43. "Por los que queremos olvidar."

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12 minutos después de que Clapton se marchará.

Suspiro dejando caer sus hombros hacia delante y todo su peso, pasó sus manos por su cabello y mordía su labio. Cerró sus ojos con fuera al momento en que todo volvió a repetirse en su cabeza, si definitivamente lo había vuelto a arruinar todo. Se tiró en el sillón mientras su mirada se perdía en los troncos quemados de la chimenea, no pensaba en absolutamente nada, estaba en un estado de inconsciencia. Sabía que era su culpa de que ella se marchara, sabía que fue su culpa volver a ver a Caroline, pero no se arrepentía de ello, nunca lo haría. Volver a ver a esa mujer había causado que él entendiera sus sentimientos y a cómo enfrentar el pasado.

Tiro su cabeza hacia atrás recostándola en el sillón y tomo aire, busco su celular en sus pantalones, llamo y texto a la mujer sabiendo que no iba a recibir respuesta por parte de ella -pero le quedaba algo de esperanza-. Cerró sus ojos esperando que cuando despertara todo hubiese vuelto a la normalidad y que todo el peso que tenía encima se fuera.

Los golpes constantes en su puerta hicieron que gruñera y se levantará de mal ánimo, camino perezoso hasta la puerta y la abrió. Su mejor amigo con una sonrisa gigante lo abrazo y entro con la emoción que siempre emanaba.

—COCAINE hoy. Ponte lindo —bromeo y se sentó en donde él permaneció por algunas horas.

—No tengo ganas —musito caminado por el apartamento hasta sentarse a su lado—. No quiero.

—Marco, no te pregunte si querías ir. Tienes que ir —se levantó de un salto y tomo de su brazo para halarlo.

—Fornell, te dije que no quiero ir —hizo fuerza en su miembro izquierdo para soltarse de las pequeñas manos del castaño, este bufo y cruzo los brazos esperando la explicación del por qué —. Pelee con Clapton —dijo colocando sus manos en su rostro. —, y creo que terminamos...

Marcel frunció su ceño para no liberar una sonrisa traviesa que sus músculos querían formar, por una parte le alegraba saber que la mujer ahora estaba soltera pero por otra parte se sentía mal por el estado de su amigo.

—Mejor —dijo sin importancia, Reus lo miro y se levantó para darle un golpe en su brazo—. Es broma, lo lamento hermano —coloco su mano en su espalda—. Vamos, tienes que liberar todas tus penas.

—Sabes que no tomo alcohol —le informo con desagrado.

— ¿Quien dijo que para desahogar tus penas necesitas alcohol? —pregunto con cara picara lo que produjo que Marco lo volviera a golpear.

—Me odia —camino con cansancio a su alcoba y se sentó en la punta de la cama mientras miraba como su amigo sacaba alguna de sus prendas. Marcel lo miro con la ceja encarnada esperando que siguiese hablando—. Mamá le dijo que fui a ver a Caroline.

— ¿Fuiste a ver a Caroline? —Pregunto sin ninguna sorpresa en su rostro.

Marco acepto con la cabeza ladeando sus labios y se levantó quitándose la camisa para entrar a darse una ducha. Marcel miro como el rubio entraba sin ganas al cuarto blanco y suspiro, tomo su teléfono y mandó un mensaje.

Personas que Marco jamás en su vida había visto lo saludaban y le ofrecían la mano, algunos en casos exagerados hacían la expresión de alabanza mientras se tiraban al suelo.

Se sentó en el mismo lugar que siempre, la esquina del pub en la zona VIP que ya hasta tenía su nombre, se sentó sin ganas escuchando las conversaciones de sus amigos, sonreía cortésmente ante los comentarios de ellos que hacían que la mayoría carcajeara, pero él no.

Inflo sus cachetes liberando el aire de sus pulmones y tomo una copa, la dejo en la mesa y miro como la mayoría desaparecía con mujeres para entrar en la pista. Deseo que ella estuviese a su lado, que lo tomara de la mano y lo levantara coquetamente para que ambos menearan sus caderas en la pista y tal vez le susurraría cosas depende de la intensidad del baile.

Trago saliva guardándose las ganas y empezando a caer en cuenta que ella tal vez no iba a volver.

Salió del lugar asfixiado por el nudo en su garganta y el sentimiento que lo inundada, tomo aire que quemo sus pulmones por la helada que estaba haciendo esa noche, tomo su celular y sonrió con nostalgia al ver la fotografía de sus piernas rodeando las suyas, desbloqueo el teléfono y reviso sus cosas, decidió llamarla cuando en su estado decía "online"

Guardo con fuerza su teléfono en su bolsillo y mordió sus labios hasta el punto que pensó que iban a sangrar, se sentía lleno de las emociones que no sabía que si podía tranquilizar.

"Si te amara, ella se hubiese quedado y te hubiese escuchado."

"Si la amaras no le hubieses mentido."

Dos vocecitas dijeron en su mente haciendo que él con fuerza abriera la puerta del pub, busco la barra y pidió una copa pequeña, el barman sirvió en la pequeña copa un poco de licor, Reus bufo y tomo la botella, le hizo una señal con desagrado para que se fuera y así lo hizo.

Una, dos, tres, diez, once. Ya no sabía cuántas copas iba pero si sabía que su cabeza le dolía lo demasiado para no poder caminar. Dejo la botella que estaba a la mitad a un lado y pasó sus manos por su rostro, entrelazó sus manos en su nuca y se quedó por un tiempo así.

—Marco Reus en un estado de embriaguez, tal vez vaya para primera plana —comentaron a sus espaldas, Marco bufo y negó con la cabeza al reconocer la voz. Sonrió al ver que la pelirroja se estaba sentando a su lado.

—Espero que no lo hagas, porque vas a salir conmigo —le lanzó una copa llena del líquido y ella jugo con él en sus dedos mirándolo—. Genovinne Bournissen y Marco Reus salen de un pub en estado de embriaguez —dijo levantando la copa y luego la tomo de un sorbo.

—No creo que eso sea agradable para Clapton —tomo la copa y llevo su líquido a su boca.

Marco hizo una mueca y negó con la cabeza mientras estiraba sus labios.

—Por los que siempre arruinan las cosas —levanto su copa con una sonrisa lo que hizo que la pelirroja sonriera y también la levantara.

—Por los que siempre arruinan las cosas —repitió lo que había dicho el rubio y ambos sonrieron.

—¿Hace cuánto estas aquí? —pregunto Reus mirándola.

—No hace mucho, pero si he tomado un poco —carcajeo.

Marco sonrió viéndola, la observo de arriba para abajo, era una mujer muy guapa demasiado para que nadie estuviese interesado en ella. Lo que le extrañaba a él.

—¿Tenes novio?

Nein —dejo salir un chasquido con su lengua al terminar la oración—. Soy viuda, mi prometido murió cuando iba para la iglesia.

—Lo lamento —tomo el brazo de la mujer mirándola con compasión. Genovinne negó con la cabeza haciendo una sonrisa. Lo miro a los ojos y recordó algo, mordió sus labios y lleno la copa de ambos.

—Por los que queremos olvidar —levanto su copa.

—Por los que queremos olvidar —repitió—. Y por los que se nos hace difícil.

Susurro y la miro como si estuviste guardando un secreto de ambos.

Te salve, ¿O tú me salvaste a mí? | Marco ReusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora