Capítulo 26

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En la cabaña había dejado a Guille sumido en pensamientos, quizás en dudas por lo que vio. ¿Estaría sospechando? ¿Se le habría antojado la misma situación? O quizás la imagen de verme amarrado quizás le trajo a Guille recuerdos de su depa, cuando Vane era la amarrada.

- Guille, me llevas a mi casa por favor – Le había pedido Vane avergonzada en aquella ocasión.

Guille bajo con ella al estacionamiento. Vane estaba nerviosa, contrariada, por momentos temblorosa, había sido una terapia de shock la que se le impuso. Por momentos lucia ida, Guille quería direccionarla al auto o quizás confortarla con su mano en su hombro, pero Vane reaccionaba huyendo. Evidentemente Guille al notar lo turbada que estaba también sintió remordimiento, lo audaz que sonó aquel engaño para neutralizar a Vane, también tuvo consecuencias. Solo habíamos pensado en como bloquear sus chantajes, pero no se nos ocurrió como reaccionaria, como la afectaría. Olvidamos que, a pesar de todos sus arranques, Vane también tenía sentimientos.

Subió al auto, Vane por instinto se sentó detrás quizás acostumbrada a que cuando ella no manejaba, lo hacia el chofer de la familia, un mestizo como Guille. Esta vez el entendió la situación, no se molestó, solo le pidió amablemente que lo acompañe adelante, total más de lo que le hizo en el departamento no le podía hacer ya en el auto. Ella acepto, pero apoyaba su hombro contra la puerta, tomándose la cabeza con la mano y su brazo apoyado en el espejo. Estaba pensativa, tras intentar conversar con ella sin mayor respuesta, Guille decidió dejarle su espacio. Hasta que al fin pareció reaccionar.

- ¿Por qué siempre eras bueno conmigo? – Pregunto Vane saliendo de su mutismo.

- Y ¿Por qué no debía serlo? – Replico Guille.

- Porque no lo sé.

En el esquema mental de Vane, seguro bajo lo que le inculcaron, los mestizos solo eran buenos cuando querían algo a cambio. Obviamente Guille no quería ningún tipo de favor o retribución económica de la niña rica, en principio quería su amistad y quizás ganarse su cariño porque le atraía Vane.

- Lamento haberme distanciado de tu amistad – Le dijo sinceramente.

- No te preocupes – Respondió Guille compungido.

Luego le explico que varios de sus amigos (blanquitos) habían notado que Guille se le pegaba mucho y algún comentario se les escapo en su casa. Su abuela al enterarse puso el grito en el cielo y Vane para evitarse problemas, comentarios, decidió alejarse. Si bien Vane podía lucir independiente para muchas cosas, aun la unía esa especie cordón umbilical con su familia. Guardaba gran respeto por su abuela, porque ante la ausencia de sus padres ella prácticamente la crio, esa anciana descendiente de los alemanes de la segunda guerra mundial. Así Vane durante su crianza a manos de ella asimilo varios de sus complejos nazis.

Obviamente las explicaciones de Vane, enterarse de todos sus traumas y complejos, tampoco le hacían mucha gracia a Guille evidentemente ella no decía las cosas de mala fe, pero eran chocantes para Guille notar como era visto por su abuela y amistades, así como, en parte, por la misma Vane.

- Mejor no digas más, ya me di cuenta como me aprecian en tu entorno – Dijo Guille.

- Pero yo no soy así.

- Uno es lo que hace, no lo que dice – Replico Guille.

Vane se dio cuenta que en realidad sonaba feo discriminar a la gente, seguro era partidaria en contra, hasta daría discursos. Sin embargo, su manera de actuar se contradecía con lo que decía, alejo a Guille solo para estar bien con sus amigos y su abuela.

Rompiéndole El Culo A Mili.Where stories live. Discover now