Cabalgando hacía la muerte

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Melione acarició el hocico de la yegua marrón que tenía enfrente de ella

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Melione acarició el hocico de la yegua marrón que tenía enfrente de ella. El animal bufó aceptando sus caricias mientras ella sentía el tacto suave de su pelaje, el cual brillaba bajo los rayos de sol de aquella tarde de verano.

Nathair estaba enfundada en un vestido de color verde oscuro con unos guantes de montar a juego, mientras sostenía las riendas de su caballo, el cual parecía sacado de una pesadilla con su color negro como las noches sin estrellas.

Melione subió a su yegua con la ayuda de uno de los sirvientes reptiles que formaba parte de la servidumbre del castillo.

―Coghad es una yegua excelente. Algo arisca como vos, creo que os llevareis bien ―dijo la reina mientras acariciaba la crin de su montura.

Melione le dio unas palmadas en el cuello a Coghad y sonrió.

―¿Y el vuestro? ¿Es tan orgulloso como vos? ―dijo levantando una ceja.

―Bax es aún más orgulloso ―dijo riéndose.

Su corazón dio un vuelco en su pecho al oír la risa de la reina.

―Podemos comenzar a marchar ―dijo esta recuperando un tono serio.

Ambas iban en medio de una formación que estaba compuesta por veinte machos que las rodeaban. En cabeza estaba el macho que lideraba las tropas de tierra con su indumentaria marrón y su capa de color rojo.

―Recordadme porque llevamos a tantos machos con nosotras si ambas somos capaces de asesinarlos a todos.

Nathair sonrió enseñando sus dientes afilados mientras su caballo comenzaba a caminar con pasos lentos. Ella espoleó a su yegua para que comenzara a seguir el ritmo de Bax.

―Debido a que en tierras humanas no poseemos magia. Nuestra piedra elemental solo nos da poder dentro de Emyerald. Así que si nos atacan mejor que mis súbditos mueran antes que nosotras.

―¿Entonces por qué sus pendientes brillan?

Melione había observado como los pendientes de la reina brillaban con un haz de luz esmeralda y como su collar de serpiente de ojos verdes también brillaba.

―No se os escapa una. Esta mañana mientras dormíais he ido a cargar nuestras joyas con magia, tendremos algo de poder para una emergencia.

Asintió pensando que siempre era bueno tener un as bajo la manga.

Cruzaron el claro donde la hierba danzaba debido a la fresca brisa de verano que les atravesaba. Melione sintió la naturaleza y sonrió al cielo que comenzaba a tornarse de un color anaranjado. Se pasó la mano por la cabellera castaña y cerró los ojos sintiendo todo lo que la rodeaba.

Quería capturar todas las emociones que la envolvían antes de cruzar a tierras humanas, dado que no sabía que les deparaba aquel viaje y si no volvía por lo menos quería llevar al lugar de las almas perdidas un trozo de Emyerald.

Trono de escamas y almas perdidas [Legado Inmortal 1]Where stories live. Discover now