Capítulo 1

9K 79 0
                                    

Milagros era una chica simpática, de 1.65m, cabellos lacios y negro, ojos del mismo color, piel bronceada. De su cuerpo puedo decirles que era una versión a escala de Jennifer López, su trasero no era tan exageradamente voluptuoso como el de J-Lo, pero si muy apetecible. Encontré esta foto en Internet, puede darles una idea de la apariencia y formas de Mili y, a decir verdad, esta niña tiene las nalgas un poco más abultadas que las de Mili.

Volviendo al relato, nosotros estudiábamos en la misma facultad, ella siempre estaba rodeada por chicos. A mí no me llamaba la atención unirme a su club de fans, me contentaba viéndola pasearse por la facultad con sus jeans apretados y más de un pensamiento morboso cruzo por mi mente y la de muchos.

Un amigo, Javier, llego a ser su enamorado. Era un tipo divertido, pero también mujeriego. Mili conocía su fama y aun así lo acepto, quizás pensaba que su curvilíneo cuerpo cambiaría su promiscuidad. Poco me importo, yo tenía enamorada, así que pensé: Bien por Javier, y que disfruté de ese jugoso trasero por cosas del destino, seria yo el primero en disfrutarlo. Poco después coincidí con ella en un curso. Debíamos presentar informes casi todas las semanas. Yo no conocía a nadie en ese salón, creí que a Mili le iría mejor, pero al final de la clase ella se me acerco y me pregunto si tenía compañero. No me hice ilusiones, pensé que me quería agrupar con algún amigo o amiga suya que estuviera solo.

- No, todavía no tengo compañero – Respondí sin mayor interés.

- Bueno, yo tampoco te parece si lo hacemos juntos.

Tome sus palabras en doble sentido, me hubiera abalanzado para hacerlo ahí mismo, pero no se refería a eso. Mili se dio cuenta de cómo sonó su propuesta y antes de que yo dijera algo.

- Me refiero al trabajo. No seas mal pensado – Dijo sonriendo, un poco sonrojada.

- Si, me parece bien – Respondí devolviéndole la sonrisa.

Así nos fuimos haciendo amigos. Íbamos a su casa o a la mía a hacer los informes y presentarlos casi a la hora de entrega.

Casi al final del ciclo, Mili fue a mi casa a terminar un informe, creímos que nos tomaría tiempo, así que decidió quedarse. El trabajo no fue difícil, terminamos a las 2 de la madrugada. Pensé que se iría, hasta ofrecí llamarle un taxi, pero Mili prefirió quedarse. Se habían escuchado casos de taxistas violadores últimamente, usaban un polvillo para adormecer a sus pasajeras y luego se deleitaban con ellas. Hoy agradezco que se quedara y maldigo mi torpeza por casi dejarla ir. Nos quedamos conversando en mi cuarto, le ofrecí un refresco, pero.

- ¿No tendrás un vino? – Me pregunto con sonrisa coqueta.

Baje al primer piso, saque un par de botellas del mini-bar, cogí unas copas de la cocina, sin hacer ruido, porque mis padres dormían y no quería aguarme la fiesta.

Con el vino, la conversación fue más amena. Nunca hablamos de cosas personales pero esa noche hablamos hasta de sexo. Me hizo prometer que nunca le contaría a nadie lo que esa noche hablamos (después me haría prometer que no le contara a nadie lo que hicimos). Aunque un poco cohibida al principio, luego fue hablando sin complejos. Con el vino en la sangre y la conversación sexual, mi pene iba endureciendo, más aún con Mili y su redondo trasero hundiéndose en mi cama. Temí que fuera evidente lo tieso que tenía mi entrepierna. Llego el momento de hablar de Javier y como les iba en la cama. Con una copa más de vino y bajo otra promesa solemne de silencio de mi parte, me hablo de sus intimidades con él.

- Bueno sí, es evidente que ya lo hemos hecho, varias veces – Me dijo sin tapujos.

¡Maldito suertudo!, ¡Llevan poco tiempo juntos y ya lo hacen como conejos! Ella noto mi expresión.

Rompiéndole El Culo A Mili.Where stories live. Discover now