando, pasando la aguja tal y como nos instruyeron, además de intentar no hincarme con está. Seguía viendo por veces la silueta por el marco de la puerta, pero decidía ignorarla, aunque cuando decido poner mi mirada ya no estaba ahí. Así que solo intente concentrarme, aunque unos cuantos gritos se escucharon afuera 

— Espérenme aquí, y que nadie se mueva — indico 


La flor más bella // Lord TewkesburyWhere stories live. Discover now