31. Maldito karma

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Nick me pone los ojos en blanco mientras me escucha. Me quedo plantada delante de él sin lograr decir ni una palabra más, y él se limita a cruzarse de brazos con la misma expresión de cansancio y hastío que estropea sus bellas facciones, y con la que me ha respondido por minutos durante los últimos regaños de la noche.

—Ella no se va a morir —dice más como un recordatorio que como un consuelo—. Hierba mala nunca muere.

Me subleva su actitud.

—No digas eso.

—Lucía no es la novia de nadie, por cierto. Mi hermana te dijo eso para que no te acerques a Gabriel.

—Ya sabía.

Me doy cuenta de algo, está muy conversador hoy. Bueno, esta noche. Carolina y Sarah tardarán una hora en llegar, así que puedo aprovechar este tiempo para conocerlo un poquito mejor, o... hacerle preguntas obvias y jugar a tensar la cuerda.

—¿Sabes por qué a Daniela no le caigo bien?

—A Daniela no le cae bien nadie que sea mejor que ella.

—¿Ah?

Esa no es la respuesta que esperaba, pero supongo que es la única razón retorcida que aplica en ella. Me siento algo halagada; sólo un poco.

—La lunática de mi hermana piensa que Lucía le pertenece a Gabriel. Quiere verlos casados o algo así.

—No le digas así a Lucía —lo regaño.

—Es una puta, y la otra es una zorra.

—¡Nick! —le grito—. ¡Deja de hablar así de tu familia!

Sus ojos dejan de lucir expresivos y adorables en un instante. Esta persona que se mostró de lo más atenta y considerada conmigo, en este momento, me está pareciendo un ser despreciable.

—¿Conoces a una tal Valeria? —me atrevo a preguntarle... a la única persona que tiene motivos suficientes para engañarme y salir bien librado.

—¿Qué? —ladea la cabeza mientras procesa mis palabras.

—¿Valeria? —vuelvo a preguntar—. Porque tus hermanos y Lucía sí conocen a una tal Valeria.

—No. No conocí a nadie con ese nombre.

—¿Por qué hablas de ella en tiempo pasado? —No me responde. Bufo y paso la punta de mi lengua por mis dientes frontales, harta de sus engaños—. Me estás mintiendo.

No tiene tiempo de hablar u objetar ningún sonido. Yo tampoco. Giro el cuello y descubro a Raúl vomitando en la misma almohada que sostiene su cabeza. Ojalá sea lo último que salga de su boca esta noche.

Por desgracia no será así, pero ya llegaremos a eso.

—¿Fue Lucía?

—¿Cómo? —Vuelvo la cabeza y lo miro.

—¿Lucía te dijo eso? ¿Qué más te ha dicho?

—Nada.

—Me estás mintiendo.

—No es verdad... Ash...

Me enerva está discusión.

—Mira —digo—. No tengo tiempo para esto ahora. Tengo que despertar a Raúl, lo que menos quiero es que quede como un borracho, patético y drogado frente a su madre.

—Me imagino.

—¿Qué dijiste?

—Suerte para levantarlo.

Así Son Las Cosas [Así somos #1] ✔️Onde as histórias ganham vida. Descobre agora