28. Recuerdos.

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Ninguno de los personajes me pertenecen (excepto algunos de mi invención como Audrey, Froda y otros que irán apareciendo), historia basada en las novelas de J. K. ROWLING
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Si llenaba su vida de trabajo, encontraba más fácil no pensar en el pasado. A veces se preocupaba al imaginar que se estaba convirtiendo en Scrimgeour, vivía casi todo el tiempo en el ministerio, sólo salía por las madrugadas a dormir una o dos horas, se aseaba y ponía ropa limpia para poder regresar a trabajar. De no ser por Marnie, se alimentaría solo de barras de avena, galletas y té. Pero la bondadosa bruja se prepcupaba por él, y la mayoría de las veces dejaba un poco de comida en su oficina.

Percy llevaba ya algunos días sin comunicarse con ningún conocido, a excepción de Snape, a quien mandaba cartas regularmente, aunque ultimamente no tenía mucha información que compartir.

Había decidido escribir una carta a Bill para ponerlo al tanto de lo que había ocurrido entre él y Audrey, solo para que entendiera su postura y la razón del alejamiento que volvería a tener también con él y con Fleur. No quería que Bill fuera a buscarlo. Por lo que esa mañana, sentado tras su escritorio, sacó pluma, tinta y pergamino y se dispuso a relatar todo lo que había ocurrido hasta el momento y lo que deseaba que su hermano y Fleur hicieran por él. No sabía cómo empezar la carta, ¿debería ser formal?, o exponer todo como había sucedido.



-Deberías leer tus cartas en voz alta, así sabrás cómo suena para quien las lee- Audrey miraba sobre su hombro una carta que estaba redactando a un jefe de departamento-. Aunque supongo que ésta si debe ser formal.

-Si, tiene que serlo, es una carta de trabajo- contestó él sin apartar la mirada del pergamino.

-Me has enviado cartas a mi también y son igual de formales Percy, espero que no pienses que son de trabajo- rió ella.

-Dime entonces ¿qué te gustaría que pusiera en tus cartas? - preguntó él dejando de lado el pergamino y abrazando a la chica por la cintura. Nadie, absolutamente nadie más que ella, lograba que él dejara de lado un trabajo para poder relajarse.
Audrey se sentó en sus piernas y rodeo su cuello con los brazos para después recargar su cabeza en el hueco que había entre su hombro y el cuello.

-Lo que sientes, no lo que piensas- contestó ella.

-Es más fácil describir pensamientos.

-Lo sé, ahí está lo bonito de las cartas llenas de sentimiento, cómo las que yo te mando- contestó ella dejando un pequeño beso en la mejilla del pelirrojo- ¿me quieres Percy?- preguntó mirándolo a los ojos. En ese momento Percy no sabía cómo contestar, era más que obvio que la quería y mucho, pero aún no sentía mucha confianza al expresar sus sentimientos, maldecía su timidez. Solo atinó a abrazarla y se acercó a besarla tiernamente, esperando que el gesto dijera todo lo que él sentía.



Percy pasó una mano por sus ojos, auyentando el recuerdo que le traía más tristeza que felicidad. Tenía que dejar de pensar en el pasado, le dolía hacerlo, si no estaba concentrado en cosas del trabajo, terminaba comparando las actividades que realizaba con sus recuerdos junto a Audrey.
Debió haber sido más valiente y decirle casi desde el primer momento que la quería, no dejar que ella adivinara por medio de miradas o besos. Aunque eso había servido para que ella creyera que él no estaba interesado al final.

Percy negó con la cabeza y se levantó para despejarse, debía dejar de pensar en Audrey, le estaba afectando y no ganaba nada torturandose. Regresó a su asiento y empezó la carta. Pondría exactamente lo que sentía, esperaba que así, Bill supiera que hablaba en serio. Solo por esta vez se permitiría pensar en los consejos de Audrey. Después de la carta, volvería a trabajar y dejaría de vivir en el ayer.

Redención ~ Percy Weasley ~Onde histórias criam vida. Descubra agora