47. Las bombas del final.

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Caminaba por los pasillos de la facultad lentamente mientras escuchaba música, recibía algunas miradas y susurros por parte de las personas a su al rededor pues el "chisme" ya merodeaba por toda la universidad. Vio a su profesor de lejos mientras tenía unos papeles en la mano y sonrió, corrió hacia él con esperanza de que fueran los que hace rato estaba esperando.

—Profesor Lekker —saludo cuando estuvo a su lado con una sonrisa.

—Clapton cariño que gusto verte, justo en estos momentos iba a mandarte a llamar —sonrió y desacomodo su cabellera roja—. Entrégale esto a Samiel y estos son los tuyos. Felicitaciones —ambos sonrieron y Clapton salto de felicidad para luego abrazar al profesor.

Corría y saltaba por todo el lugar verde de la facultad buscando a los ojos verdes de Samiel. Grito su nombre cuando entro la cabellera del hombre despelucada, él miro a la mujer y mordió sus labios fuertemente.

—Samiel.

—Clapton.

Silencio.

—¿Pasa algo? —pregunto Clapton mirando su rostro con ojeras.

—Eso debería preguntártelo a ti, ¿qué pasa? —la mujer carcajeo y Samiel sólo sonrió flojamente.

—Mira, ya llego todo —sonrió con alegría y Samiel la tomo con miedo.

—Clapton dime algo —guardo la carta en su mochila y luego se acercó peligrosamente a ella—. Dime que también sentiste lo que yo sentí esa noche.

—¿De qué hablas? —dio un paso hacia atrás pero Samiel la tomo de cintura.

—No te hagas por favor —cerro sus ojos y apoyo su frente en la de ella—. Dime que también se te movió el estómago con el contacto de nuestros labios.

—Samiel ¿qué? —se apartó del hombre completamente mientras tenía la mirada confundida—. ¿De qué hablas?

—Del beso, de nuestro beso —trago saliva—. En la discoteca, mientras nuestros cuerpos danzaban y nuestros labios también.

—Yo no te bese, Sam... —el hombre se acercó con rapidez y tomo el rostro de Clapton entre sus manos miro con ternura todo su rostro y finalizo en sus labios.

—Quiero hacer que lo recuerdes —susurro.

—No, no puedo recordar algo que no paso —negó suavemente mientras estaba perdida en sus ojos—. No puede haberte besado, no puede hacerle infiel a Marco.

Esa frase fue como la gota que rebasó el vaso. Samiel cerró fuertemente sus ojos y negó con la cabeza mientras quitaba suavemente las manos del rostro de la mujer, los abrió y la vio tan inocente. Lamió sus labios y pasó sus manos por su cara.

—No seré la persona que arruine su relación, lo lamento —mordió el interior de sus cachetes y camino por otro lado.

—A que te refieres —lo tomo del brazo con fuerza haciéndolo girar.

—Nosotros nos besamos Clapton, tal vez no lo recuerdes por que estabas muy ebria. Me dejo llevar por mis sentimientos y me ilusiono rápido, al igual que tú. Parece que queremos tanto a una persona que no sabemos cuánto daño nos hace, sin saberlo nosotros —tomo aire y la miro a los ojos—. Yo quiero que usted sea la mujer de mi vida.

—Samiel...

—Pero usted esta tan ciegamente enamorada de Reus que no nota algo que lo carcome a él por dentro —se zafó con delicadeza de su agarre—. Nos vemos en el otro país.

 

—¡Fuck! —grito por cuarta vez en el espejo mientras acomodaba el moño de su corbata.

—¿Quieres que te ayude con eso? —pregunto la menor entrando a la habitación después de tantos insultos en inglés.

—Amor, hola ¿acabas de llegar? —pregunto mientras veía como se acercaba y posaba sus manos en su cuello.

—Sí, te escuche desde la cocina —ambos rieron. —, Ya está. —sonrió y Marco picoteó sus labios— . ¿A dónde vas?

—Los jugadores tienen una reunión benéfica. Vamos a ir la mayoría de los equipos que participan en la Bundesliga —acomodó su Rolex.

—¿No dejan llevar pareja? —pregunto en broma y Marco la miro por un momento mientras sentía dolor en todo su cuerpo.

—No —mintió—. Nadie llevara sus parejas sólo es para jugadores—ladeo sus labios y miro el reloj—. Se me hace tarde.

Se acercó a la mujer tomándola por la cintura y Clapton lo tomo por el cuello para luego besar sus labios con deseó, cerró los ojos y respiro el aroma que emanaba el rubio.

—Te amo —susurro mirándolo a los ojos. Espero alguna respuesta pero no la recibió, quitó sus manos del cuello y Marco camino hacia la puerta.

—Nos vemos —se despidió y cerró la puerta.

Se quedó mirando hacia la nada por varios minutos y luego se tiró en la cama con los brazos abiertos. Coloco una canción de una banda de Jazz reconocida en Alemania y se quedó mirando el techo.

Por su cabeza pasaban millones de preguntas pero sabía que ninguna de ellas iba a ser respondida. En un momento a otro las lágrimas empezaron mojar sus mejillas y los jadeos empezaron a llenar la habitación donde ambos se amaban.

Cerró los ojos y recordó cada momento con el rubio.

Una mirada. Una pregunta con fotografías. Una idea que cambiaría la vida de ambos. Unos intentos absurdos de acercamiento. Una preocupación. Una burla con la palabra "amigo". La primera pelea. La primera disculpa. El famoso "te necesito en mi vida, Clapton". El primer favor de nunca dejarlo. Sus celos irracionales y luego la verdad de ellos. "Me gustas Clapton". Los nervios de hablar con él. Su primer y perfecto beso. Sus secretos. Su mirada al negar tener vacaciones con él. Las noticias que partieron su corazón ilusionado. El apoyo, su apoyo en los momentos difíciles. Un golpe de defensa. Unos caballos, fotos, sol, verde, besos. Un baile. El "Déjame amarte". Su primer beso como pareja.

Caroline. Las mentiras. El deseo. Los comportamientos extraños. El te amo y los cuerpos siendo sólo uno. La verdad. Las lágrimas que derramo por él. Su sonrisa. Y luego no había nada.

Absolutamente nada nuevo en la relación, sólo habían cosas que dañaban el alma. Te amos sin respuesta, comportamientos diferentes y difíciles, mentiras y más mentiras.

Suspiro y repasó las nuevas cosas. Abrió los ojos rápidamente soltó el aire de sus pulmones.

—Él no puedo hacerme eso —susurro—.  Él no puede hacerme eso.

Te salve, ¿O tú me salvaste a mí? | Marco ReusWhere stories live. Discover now