Capítulo 11

1.9K 37 0
                                    

Deambule algunos minutos, sumido en recuerdos, tal vez en remordimientos por haber dejado a una estupenda chica. Había terminado con Viviana y no tenía nada definido con Mili, prácticamente había saltado al vacío, en fin, me di cuenta que no llegaría a mi casa caminando, además en mi errático andar prácticamente me había perdido. Tome un taxi a casa, me sumía en mil y un pensamientos, esperanzadores por momentos, y funestos después, hasta que.

- ¿Te conozco? Sí – Me pregunto el taxista.

- ¿A mí? No creo – Repuse sin darle mucha atención.

- Si, ya me acorde tu eres el muchacho que estaba con esa mujerona el otro día.

Mundo pequeño. Al parecer este era taxista el que ayer nos llevó a Mili y a mí desde la universidad a mi casa. Intente hacerme el desentendido.

- Por la cara que traes, seguro que ya te corto, ah verdad me dijiste que otro era su novio – Dijo riendo sonoramente.

- Si, si, algo así – Dije intentando cortar la plática.

- ¿Qué paso? Seguro regreso con su enamorado.

- No exactamente – Repuse, pero para que entrar en explicaciones con un tipo que ni siquiera conocía.

- Uhmmm – Exclamo el pensativamente y luego dio su veredicto – No te preocupes, hay mujeres así, esas que nacen para no tener dueño, alégrate más bien de haber disfrutado de una hembra como esa.

- Si, bueno – Dije para no contrariarlo y no extender la plática.

- Aunque si yo tuviera una mujer así, tampoco dormiría tranquilo, hay muchos lobos sueltos – Se rio – Yo he sido uno de esos.

Sin preguntarle me contó algunas de sus pillerías, por suerte, llegamos rápido a mi casa. A pesar de no prestarle mucha atención al taxista, a esa tonta y burda conversación, al bajar del taxi me dejo con una sensación de desolación, peor sensación que se agudizaría al conversar con mi padre, al que encontré bebiendo en la sala.

- ¿Te apetece una cerveza?

- Bueno – Dije, después de lo pasado un trago no me caería mal pensé.

- ¿Ya lo hiciste?

- ¿Hacer qué? – Pregunte extrañado luego de un largo sorbo.

- Terminar con Viviana.

- ¿Qué? ¿Como lo sabes? ¿Acaso llamo ella? – Pregunte. Sonrió burlonamente, al parecer se reía de mi ingenuidad.

- No soy tonto – Dijo simplemente.

- No creí ser tan evidente – Dije de mala gana. Suspiro largo, y destapo otra cerveza, al parecer se venía el sermón.

- Hijo, tienes que aprender a diferenciar las chicas que son para divertirse y las que son para formar una relación seria, un hogar.

- Créeme se la diferencia, pero ¿Por qué me dices esto ahora?

- Soy tu padre y me fastidia ver que sigas cometiendo errores en tus relaciones.

Ese reproche iba más allá de mi situación actual con Mili, abarcaba también una fallida relación que tuve hace un tiempo con una prima eso dolió.

- Viejo, solo para ti han sido errores mis decisiones – Dije y sin esperar respuesta dejé la cerveza y me fui a mi cuarto.

Me eche en mi cama y busque respuestas en el techo. Tal vez mi viejo podía tener razón: Viviana era una chica amorosa, seria y responsable en nuestra relación, a pesar de que yo era su primer enamorado, demostraba cierta madurez. En cambio, Mili a pesar de su experiencia aun parecía estar en la etapa de los enamoramientos, un poco voluble, quizás susceptible a quien la enamore de la manera adecuada y había una larga lista de pretendientes sin mayor ánimo de ahondar más en esos pensamientos pesimistas, me quede dormido

Rompiéndole El Culo A Mili.Where stories live. Discover now