• Capitulo 41 •

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Amaba él clima. Recién va entrando la primavera y estoy bastante conforme con él. Tengo dos semanas aquí y estoy enamorada dé ella. Lamentablemente teníamos qué regresar a Buenos Aires y eso era en exactamente tres días.

Hoy vendría alguna familia de Rugge a cenar, había dejado de verlos por cierta razón. Entre otras cosas aún no se quien es está chica, Lucia, la última vez qué Rugge me preguntó me limité a decirle de que se trataba simplemente de qué pronto estaría en mis días y qué sólo era eso la causa de mi mal humor.

Es que la hubieran visto era rubia, alta, ojos perfectos y bueno... me dejó pensando bastante. Prefiero ya no darle mas vueltas al asunto, me limitaré a quedarme con la intriga. Término de ayudarle a Anto con lo qué estaba haciendo, término lavando mis manos y secándolas para sentarme en la pequeña isla qué tiene en medio dé la cocina.

—Bueno, sí quieres puedes irte a descansar. Saldré con unas amigas a tomar un café y ya regreso... igual no se sí quieras acompañarme...—

—No, yo aquí me quedo...— Rugge había salido con Leo, por la tarde iríamos a ver un partido de fútbol que tenían y ya llegaríamos para la cena... así qué mejor me alisto. —Muchas gracias, Anto— le digo.

—Denada, querida— me sonríe —Cualquier cosa no dudes en llamarme— asiento conforme. Sale de la casa y yo me terminó de dirigir a la habitación qué estoy compartiendo con Rugge.

Recién son las dos, según a lo qué me habían dicho él partido era a las cinco y que vendrían por mí media hora antes. Pongo una alarma en mi celular a las 3:15, me recuesto en la cama y término durmiendo.

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¿A quién se le olvida cuando está poniendo una alarma qué su teléfono tiene formato 24 hrs? Sí, solamente a mí me pasan esté tipo dé cosas.

Son las cuatro de la tarde, en treinta minutos los chicos estarán aquí y ni siquiera me he metido a bañar. Pongo lo qué he escogido para ponerme en la cama y me dirijo al baño, hago todo lo de rutina en menos de 15 minutos. Me apresuro a salir y secarme para ponerme la ropa, no me va a quedar mas qué dejarme él cabello al natural.

Me maquillo muy poco; rimel, gloss, corrector y ceja. Todo en tiempo record. 4:35. Tomo uno de los bolsos qué traje y pongo mi celular, el gloss y mi cartera. Mi celular comienza a sonar, deduzco que es Rugge por lo cual no dudo en contestar.

—¿Sí?— es lo primero que digo.

—Estamos afuera, ¿estás lista?—me pregunta.

—Ehm, sí. Ahora salgo— le digo.

—Vale— suenan los tonos qué la llamada ha sido colgada y tomó él bolso para salir dé la habitación. Miro qué Leo se baja del lado del conductor y se pasa al asiento trasero. Así qué caminó hasta la puerta qué dejó abierta para subirme.

—Hola, ¿cómo les fue?— le doy un corto beso en los labios a Rugge y le sonrió a Leo.

—Bien, amor— dice Rugge. Emprende camino a no se donde, porque claramente no conozco mucho del lugar.

Llegamos a una zona deportiva donde hay un par de gradas y una cancha de pasto en el centro. Ya hay gente sentada.

—¿Gli ho detto che era la semifinale?— dice Rugge.

—Quindi dipende da cosa succede— miró a Leo asentir. Se qué hablan de una semifinal.

—¿Puedes explicarme?— le digo a Rugge.

—Leonardo va a jugar una semifinal— dice encogiéndose dé hombros. —Cuando a mi me tocaba jugar, había bastante gente y bueno siempre sí se juntaba mucho público y es muy importante qué gane—.

Me vas a ver ||Ruggarol Where stories live. Discover now