Capítulo 39

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Los pensamientos sobre la posible enfermedad de Mili, sus consecuencias, no me dejaron tranquilo ¿Estaba listo para enfrentar algo así?, en algún momento tenía que madurar y sentía que Mili valía la pena así que, a medio camino a casa, me arrepentí y volví a la facu a esperarla. Ella estaba en medio de un grupo de amigos, entre los cuales estaba Guille, seguramente discutiendo las respuestas del examen, sin embargo, al verme, el rostro se le ilumino, los dejo y fue a verme. Me conto que le fue súper bien, me agradeció por ayudarla, fuimos a cenar y luego la deje en su casa. No pude pasar porque sus viejos ya estaban ahí y no quería interrumpirlos.

A pesar que no me lo pidió, insistí y la acompañé a sus exámenes médicos y tras unos días de estrés, fuimos a recoger sus resultados eran negativos sonreímos aliviados, mientras nos abrazábamos de alegría y ella llamaba a sus padres para informarles. Pero si bien salió bien en sus exámenes médicos, la advertencia estaba dada, debía hacerse sus chequeos regularmente. No debía cantar victoria siempre el lado negativo que tenemos, me hacía intuir que esa enfermedad se daría maña por separarnos, aunque no de la manera que pensaba.

Tras esas semanas agitadas, llego el fin de semana de celebración del Día de Brujas que, si bien no es una celebración latinoamericana, ya desde hacía unos años se había tornado en un pretexto para que los jóvenes salieran a divertirse, incluso para que los niños pidan dulces. MI situación con Mili era difusa, no éramos pareja, y sentía que éramos más que amigos más bien me parecía que ella me tenía a prueba para ver si recuperaba su confianza, cosa que no me importaba, tampoco hablamos de eso, solo nos dejábamos llevar por el momento.

Como les decía, tras esas semanas de ajetreo y estrés, Mili me insinuó para salir a divertirnos, a bailar y relajarnos, no me negué le había llamado la atención una fiesta en una discoteca, pero el ingreso era solo con disfraz ella nunca había asistido a una fiesta así y le gustaba la idea, a mí por mi lado no me hacía gracia disfrazarme, pero bueno con tal de darle su gusto. Pues bien, termine disfrazándome de pirata, pantalón negro, camisa blanca suelta, cintillo rojo en la cintura y sombrero a lo Jack Sparrow, con parche en el ojo y todo. A decir verdad, me sentía ridículo, más cuando veía la expresión del taxista que me llevo a casa de Mili.

Espere un rato en la puerta, hasta que Mili salió vestida de cómo decirlo, una sexy nativa norteamericana, con un vestido beige con grabados indios que terminaban en minifalda, con los hombros descubiertos y algo de escote, uf, una delicia, ver como a pesar de ser suelto el vestido se le abultaba en los senos y el trasero. Para completar la imagen y la fantasía, Mili tenía pintadas las mejillas con esas rayas características que se ven en las películas de vaquero, tenía un par de trenzas que ladeaban sus hombros como apuntando a sus redondos senos y de remate una vincha en la con una pluma en la frente.

La comí unos instantes con la vista y luego nos fuimos a la disco. Había una fila grande para ingresar, pero ella me dijo para ir adelante que quizás teníamos suerte a pesar de la cola, creo que el de seguridad le vio la cola a Mili y nos dejó pasar no sin darle una mirada marcando mi territorio. Mili se dio cuenta y me jalo del brazo, ya estábamos adentro, no había que armar un lio. Lo cierto es que esperábamos relajarnos y pasar desapercibidos en ese local alejado de la universidad, pero. La gran idea de Mili de ir a esa disco, al parecer fue compartida por varios miembros de la facu de último ciclo, nos topamos con varios rostros conocidos, pero nos dio igual, continuamos nuestro camino Mili me decía que no tenía ánimos de unirse a ningún grupo, que solo quería quedarse conmigo, bailar y tomar algo tranquilamente, sin chismes, ni nada.

Ubicamos una mesa pequeña para 2, en un segundo piso, alejados del tumulto, pero con vista a la pista de baile. Pedimos unos tragos, mientras conversábamos alegremente, esperando alguna canción que nos animara a bailar. Comenzamos a recordar anécdotas de nuestra relación, cuando éramos pareja los recientes eventos nuestros planes después de la universidad. Así sin querer llevábamos varios tragos encima hasta que Mili, me dijo que iba al tocador, me hizo gracia verla pararse algo mareada y caminar tambaleándose unos metros hasta que se estabilizo y me gusto más ver como en el camino rechazaba propuestas para bailar. Estaba tranquilo, bebiendo una cerveza, optimista de como pintaba la noche, hasta que sentí una presencia siniestra un frio recorrió mi espalda y se me entumeció el cuello sentí una mano delicada acariciando mi hombro.

Rompiéndole El Culo A Mili.Where stories live. Discover now