—Sí lo es.

—No me estoy riendo. — La Reina sonaba seria lo que hizo que Jack dejara de reír lentamente y se disculpó como es debido, aunque no lo sentía de verdad, sí le parecía un poco chistoso. Luego, él trató de salvar la situación.

—¿Dormiste bien? — preguntó con su familiar encanto. Le miraba desde cierta pero no larga distancia, y a pesar de que la pinta mañanera de Elsa debía ser terrible — ojos lagañosos, cabello enmarañado — Jack la miraba con una extraña y forastera intensidad. Como si el azul de sus ojos quisiera atravesarla. Qué incómodo. A pesar de que como Reina debía estar acostumbrada a miles de miradas, la de Jack Frost tenía un no sé qué que sin malas intenciones — y meramente por accidente — Elsa pronto sintió cómo se ruborizaba.

—Huh... yo... — Diablos, se había quedado sin palabras. Intentó calmarse, olvidar aquel rostro que la contemplaba, y recuperar las palabras robadas de su boca. ¿Desde cuándo le pasaba eso de quedarse sin palabras por un hombre? Y peor era si ese hombre era Jack Frost. Suspiró. — Bien, gracias. Excepto por la bola de nieve. — añadió agria.

—Lo siento, su Alteza. —dijo solo por decir, tal vez cambiaría de cara. Sabía que no era la mejor forma de despertar a alguien, pero no pueden decir que no es divertido.

—¿De veras te tienes que quedar? ¿Es muy necesario?

— Ya te lo expliqué, Elsa. — resopló. — Es una misión, no puedo irme ahora.

—¿Seguro? — tal vez si ella insistía él se iría y la dejaría en paz. Cruzó los dedos mentalmente y esperó a que saliera volando por el balcón en ese mismo instante. Pero el mundo es cruel y la vida es injusta.

—Sí. No te desharás de mi tan fácil.— le dedico su perfecta sonrisa. ¿Por qué tenía que estar siempre sonriente? No es que a Elsa le molestara, simplemente sentía que se estaba riendo de ella y no con ella. Ojalá no lo hiciera. Oh, bien. Perfecto. Ahora se estaba volviendo loca y paranoica por su culpa.

—Tres días, no más, no menos. — Suspiró pesadamente. El planeta iba a quedarse sin oxígeno si ella seguía suspirando.

—Eso lo hemos hablado. Será divertido, ya verás — la animó guiñándole un ojo.

—No puedo usar la palabra divertido en la situación.

—Elsa, ya hablamos de esto también. — no pensaba seguir con el rollo de "vete, no quiero un Guardián" y "pero eres mi misión". No, era hora de accionar. — Ahora vístete rápido que hoy será un largo día, su alteza.

—Ya veo. — rodó sus celestinos ojos rendidos. Sus intentos eran inútiles.

Dicho esto, Jack salió volando de la habitación hacia el cristalino pasillo, pero se dio media vuelta para echarle una mirada a Elsa y agregó:

—¿Estás segura que quieres ir con esa ropa tan elegante? — señaló su vestido celeste que usaba a diario desde que huyó a las montañas por primera vez. — Te aviso que iremos a las montañas, los bosques y será difícil moverse por los bosques si estas... tan... tan... —sacudió su cabeza. — arreglada. Ponte algo más cómodo.

—Pues no, estoy bien. Así me visto yo.

Elsa podía no ser la realeza más aventurera de todas, no como su hermana. Pero calladamente se recordaba que tenía que hacerle caso al chico fastidioso, aunque tuviese que caminar por el borde de un volcán, para que se fuera pronto a decirle a sus Guardianes que Elsa estaba bien y fin de la historia.

—De acuerdo, como tú digas. — Jack se encogió de hombros y se fue. Jamás entendería a las mujeres cuando se trata de ropa.

Elsa lo siguió por los pasillos del castillo de hielo a paso lento, confiado y elegante, como toda una Reina. Por otro lado, Jack revoloteaba por los aires como una polilla a la vez que admiraba el castillo.

The cold of your heart | Jelsa Fanfic [Spanish] *En edición*Where stories live. Discover now