38. La Marca

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Ninguno de los personajes me pertenecen (excepto algunos de mi invención como Audrey, Froda y otros que irán apareciendo), historia basada en las novelas de J. K. ROWLING
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En El Profeta ya no publicaban noticias de valor o verdaderas, sus artículos se basaban principalmente en alabar al Ministerio y a sus funcionarios por acciones que no realizaban.

Por esa razón Percy había decidido pagar una suscripción de El Quisquilloso, que aunque siempre le había parecido un periódico sin sentido y con noticias absurdas, últimamente era la única fuente de información imparcial a la que podían tener acceso. De hecho todos los días lo revisaba para poder leer la lista de nombres de hijos de muggles juzgados y cuál había sido su sentencia. A pesar de que tenía bien claro la fecha en la que habían citado a Audrey, se sentía más seguro al comprobar que su nombre aún no aparecía.

-Háblame de ella- la suave voz de Josephine se alzó sobre el ruido de la lluvia que golpeaba las ventanas del departamento de Percy. Éste no necesitó preguntar a quién se refería, pues sabía con exactitud qué era lo que Josephine quería saber. Decidió ignorarla y perderse nuevamente en la lectura del artículo sobre la conspiración de los Vampiros infiltrados en el Ministerio.

-Percy, contéstame, quizá pueda ayudarte- insistió ella.

-¿En qué piensas que puedes ayudarme?, ni siquiera puedes ayudarte a ti misma- espetó él enojado. No quería hablar de sus sentimientos, pensaba que podía llevar su vida mejor si solo pensaba en el presente. Además se encontraba triste por su reciente discusión con Bill, este quería que viviera con ellos en el Refugio junto con toda su familia y Percy había rechazado la oferta. Desde ese día no había tenido ningún contacto con Bill o con Fleur.

Pero al ver la mueca de dolor de Josephine y como se retraía en el sillón se apresuró a decir- lo siento, no pretendía ser tan hiriente, aunque aparentemente lo fui, es solo que no quiero hablar de algo que para mi es... personal.

-No tienes que hacerlo si no quieres, aunque debo decirte que la mayoría de las veces tiendes a sentirte mejor una vez que decides confiar- respondió ella después un momento.

Percy lo pensó. En las últimas semanas, Josephine había pasado mucho tiempo en su departamento para no tener que estar con su padre o hermano más de lo necesario. La presencia de la chica se había convertido en una constante para la rutina diaria de Percy.

Algunas veces saliendo del Ministerio iban a la Academia de música de Londres, ahí veían a un chico muggle que al principio se había mostrado reticente a ser amable con Percy, pero al parecer algunas palabras de Josephine habían bastado para que el chico Anuar se comportara de una manera decente.
Todo indicaba que entre Josephine y ese chico existía algo más que una amistad.

Pero cuando no estaban en el Londres muggle, ambos se refugiaban en el departamento de Percy. El chico dejaba en la sala a Josephine y se encerraba en su habitación por horas hasta que la bruja se retiraba.

En poco tiempo, el esconderse en su propio departamento le había parecido algo realmente  absurdo, por lo que en los últimos días decidió regresar a realizar sus labores en la sala. Para su desconcierto Josephine tomó esta acción como un incentivo para iniciar conversaciones con él.

No tenía sentido seguir ignorando las preguntas de la chica, porque aunque no le contestaba a ella, si pasaba horas pensando en lo que la respuesta que le hubiera podido dar.

-La conocí en el Ministerio- empezó él con la mirada fija en el periódico.
Josephine emocionada se irguió en su asiento y lo observó atenta.

- ¿cuándo?- interrogó la chica, pero rápidamente guardó silencio al ver la cara de Percy.

Redención ~ Percy Weasley ~Where stories live. Discover now