Torcí la boca y espié las papas por el rabillo del ojo.

- ¡Vamos, que no se van a ir a ninguna parte!

- Mamá me pidió que las cuidaras.

- En cinco minutos vienes a ver como van- se hincó de hombros-, ven, ya pasó mucho desde la última vez que tú y yo nos sentamos a charlar.

Evitar las conversaciones profundas con mi padre había sido un acto efectuado completamente adrede, con el me veía obligada a ser siempre sincera, no soy una santa, puedo mentirle a cualquiera, quizá no demasiado bien, aunque últimamente me estoy haciendo una experta en mentir y ocultar, sin embargo con mi padre se me complicaba mucho.

Cortando mis rodeos, mi papá me puso una mano en el hombro y me empujó hacia fuera; no me soltó hasta que hube estado instalada en una silla, mitad bajo la sombra del jazmín enredado en la pérgola, mitad -más precisamente de la cintura para abajo-, al abrasador sol del verano.

- ¿Qué tal va todo?- quiso saber mientras hacía un gran bollo con un par de hojas de diario y los metía dentro de la gran boca de la parrilla.

- Bien, supongo- respondí encogiéndose de hombros.

- ¿Trueba todavía no vuelve de Europa?

- Aún no.

- Quizá la próxima vez te lleve con él.

Hice una mueca como diciendo “tal vez”, pero no emití ningún sonido.

- ¿Qué tal van las cosas con Lucas?

- ¿Tienes una lista con todos los asuntos a tratar?- bromeé-. Apuesto a que ya tenías preparadas las preguntas.

Colocó el trozo de madera de cajón que tenía en la mano sobre el bollo de papel y se dio vuelta para echarme una mirada de las suyas. - Esto demuestra cuanto tiempo he tenido para prepararme para esta conversación, lo que significa que tú y yo nos hemos alejado últimamente.

Con eso, me cerró la boca.

- Te repito la pregunta: qué tal todo con Lucas.

- Bien- tragué saliva-, tranquilo.

- Podrías profundizar un poco más, soy tu padre, eso no me dice mucho.

- ¡Papá, por favor!

- Solamente quiero saber si siguen siendo amigos o si son algo más, por como iban las cosas…bueno, por un momento pensé que eran algo más pero ahora- frunció el entrecejo-, estoy confundido, los veo bien a ambos juntos pero no del modo en que creí que sería.

- Es un momento extraño, no estoy segura, lo que siento por él no ha cambiado.

- ¿Y eso es…?- entonó cómo para darme impulso y luego tomó la caja de fósforos de la mesa.

- Lo quiero muchísimo. ¿No hablamos ya muchas veces de esto?- me quejé.

- Sí, y todavía no obtengo una respuesta que me satisfaga.

- Bueno, no te hagas muchas ilusiones, prefiero tomarme esto con calma.

- Claro, como quieras, es que es extraño que vivan juntos y…

- Yo duermo en mi cuarto, Lucas en el sofá cama del living.

- Ok, ok, no te enojes conmigo, simplemente me preocupo por ti- dijo acercando el fósforo hasta el papel para encenderlo-. Por lo demás, qué tal estás.

- Bien.

- ¿No has vuelto a saber de él?

“Él”, era Vicente, eso no necesitaba explicación.

"Infierno y Paraíso". Tercer libro de la saga "Todos mis demonios".Where stories live. Discover now