45. Pertenecer.

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—No —murmuro con voz ronca moviendo su cabeza un poco tratando de negar los besos húmedos que daban por todo su cuello—. Marco... —murmuro al sentir como el rubio colocaba su mano en su vientre y se acercaba a ella, sus manos empezaron a bajar por sus piernas de arriba para abajo, los besos siguieron y los gruñidos de ella también.

—Buenos días, crvena —susurro en su oído con los ojos cerrados mientras seguía disfrutando como sus manos recorrían sus suaves piernas.

—Háblame en un idioma que sepa —dijo sonriente y se tapó la cara con la sábana que cubría su cuerpo.

Marco abrió los ojos rápidamente y se levantó. Se sentó en la punta de la cama y miro a la mujer, sus cabellos chocolates estaban esparcidos por toda la almohada y su cuerpo estaba cubierto por la seda blanca. Trago saliva y sintió un ácido en su estómago, paso sus manos por su rostro y término suspirando para levantarse.

—¿A qué horas llegarás hoy? —pregunto Marco llevando su bolsa deportiva a su hombro.

—No lo sé, tengo clase hasta la tarde pero tal vez me quede adelantando proyectos —coloco su suéter y reviso su mochila.

Ambos llegaron juntos al parqueadero sin tener algún contacto, suspiraron a la vez y se miraron por un tiempo donde se sintieron extraños. Marco lamió sus labios y acomodó su cabello mientras que Clapton estaba tímida e incómoda en la situación, cosa que nunca le había pasado con el rubio.

Reus dio un paso para acercarse a ella y tomo su cintura, suspiro y apoyo sus labios en su frente quedándose por un tiempo ahí.

—Que te vaya bien —dijo mientras cerraba sus ojos con un sentimiento de dolor.

—Igual para ti —sonrió y se apartó de él, quiso alcanzar sus labios pero Marco giró su cabeza y estos se posaron en su mejilla recién afeitada. Frunció el ceño pero quitó la expresión rápidamente de su rostro con una sonrisa floja y se alejó de él mientras movía la cabeza suavemente y apretaba sus labios. Se despidió con la mano y montó su vehículo.

Marco caminaba sin ánimo por el pasillo mientras que pasaba su mano por su rostro, no sabía que era lo que le pasaba. En realidad si lo sabía, sólo que no era capaz de pensar en ello mejor y buscar una decisión.

Sus compañeros -los cuales sabían cuál era el estado de ánimo desde que la mujer se había marchado- lo miraron expectantes sobre alguna nueva noticia de ella. Coloco una bufanda en su cuello y empezó a estirar sus piernas.

El grupo que lo miraba empezó a lanzar a Kevin Großkreutz para que fuera a dirigirle la palabra, Kevin llego caminando torpemente y se sentó a su lado mientas lo imitaba.

—¿Cómo estás? —pregunto con una sonrisa.

—Volvió ayer en la tarde casi noche, si eso es lo que quieres saber —dijo sin mirarlo a la cara y se levantó para disponerse a trotar.

—¿Qué paso? —pregunto Kevin a su paso mirándolo a la cara.

Marco suspiro y apretó los labios. —Nada.

—¿Entonces por qué estas así? —paro el trote.

Cerró sus ojos llevando su mano a la cara y la froto, miro a hacía el lado derecho y luego hacia el izquierdo, una sonrisa inocente se escapó de sus labios y empezó a caminar a esa dirección. Kevin frunció el ceño y posicionó sus manos en su cintura mirando como su mejor amigo se acercaba a la mujer que también estaba sonriente, sus compañeros llegaron y miraron a la dirección donde Marco estaba, la mayoría frunció el ceño y miraron con atención a los dos.

—Hallo crvena —musito Reus tímido y con una sonrisa en su rostro. 

—¡Cuatro días, en cuatro días Clapton! —dijo con emoción Samiel mientras saltaba como un niño pequeño—. Iremos a celebrar.

—¿Qué horas son? —pregunto mirando el cielo y luego montándose a su automóvil.

—8:12 pm.

—Marco debe estar en casa esperándome, le dije que acababa en la tarde —ladeo sus labios mientras prendía su automóvil.

—Vamos Clap —tomo sus manos llamando su atención. —, solo por hoy. Tenemos que celebrarlo —sonrió y Clapton lo miro por un momento, no había notado los varios lunares que Samiel tenía en su cuello, era como un camino perfecto para besar.

—Está bien —dijo sin pensar y con una sonrisa.

Ya eran las tres de la mañana y el alcohol estaba disfrutando de su torrente sanguíneo y la nicotina de sus pulmones, la música electrónica llenaba sus oídos y la ensordecía pero aun así su cuerpo se movía con el ritmo, su cabeza le dolía pero aun así disfrutaba de la discoteca, acompañada por demás personas bailaban en la pista sin importarles que parecían personas con problemas.

—¿Estas disfrutando? —dijo Samiel en su oído mientras la tomaba de las caderas para bailar con ella.

La castaña que estaba despaldas del hombre sonrió y acepto con su cabeza, empezó a mover las caderas y sus manos las subió para tomar por detrás el cuello de Samiel, lo acerco a su cuello y este escondió su rostro y empezó a dar besos cortos por la parte derecha de su cuello. La intensidad de la música, sus cuerpos juntos friccionándose, el alcohol, la emoción, hizo que los dos se volvieran locos. Clapton se volteo rápidamente y lo miro a los ojos.

—Quiero pertenecerte. 

Te salve, ¿O tú me salvaste a mí? | Marco ReusWhere stories live. Discover now