44. "No existe más nosotros."

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—¿Todo listo? —pregunto el joven abrochando su cinturón de seguridad.

—Todo listo —afirmo Clapton mirando la parte de atrás de su auto al ver las cajas ordenadas.

—¿Segura de lo que vas a hacer? —la miro con las cejas encarnadas haciendo que sus ojos se vieran más oscuros.

—Quiero saber cómo termina esta historia, Samiel —lo miro y luego le sonrió. Predio el motor de su auto y emprendió su camino devuelta a Dortmund.

—Tienes lo más importante ¿cierto? —dijo cuando estuvieron frente a la casa de su amigo, miro las cosas que tenía en sus manos y busco con la mirada los papeles.

—Estás loca si crees que voy a dejar nuestro futuro abandonado —le mostró los papeles agitándolos—. Estaré aquí por si me necesitas, llámame si algo, corregiré algunas cosas —sonrió y se acercó a darle un beso en la mejilla—. Espero que todo salga bien para ti —le susurro y luego salió.


Clapton suspiro y empezó a manejar de vuelta por las carreteras de Dortmund, extrañaba las calles antiguas de la ciudad y la civilización. Había pasado cuatro días en los que había pasado lejos de todo, lejos de los problemas, lejos del ruido, lejos de muchas cosas. Estuvo cerca de la tranquilidad, de la inspiración, de unos nuevos futuros sentimientos, de un futuro que estaba en unos papeles, estuvo cerca de Samiel, de una persona que demostraba que la respetaba y la amaba.

Apretó el volante cuando se dio cuenta que estaba ya en el parqueadero del edificio de Marco, tomo aire y bajó de su auto. Con valija en mano entro a la caja metalizada y apretó el número del piso. Cerró sus ojos apoyando su cabeza en las paredes de este y espero con paciencia, las puestas se abrieron y ella salió. Saco su teléfono de su bolsillo y miro la hora, luego reviso algunos mensajes y vio la última conexión de Reus, justo hace dos minutos, no le había a escribir ni a llamarla después de lo último. Tomo la valentía e inserto las llaves en la cerradura, abrió la puerta y se adentró a la casa con miedo.


—¿Marco? —dijo por todos los rincones de la casa pero no había huella del jugador.


Repasó la casa por una vez más dejando que los recuerdos volvieran a su mente, deseaba que sus labios tuviesen contacto con los de él y con cada pedacito de su piel. Tomo asiento en donde una vez le dijo que nunca lo abandonaría y jugo con sus dedos. Ahí estaba ella, esperando, cumpliendo su promesa, de que no lo abandonaría, de que estaría con él siempre, pase lo que pase.

El sonido de unas llaves contra la puerta hizo que levantara con una sonrisa y sus manos empezaran a sudar. Unas risas empezaron a inundar el lugar y ella encarnó la ceja y su sonrisa se fue.

La puerta abrió por completo y mostró a un Marco Reus muy sonriente -bastante- sosteniendo su estómago junto a unas manos que lo cubrían, al parecer Marco no se dio cuenta de su presencia y siguió riendo mientras seguía entrando para dejar ver a la pelirroja riendo juntó a él.

Las risas se fueron a pagando poco a poco cuando empezaron a repasar las cosas que habían en la sala.

Un suéter -de Clapton-

La valija que ella se había llevado.

Y luego estaba ella mirándolos, las risas se acabaron por completo dejando todo en silencio.

Marco trato de formular alguna palabra pero su nudo de la garganta no lo permito, sintió ganas de vomitar al verla en el lugar, donde parecía confundida e indefensa.


— ¿Clapton? —dijo Genovinne mirándola extrañada, se acercó a ella y la abrazo—. Nos tenías preocupados a todos ¡Dios mío! —exclamo. —, ¿estás bien?

—Todo perfecto —sonrió forzadamente mirando los ojos de la mujer.

Genovinne la volvió a abrazar y luego se separó de ella, camino con lentitud donde estaba Marco mirando la escena y se despidió de él dejándolos en privado.

—Hola —musito Clapton con una sonrisa floja mientras que con una mano sostenía su brazo y este lo saludaba.

—Clapton... —logro decir suspirando.

—Marco... —ambos se acercaron pero no se tocaron.

—¿Dónde estabas? —pregunto mientras subía su mano suavemente para tocar su rostro pero no hizo ningún contacto.

—En un lugar, donde te relajas —pauso mirando la mano del rubio deseando que la tocara. —, donde descubrís las cosas y de despejas de todo.

—Espero que ese lugar te haya hecho pensar sobre nosotros —lo había dicho con un dolor en su pecho, torturándose a sí mismo por esperar la respuesta de la mujer donde él se imaginaba que podría ser un "No existe más nosotros."

—Pensé mucho sobre eso —afirmo. —,  no podía dejar de pensar en eso Marco, siempre estás aquí —puso su dedo en su sien. —, es casi imposible sacarte.


Ambos rieron.


—Tampoco lo puede hacer yo —su mano toco su rostro y ambos se erizaron, atrajo su cabeza contra la de él juntando sus frentes—. Entonces... —pregunto sintiendo como si tuviese su corazón en su mano.

—Bésame —pidió como una súplica.

—Decime primero lo que pensaste —pidió en el mismo tono que ella.

—Esto es para siempre, Marco —susurro.


Aquellas palabras le llenaron el vacío que tenía en su interior, sintió una felicidad en cada parte de su cuerpo. Sintió como algo le hacía cosquillas en todo su cuerpo, se sintió en el paraíso, se sintió salvado.

Pero al mismo tiempo sintió algo que lo empezaba a carcomer por dentro. 

Te salve, ¿O tú me salvaste a mí? | Marco Reusजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें