Capitulo 4

8.2K 570 77
                                    

Hasta el día siguiente, en el cual ya me habían anunciado que Chad vendría a todavía cerrar acuerdos con mi padre. Me encuentro en mi residencia, sentada en uno de los sillones, mientras ya mi oído me permite escuchar la voz de Chad entablando conversación con mi padre, hasta llegar al salón principal, donde un toque de dedos de mi madre sobre mi hombro hace que me ponga de pie y un pequeño codo choca con mi hombro que hace que me acerque a Chad y lo salude, me devuelvo a mi asiento, mientras unos cuantos más se iban acomodando y en los demás sillones, hasta que Chad hizo mención a alguien 

— Creo que aún no lo conoces, él es mi marqués, Lord Tewkesbury — se hizo a un lado 

Mis labios se entreabrieron, con tan solo verlo. Ahora entendía que hacia en el suceso de anoche. Mi madre solo saludo y se fue de ahí, con dirección hacia la cocina, para pedirle a nuestro auxiliar de comida que prepare algo y que ella ayude. Mientras ellos solo se iban acomodando y yo seguía observando a cada uno que pasaba, saludaba y se sentaban. Empezaron a conversar, mientras yo escuchaba con atención cada palabra, y cada tema se me hacia más y más interesante para mí. Así que decidí, hablar, pero en cuanto abrí mis labios y una simple palabra salió de mi boca, uno de los acompañantes de Chad pidió que me callara y que me retirara de ahí, siendo el un simple invitado 

— Preferiría que tu hija, salga de aquí, vaya a hacer algo de señoritas — quejo 

— ¿Tiene algún problema con que este en la antecámara de mi casa? — arquee mis cejas en sinónimo de cuestionamiento — usted es un simple invitado, yo puedo hablar aquí cuando yo desee, ¿Cuál es tu inquietud? ¿Qué sea una mujer la que intervenga? 

— _______ — hablo papá — ¡Deja de ser tan irrisoria! — su tono, notable reclamo salía de esta — sal de aquí

— ¿Quién va a proteger su dignidad? — pregunto otro de los que estaban ahí — de la poca que le queda 

— ¿Cuál? ¿La suya o la mía? No lo sé, de pronto se arma el cuento que ahora me parezco a usted, señor cuarentón amargado  — sonreí irónica 

Me levante de ahí, y empecé caminar hasta llegar al jardín, pero podía escuchar las miles disculpas de mi padre hacia las personas que estaban ahí. Iba caminando por el césped, hasta ya no poder más y sentarme en este ya mencionado césped, y que mis manos se dirigieran a mi rostro, y empezar a llorar, pensando en lo de anoche, ¿Cómo mi padre pudo dar su consentimiento hacia eso? ¿Dónde queda el mío?, mis lágrimas caían sin reparo, hasta sentir unas manos sobre mis hombros y la voz de mi madre 

— ¿Pasa algo amor? — pregunto

— Mamá... — mi llanto empezó a intensificarse — Chad, ayer... Eso fue, asqueroso, repugnante, guarro, mugriento — intente calmarme pero no podía — yo no quería, y simplemente lo hizo, quería vomitar en ese momento, fue simplemente horroroso — el mismo escalofrió volvió a recorrer mi cuerpo 

— Oh, pero cariño — acaricio mi cabello — es lo mismo que harías cuando te cases con él, recuerda lo que dice tu padre, el satisfacer a quien será esposo en pocos meses es lo más importante, no decepciones a tu padre 

— ¡Mamá yo no quiero hacerlo! — estaba en mi intento de desahogarme 

— Pero ese compromiso ya está hecho, no vamos a dar mala imagen — levanto mi rostro — limpia tus lágrimas ¿Si?, yo volveré a la cocina 

¿Cómo hacia entender a mis padres? no quiero hacerlo, y después de lo que anoche mucho menos. Le tenia desprecio a Chad, pero ahora tengo mucho más. No puedo hacer lo que dijo mi madre, mis lágrimas caían y caían, y es como un eterno llanto

— ¿Pasa algo princesa? — esa voz me es conocida 


La flor más bella // Lord TewkesburyWhere stories live. Discover now