El puño de la muerte

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El sonido hipnótico del oleaje bañando la fina arena de color caramelo tranquilizaba el corazón de Melione, la cual se encontraba tumbada en la arena adormilada

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El sonido hipnótico del oleaje bañando la fina arena de color caramelo tranquilizaba el corazón de Melione, la cual se encontraba tumbada en la arena adormilada. El graznido de las gaviotas que estaban sobre las piedras acompañaban el momento de paz que disfrutaba junto a su amada.

Melione estaba tumbada junto a su reina, ambas cubiertas por una carpa para que no les diera el sol directamente. La joven castaña llevaba un bañador rojo confeccionado solo para ella, de una tela impermeable que se ajustaba a cada uno de sus músculos, mientras que Nathair llevaba un enterizo de color blanco que hacía resaltar su cabello.

Al verla ella se había extrañado de que estuviera tan tapada y su pareja le había explicado que los rayos del sol eran demasiado para su piel y su sangre que debía de estar siempre fría. Pero como no quería perderse la playa junto a ella había decidido ponerse aquel inusual traje de baño.

Melione se dio la vuelta sobre la toalla que le servía de tumbona mientras la hembra rubia leía un libro. Absorta en sus propios pensamientos miró su mano derecha, en ella llevaba un anillo dorado con una única incrustación, una piedra de cristal de color rojo que simbolizaba el pacto con Nathair. Su reina los había encargado para ambas y al verlos no pudo evitar sonreír, eran tan bonitos.

Metió su mano izquierda debajo de la arena que estaba fría bajo la primera capa y una sonrisa brotó de sus labios al notar algo duro debajo de la arena. Sacó la mano y una concha de un leve color amarillo le dio la bienvenida.

Se dio la vuelta y miró a Nathair que estaba con el ceño fruncido enfrascada en su lectura.

―Mira lo que he encontrado.

La hembra rubia levantó la mirada del libro y sonrió de medio lado.

―Una concha muy bonita―y volvió a su lectura.

―Si lo es, ¿qué te parece si más tarde paseamos por la playa y las recolectamos?

―Una idea maravillosa, mi amor ―siguió mirando la página de su libro.

Melione no se enfadó ante la poca atención que le había brindado Nathair, era algo normal. Que ella no estuviera acostumbrada a ciertas cosas no era razón para arrastrar con ello a la hembra, pero aun así, una punzada de desilusión le atravesó el pecho.

Nathair cerró el libro de golpe sacándola de sus tristes pensamientos.

―¿Me dejas verla?

Ella sorprendida le entregó la concha.

Nathair cogió un poco de arena y su magia envolvió sus manos. La arena comenzó a compactarse en pequeñas esferas y se juntaron a la concha formando una fila. A los pocos segundos una pulsera estaba entre sus manos.

―Toma, cariño. Una pulsera con la que puedes llevar la playa contigo.

Se la tendió mientras su boca estaba abierta con una ligera sorpresa.

Trono de escamas y almas perdidas [Legado Inmortal 1]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن